OPINIÓN
Colombia: hacia un país de altos ingresos
En los últimos 20 años el país ha mostrado un cambio favorable en sus indicadores macroeconómicos.
El Banco Interamericano de Desarrollo ha venido promoviendo un diálogo con las autoridades gubernamentales, el sector privado y la sociedad civil para contribuir a una visión de largo plazo en la que destaca la oportunidad que tiene Colombia de llegar a ser un país de altos ingresos, eliminando la pobreza extrema y con una clase media robusta en el curso de los próximos 20 años. Esta visión es la que guía la estrategia del BID en Colombia, que se construye sobre temas estructurales cuya atención tomará un horizonte de largo plazo.
Los desafíos de desarrollo de Colombia giran alrededor de aumentar la productividad, mejorar la efectividad de la gestión pública y asegurar mayor movilidad social, todas ellas áreas de política que requerirán un esfuerzo prolongado en las próximas dos décadas. Para el avance y consolidación de esta visión se requiere mantener robustas políticas macroeconómicas, especialmente la fiscal y monetaria, además del ambiente receptivo a la inversión privada que ha promovido el crecimiento.
Esta agenda de desarrollo económico y bienestar social demandará un pacto fiscal para lograr mayores recursos para la inversión pública. El nivel de recaudación tributaria del Gobierno Central se ubica entre 14-15 % del PIB. Adicionalmente, las entidades territoriales recaudan entre 2-3 % del PIB, situando al ingreso tributario del Gobierno General en 16-18 puntos del producto.
Estos recursos están por debajo del estándar internacional para economías similares, que se ubica cerca de 5 puntos porcentuales por arriba de Colombia, y de países desarrollados que alcanzan un promedio de ingresos de 26 % del PIB.
Una reforma tributaria integral, con el objetivo de aumentar progresivamente los ingresos, permitiría mejorar la sostenibilidad fiscal y generar los recursos de inversión pública que apuntalen el crecimiento económico. Para esto, es conveniente que el país acuerde un pacto fiscal con el objetivo de invertir en acelerar el crecimiento de la economía, mejorar la calidad de vida de la población, la distribución del ingreso y llegar al rango de país desarrollado en el curso de tiempo de una generación.
Avances tan importantes como el que se propone han sucedido y están sucediendo en Colombia. En los últimos 20 años el país mostró un cambio favorable en sus indicadores macroeconómicos.
Comparado a la década de los 90, Colombia sumó a su tasa de crecimiento 2 puntos porcentuales en promedio, llegando a 4.8 % en 2010-14, con lo cual superó al promedio de América Latina y otros emergentes en alrededor de 1 punto porcentual. A su vez, se logró controlar la inflación pasando del 22 % al 3-4 % anual. La deuda pública, en 39 % del PIB y el balance fiscal en -2.4% del PIB, continúan en niveles de alta sostenibilidad. Entre 2000 y 2012 la inversión, mayormente privada, pasó de 14 % a 24 % del PIB y el ahorro de 16 % al 20 % del PIB.
Los indicadores sociales también mostraron un avance muy positivo. En el período 2002-2014 el desempleo pasó del 16 % al 9 %. La desigualdad, medida por el coeficiente Gini, mejoró marginalmente pasando de 0.57 a 0.54 en el mismo período. A su vez, la pobreza mostró una caída sustancial pasando del 50 % al 29 % de la población entre 2002 y 2014, y la pobreza extrema pasó del 18 % al 8 % en el mismo periodo, respectivamente.
En particular, la clase media tuvo una fuerte progresión absorbiendo una proporción significativa de hogares previamente pobres, aumentando en 18 puntos porcentuales en ese mismo período. En Colombia, desde 2002 hasta 2012, la tasa de crecimiento anualizada del ingreso real per cápita del 40 % de la población con ingresos más bajos creció a una tasa más alta (4.4 %) que la tasa de crecimiento de los ingresos per cápita de toda la población (3.4 %).
Los cambios en el empleo, los ingresos laborales y el aumento de las transferencias a la población de menores recursos impulsaron una evolución favorable de la dinámica social. Esta tendencia se debe a dos factores: crecimiento económico y políticas de redistribución.
De acuerdo a estudios del Banco Mundial y del BID, entre otras fuentes, el crecimiento económico explica entre el 70 % y 80 % de la reducción de la pobreza extrema y entre 80 % y 90 % de la pobreza moderada, respectivamente. La expansión de la clase media en Colombia ha sido impulsada por el crecimiento de los últimos veinte años.
Sin embargo, una parte de la clase media aún padece vulnerabilidades en el acceso a servicios públicos de calidad y en el nivel de informalidad económica, entre otros. El sistema de pensiones está caracterizado por una baja cobertura a un alto costo. Aun cuando el sistema de salud posee altos índices de cobertura, la baja capacidad en la prestación de servicios en el nivel primario de atención satura los servicios especializados.
Finalmente la educación presenta buena cobertura, pero adolece de problemas de calidad. En un estudio reciente del BID se muestra que Colombia posee una brecha en la provisión de servicios básicos. Por ejemplo, el agua potable sólo llega al 58 % de la población. Estas limitaciones afectan especialmente al tercio de la clase media que está más cercana a la línea de pobreza, lo que la caracteriza como clase media vulnerable. En este contexto, para auspiciar la movilidad social y el crecimiento de la clase media se requiere: (i) seguir reduciendo la pobreza, con énfasis en pobreza extrema; (ii) reducir el nivel de informalidad de la economía; (iii) consolidar de un sistema de pensiones, salud y educación sostenibles e inclusivos; y (iv) aumentar el acceso equitativo a servicios básicos de calidad.
Las cifras que utiliza el BID para definir la clase media provienen de la aplicación de una metodología de la OCDE. Otras instituciones utilizan métodos de medición que ofrecen una imagen diferente del tamaño de la clase media.
Por ejemplo, el DNP identifica la clase media con el 29 % de la población. Esta diferencia se debe al uso de denominaciones diferentes para los estratos sociales. Así, el DNP, identifica como clase vulnerable al 37 % de la población.
Sin embargo, en lo que todas las instituciones que presentan estimaciones de la evolución social del país están de acuerdo, es que alrededor del 65 % de la población está por encima de la línea de la pobreza. El Banco llama la atención sobre esta positiva evolución social que se debe especialmente al crecimiento de la economía y a los avances de todos estos años. Es por esto que la estrategia del Banco para Colombia enfatiza el crecimiento económico a través de una intensificación de la inversión pública y privada. Dicho esto, es necesario darle apoyo a la clase media que continuará creciendo en la medida que se vaya reduciendo la pobreza en Colombia. Esta es la razón por la cual la estrategia del Banco también enfatiza la mejora de los servicios públicos, la educación, la salud y el sistema de pensiones, que son los grandes soportes de este sector de la sociedad en el mundo desarrollado.
*Representante en Colombia del Banco Interamericano de Desarrollo.