Opinión

Resultados primera vuelta elección presidencial

Ganaron los descontentos, unos radicales que piden cambio de modelo y otros moderados que repudian la corrupción y la ineficiencia. Perdieron los partidos políticos, el uribismo y el Gobierno.

2 de junio de 2022
Columna Juan Manuel Charry Urueña
Resultados Primera Vuelta Elección Presidencial | Foto: Columna Juan Manuel Charry Urueña

El pasado 29 de mayo se cumplió con la primera vuelta de la elección presidencial, votaron 21′418.631 ciudadanos, equivalente al 54,91 %, una de las participaciones más altas de las últimas décadas, se realizaron en paz aunque hubo algunos pocos hechos de violencia, los resultados se informaron en forma expedita y hasta el momento ningún candidato denuncia fraudes para alterar los resultados. En este sentido, ganó la sociedad, la democracia, la organización electoral y las demás instituciones republicanas.

Los resultados de Gustavo Petro y Francia Márquez, por la Coalición Pacto Histórico, fueron buenos y de acuerdo con lo esperado, 8′527.768 votos, equivalente al 40,32 % de los votos válidos. Esto significa que hay un amplio sector insatisfecho con el modelo económico y político, que apoya las propuestas de un ex guerrillero simpatizante del socialismo siglo XXI y del Foro de Sao Paulo.

Los resultados de Rodolfo Hernández y Marelen Castillo, por Liga de Gobernantes Anticorrupción, fueron sorprendentemente buenos e inesperados, 5′953.209 votos, equivalentes al 28,13 %. Representan otro sector insatisfecho con la corrupción, el manejo y el derroche en las organizaciones del Estado, que apoya las propuestas de un empresario exitoso que incursionó en la política como alcalde de Bucaramanga. Sus propuestas no pretenden el cambio de modelo económico ni político, sino su buen desempeño.

Los resultados de Federico Gutiérrez y Rodrigo Lara, por Coalición Equipo por Colombia, estuvieron por debajo de lo esperado, 5′058.010, equivalente a 23,91 %, no pudiendo pasar a la segunda vuelta electoral. Se trataba de una fórmula simpatizante del actual gobierno, avalada y respaldada por varios partidos políticos (Conservador, Centro Democrático, Liberal y de la U). Lo anterior significa la fatiga de los partidos políticos, el desgaste del uribismo, el descontento con la burocracia estatal y con el Gobierno actual.

Los resultados de Sergio Fajardo y Luis Gilberto Murillo, por Coalición Centro Esperanza, fueron decepcionantes si se comparan con los obtenidos por el primero hace 4 años, en esta oportunidad obtuvo 888.585 votos, equivalentes al 4,2 %, en las anteriores obtuvo 4′589.696 (23,73 %). Simplemente, se desdibujó como tercera opción y decisor en segunda vuelta, para convertirse en una propuesta de minoría.

John Milton Rodríguez y Sandra de las Lajas Torres, por Colombia Justa Libres, obtuvieron el 1,29 %; y Enrique Gómez y Carlos Cuartas, por Partido Movimiento de Salvación Nacional el 0,23 %. Los primeros son una minoría organizada mientras que los segundos intentaron revivir un movimiento del pasado que tuvo importante participación en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.

Estas elecciones presidenciales donde triunfaron los críticos de la política resultan muy diferentes a las elecciones para Congreso donde los partidos obtuvieron representaciones proporcionales, plantean un problema de gobernabilidad o coordinación entre las dos ramas del poder público. La conformación de las mayorías en el Congreso para el Gobierno será su mayor reto donde se determinará si se acude a las prácticas políticas de participación burocrática y cupos indicativos o se construye una relación programática. Petro utilizaría la política de masas y plazas públicas llenas para intimidar el Congreso. Hernández tendría que acudir a la relación programática y a regañadientes a la participación burocrática.

En síntesis, ganaron los descontentos, unos radicales que piden cambio de modelo y otros moderados que repudian la corrupción y la ineficiencia. Perdieron los partidos políticos, el uribismo y el Gobierno, que representan la vieja política.

Los nuevos tiempos, posteriores a la pandemia, exigen transformaciones profundas, donde los ciudadanos tengan participación efectiva, el Estado sea eficiente y la economía creciente, los colombianos tendremos que decidir entre el giro drástico de cambio de modelo hacia el socialismo o los necesarios ajustes hacia el buen desempeño del modelo democrático liberal.

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