OPINIÓN

Sí somos los que éramos

Finalmente, parece que (con ayuda de nuestros amigos venezolanos) sí somos cerca de 49 millones quienes vivimos hoy en Colombia.

Esteban Piedrahita, Esteban Piedrahita
9 de julio de 2019

Tras revisar, con la colaboración de una comisión de expertos independientes, los resultados preliminares del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018, el DANE anunció esta semana que estimaba que a mediados del año pasado el país tenía 48,26 millones de habitantes, una cifra muy cercana a los 48,39 millones que había proyectado para la misma fecha con base en los resultados del censo de 2005.

Aunque el censo solo logró contar 44,16 millones de personas, ejercicios de validación estadística y cruces con otras bases de datos llevaron al DANE a concluir que se había omitido a un 8,5% de la población total. Esta brecha, muy alta incluso para estándares latinoamericanos, es reflejo de un proceso que tuvo problemas de diseño, financiamiento e implementación y que además fue aprovechado políticamente por la oposición de la época para avivar la desconfianza de la población que en cantidad importante se negó a ser censada.

En términos generales, esta nueva entrega del censo comprueba lo que ya sabíamos. La población se está envejeciendo más rápido (el número de personas mayores de 65 años es mayor al de menores de 5), las mujeres están teniendo menos hijos y dan a luz más tarde (a los 25 en promedio para las que solo tienen primaria y a los 30 para las que han cursado estudios de educación superior), los hogares son más pequeños (con una media de 3,1 personas) y las coberturas de servicios públicos y educación han seguido mejorando. Todas estas son buenas noticias y muestras de una sociedad que progresa, aunque a veces sea a tumbos.

Una novedad para Colombia, aunque no sorprenda, es que a 30 de junio se censaron 965 mil extranjeros (serán seguramente más por el factor de omisión). De estos, casi la mitad arribaron en los últimos 12 meses; la gran mayoría de ellos venezolanos. Si bien la llegada masiva en tan poco tiempo de personas del país vecino supone importantes retos económicos y sociales en el corto plazo, su perfil demográfico, mucho más joven que el promedio colombiano, puede ofrecer ventajas a un país que envejece. Los venezolanos que llegan traen el mismo empuje y ganas de trabajar que llevaban a su país los migrantes colombianos de la segunda mitad del siglo pasado.

Le queda pendiente al DANE la tarea de distribuir los ‘omisos’ (4 millones de personas) entre los departamentos y municipios del país. Esta no se antoja fácil. En el Valle del Cauca, tras haber anunciado una población censada de 3,9 millones el año pasado, muy inferior a la de sus proyecciones (4,76 M) e incluso menor a la estimada para 2003 (4,16 M), el DANE ahora habla de 3,8 millones de censados. Si a este número le hacemos un ajuste por la omisión promedio y por otra población no distribuida, daría una población de aproximadamente 4,18 millones. Esto todavía representa una brecha excesiva (12%) frente a las proyecciones, que a nivel nacional dieron “al pepo”. Máxime cuando el mismo censo muestra que el Valle no ha sido gran emisor (ni tampoco gran receptor) de personas en los últimos años.

Más grave aún sería el caso de Cali, para la que no hay datos nuevos aún, pero que con los de septiembre representaba gran parte del ‘faltante’ del Valle. Aunque el censo registra crecimientos poblaciones en las ciudades de su área metropolitana (como Jamundí, Candelaria y Palmira), estos no compensan ni de cerca la caída de Cali. Vamos a ver como resuelve el DANE este otro “trompo en la uña”.

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