Opinión
Reactivación económica 2021: ¿Ilusión o realidad?
Del buen transcurrir de estos cinco factores seguramente dependerá que la reactivación económica y del empleo sea una realidad y no una mera ilusión.
A 15 días de terminar este triste y difícil año de la pandemia muchos colombianos, entre los que me incluyo, vemos la llegada de 2021 con esperanza. Una pregunta que surge es si la tan anhelada reactivación de la economía y el empleo serán una realidad o simplemente una ilusión. Es importante, para responder este interrogante cargado de incertidumbre, recordar de dónde venimos, precisar en dónde estamos y vislumbrar para dónde vamos.
En efecto, veníamos de un desempeño decoroso de la economía al terminar 2019 con un crecimiento del PIB del 3,3 por ciento, el más alto desde 2014, y empezamos el primer bimestre de este año con resultados muy positivos que hacían prever un año más favorable para los colombianos. Sin embargo y contrario a lo previsto, en marzo se dio inicio a una terrible recesión económica como consecuencia de la pandemia.
La historia señalará al segundo trimestre de 2020 como el más infortunado para nuestra economía desde 1926, año a partir del cual se conocen estadísticas confiables del PIB. En el segundo trimestre, el confinamiento social, las restricciones de movilidad y la suspensión de la mayoría de actividades productivas impidieron que 5.371.000 trabajadores pudieran realizar sus tareas, generando un efecto regresivo en la distribución del ingreso acompañado de retroceso en el ingreso per cápita real de los hogares; terminando este periodo con una caída histórica, sin precedentes, del -15,8 por ciento y una alarmante tasa de desempleo del 21,4 por ciento.
A partir de junio el Gobierno dio señales de reapertura gradual de las actividades, lo que mejoró ligeramente los indicadores de producción y empleo. En agosto, ante la nueva oleada de cierres decretada por una mayoría de alcaldes y gobernadores, nuevamente retrocedimos. Durante el tercer trimestre la economía registró una disminución del 9 por ciento, una variación menos dramática que la registrada en el segundo trimestre. Hacia el mes de septiembre pudo entenderse más claramente que el cuidado de la salud de las personas y el cuidado de la salud, de la economía y del empleo podían ir de la mano y se dio inicio a la nueva etapa de aislamiento selectivo, con una apertura más generalizada de la actividad productiva y una lenta recuperación de los indicadores económicos.
Estamos en los últimos días de este complicado 2020 y todo parece indicar que los mejores resultados de este último trimestre hacen inferir un año venidero más promisorio. En efecto, el mejoramiento de los principales sectores productivos ha sido evidente; la disminución de la tasa de desempleo al 14,7 por ciento en octubre también lo es. La encuesta de confianza del consumidor del mes de noviembre de Fedesarrollo así lo asevera cuando indica que el índice mejoró en 5 puntos porcentuales respecto a octubre.
Entonces, ¿qué nos espera en 2021?Analistas se atreven a vaticinar que en el año entrante la reactivación se consolidará y hasta podría alcanzarse un crecimiento del PIB del 5 por ciento. Siendo optimistas, es preciso advertir que existen varios factores condicionantes para dicha recuperación. El primero tiene que ver con el comportamiento de la pandemia debido al temor que en el sector empresarial existe por eventuales nuevas medidas de restricción y cierre. Todos nos hacemos ilusiones por el inicio de un proceso de vacunación masiva, algo que no se esperaba tan pronto. Un segundo factor para esa consolidación de la recuperación económica se relaciona con la profundización de alivios y estímulos al deteriorado tejido empresarial, muchos de los cuales fueron iniciativa de los gremios, concertados y acogidos por el Gobierno nacional. La extensión de plazos en las líneas de crédito y la intermediación financiera que se logre será fundamental, como también lo será el cabal funcionamiento del crédito directo de Bancoldex para pymes. Generan también expectativa positiva las iniciativas de capitalización de empresas, la prolongación hasta marzo del programa Paef (subsidio a la nómina) y las exenciones del IVA e impuesto al consumo para el sector del turismo.
Un tercer factor que genera preocupación y del cual en gran parte dependerá la recuperación de la economía y el empleo es la anunciada reforma tributaria. Para muchos, en un deterioro tan fuerte como el que han sufrido empresas y trabajadores no hay “mucha tela de dónde cortar”, más bien nuevos tributos o la eliminación de estímulos de la actual Ley de Crecimiento Económico podrían cortar las alas al sector productivo para recuperarse y recuperar parte de los puestos de trabajo perdidos.
También, como cuarto factor que puede amenazar esta recuperación, están los costos laborales conjugados en el incremento del salario mínimo y el proyecto de reducción de la jornada laboral. Por lo cual es tan importante llevar a cabo la reforma laboral, fundamental para el futuro del empleo y la reducción de la informalidad. Finalmente, y no menos importante, preocupa entrar en un año electoral en el que el margen de maniobra del Gobierno y el Congreso disminuye para adelantar las iniciativas que el país necesita, año que se prevé de gran tensión social y política y que puede aplazar decisiones de inversión.
Del buen transcurrir de estos cinco factores seguramente dependerá que la reactivación económica y del empleo sea una realidad y no una mera ilusión.