OPINIÓN

La recentralización que pretende el Gobierno de Iván Duque. Entre la mermelada y el chantaje

Hay cosas que verdaderamente son una vulgaridad, pero las iremos mostrando poco a poco.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
27 de febrero de 2019

El Gobierno de Iván Duque ha gritado a los cuatro vientos que no están entregando mermelada y que las formas de relacionarse con la clase política están cambiando. Para justificar dicha afirmación han mostrado dos ejemplos. 1. La supuesta no entrega de puestos burocráticos a nivel de ministerio y entidades del orden nacional. 2. La no entrega de los famosos cupos indicativos, también conocidos popularmente como la mermelada.

El otro discurso que ha vendido el Gobierno es que trabajará desde las regiones y con las regiones. Es decir, en teoría, promovería la descentralización, permitiendo mayor autonomía para que los entes territoriales puedan decidir en qué invertir sus recursos y obviamente dotarlos de mayor capacidad de recaudo. El presidente Iván Duque, en sus talleres Construyendo país, es lo que más promete.  

Pues bien, como siempre, todo es una gran mentira, dice una cosa y hace otra. O mejor, dice una cosa allí, dice otra allá y dice otra aquí, y termina haciendo algo totalmente diferente a las tres cosas que dijo anteriormente.

La explicación es la siguiente: según los artículos 27 y 28 del proyecto de Plan de Desarrollo, se produce un verdadero revolcón sobre el manejo de las regalías. A continuación, se muestran los artículos:

Así las cosas, a los Ocad se les reducen sus funciones. Mientras que antes definían y evaluaban los proyectos de inversión, ahora se pretende que únicamente se limitarán a “aprobar y priorizar la conveniencia y oportunidad de financiar los proyectos de inversión sometidos a su consideración”.

Mientras que de ahora en adelante la viabilización de proyectos de inversión quedará a cargo de:

  • Ministerios o departamentos administrativos (asignado el 60 por ciento de recursos del Fondo de Compensación Regional).
  • Entidades territoriales y Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) (asignado el 40 por ciento de recursos del Fondo de Compensación Regional).

Esto lo que significa son al menos tres cosas:

  1. Van a arrodillar a los entes territoriales. De ahora en adelante, el Gobierno nacional, en cabeza de los ministerios tendrá capacidad de veto: tendrán la última palabra sobre si un proyecto se desarrolla o no. Obviamente, esta capacidad de veto significa que podría darse un chantaje, es decir, si un mandatario departamental y su estructura política no apoya al Gobierno, no le aprueban el proyecto. Los van a arrodillar.
  2. Este cambio en las reglas de juego de los recursos de regalías es el mayor proceso de recentralización que se ha producido en los últimos años. Las regalías no son un regalo, son una compensación que se le da a los entes territoriales por la explotación de recursos naturales. Volverlas plata de ministerios acaba la autonomía administrativa y financiera de la Constitución de 1991. Además, pone a los entes territoriales a ser mendigos de los ministros de turno. Acaba la vocación de compensación de las regalías.
  3. Pero, además, el efecto que se produce por debajo de la mesa es una negociación entre Gobierno nacional y entes territoriales, donde, por ejemplo, el Gobierno podría decidir, antes de elecciones, avalar los proyectos donde su partido o los partidos aliados tienen el control de las gobernaciones, beneficiando y modificando los candidatos a los cuales ellos apoyan. Así las cosas, se produciría una distorsión electoral increíble en el país. En últimas, se utilizaría la plata de regalías para dirigir el voto de la población a determinados candidatos.

No debe olvidarse que actualmente el Centro Democrático apenas controla menos de 100 alcaldías de las 1122 que tiene el país. Su apuesta es destruir a partidos como Cambio Radical, La U, los liberales y pasar, según las cuentas del senador Uribe, a más de 500 alcaldías. Para ello, unos artículos como los anteriores les harían la mitad del trabajo. Pues, doblegaría las administraciones para que apoyen sus candidatos a cambio de entregarles proyectos y lograrían tener recursos para aumentar su capital político.

En resumen: chantaje y mermelada, esa es la estrategia del Gobierno nacional. Esa modificación al manejo de los recursos de regalías es una de las 22 perlas o micos que contiene la propuesta del Plan de Desarrollo. Hay cosas que verdaderamente son una vulgaridad, pero las iremos mostrando poco a poco.

Nota al margen: Espero que algún día, durante los próximos tres años y medio, el presidente Duque regrese a gobernar Colombia, pues hasta el momento parece más uno de los tantos presidentes de Venezuela, y mientras tanto Colombia se le desbarata.

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