Aurelio Suárez Montoya. Columna Semana

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Saqueo, macroeconomía y TLC con Estados Unidos

El debate trasciende porque los impactos macroeconómicos son más devastadores, postran la economía y la someten a vulnerabilidad estructural. El TLC es hidra de mil cabezas, ¿enfrentarlo será “estupidez” como dice Duque?

Aurelio Suárez Montoya
21 de mayo de 2022

“Trigo por uchuva” y “alimentos baratos por minería” fueron razones de los ministros uribistas Andrés Felipe Arias y Jorge Humberto Botero para defender el TLC con Estados Unidos (EU). Igual la “agenda interna” propuesta como flotador por el propio Uribe Vélez. Luego de diez años nada resultó.

Las cifras de Jorge Enrique Robledo sobre el déficit comercial en réplica a la ministra Lombana, de Comercio, son suficientes y se pueden resumir en que antes del tratado la balanza con EU era positiva y ahora es negativa. Entre 2012 y 2021, el desbalance acumulado entre ventas y compras es de -11.019 millones de dólares (https://www.census.gov/foreign-trade/balance/c3010.html).

Tanto bienes agrícolas como industriales norteamericanos gozan del dumping, su venta externa por debajo del costo de producción y transporte proveniente de altísimos subsidios, y que los Gobiernos de Colombia han alcahueteado en la década. Estudios del IATDP ubican entre el 10 y 32 el porcentaje de trampa para trigo, algodón, soya y maíz (Saqueo, pág. 118) y en los últimos años también en lácteos, cerdo y pollo. En 2018, por ejemplo, el kilo de pollo llegó al importador, no a los hogares, a mitad del valor interno.

Las manufacturas no son ajenas al mecanismo. The New York Times encontró más de 80.000 millones de dólares anuales de subvenciones a la industria gringa, incluida la del etanol, que recibe 45 centavos de dólar de ayuda federal por galón. También a los carros de motor eficiente o eléctrico y a la refinación de petróleo y derivados. El 1,5 por ciento del valor agregado de exportación industrial en EU viene de incentivos por empleo creado. Imposible competir así aquí y allá (idem, págs. 119-120).

Además, el comercio de servicios es un capítulo del TLC, vuelto una vena rota, con cuenta especial en la balanza de pagos. Entre 2018 y 2020, para hablar solo de tres años, el déficit del comercio de servicios fue de -2.655, -2.362 y -2.512 millones de dólares con EU, responsable de cerca del 60 por ciento del desbalance total en este rubro. Propiedad intelectual, seguros, telecomunicaciones, financieros y servicios de viaje son los principales renglones en esa gravosa contabilidad (https://apps.bea.gov/iTable/iTable.cfm?reqid=62&step=9&isuri=1&6210=4).

La inversión directa de EU, atraída con excesivos beneficios tributarios, suma más de 40.000 millones de dólares y dos de cada tres aterrizaron desde 2012. Triplica la de Colombia en Norteamérica, y la renta neta exportada de sus ganancias destinadas a las matrices multinacionales, que las demandan ansiosas, implica no menos de 3.000 millones de dólares al año. “El TLC es un tratado de protección de inversiones”, afirmó Germán Umaña y acertó.

Los neoliberales, felices: bienes baratos, inversiones, etc. Ocultan que el déficit en el comercio de mercancías y servicios y en renta de capitales contribuye a los números rojos de las cuentas externas de Colombia. El TLC con EU cumple con rigor la máxima “el dinero va a donde puede salir”. Los tres rubros negativos juntos cuestan entre 6.000 y 7.000 millones de dólares al año, entre 2 y 3 por ciento del PIB, que es del 40 al 50 por ciento del saldo del faltante de Colombia en el frente exterior. Ese es el tamaño del saqueo anual del TLC con Estados Unidos.

Tal “dolarducto” se financia con deuda pública, con el obvio efecto fiscal en la Hacienda y el entrampamiento crediticio. No fue salvavidas, sino piedra de molino al cuello. Y, como pesadilla, también fondos de capital extranjero son los prestamistas de los dólares para honrar los préstamos crecientes, un “gota a gota”. Ha impelido a seis reformas tributarias, con predominio del IVA en menoscabo del consumidor y como sucedáneas del arancel no cobrado. ¿Debe la ministra Lombana contar cuánto ha pesado el TLC de EU en el alza de la deuda pública del Gobierno central de 217 billones de pesos en 2012 a 700 en 2022?

Al tenor de los capítulos de inversiones de este TLC, que, comparado con 1.628 tratados de inversiones y 51 apartados de otros, es el más concordante en lenguaje y contenido con el estándar norteamericano (idem, págs. 106 y 107), Colombia enfrenta ante tribunales internacionales de arbitraje cinco demandas, entre ellas Uber y firmas involucradas en Reficar, que costarían centenares de millones de dólares (Andje).

Son diez años de saqueo de trabajo, de riqueza y ahorro nacionales público y privado. El que 2.345 pymes exporten no lo enmienda, ni menos lo justifican los artificiosos argumentos del Gobierno Duque. Si bien las averías microeconómicas en comercio son el foco del quebranto, el debate trasciende porque los impactos macroeconómicos son más devastadores, postran la economía y la someten a vulnerabilidad estructural. El TLC es hidra de mil cabezas, ¿enfrentarlo será “estupidez” como dice Duque?

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