¿Tenés hijos?

Esta bendita pregunta me la formulan por igual en Bogotá, Cali o el Cabo de la Vela. Es infaltable en cuanta reunión social hay. En un simposio político, en la fiesta de 15 o en el sepelio del amigo ¡Es la preferida de todos! No tiene raza ni sexo. Y siempre va acompañada de una recomendación: “Hay que tener hijos porque ellos serán tu bastón”. ¿Bastón? Por supuesto que sí he pensado en tener hijos, –o algo así como una
familia– pero ¿cuál es el afán? ¿Será que los preguntones no creen en las encuestas? Veamos ejemplos de la responsabilidad que hoy implica tener un hijo

Profamilia acaba de divulgar, con base en su Encuesta Nacional de Demografía y Salud -Ends-, que 26 de cada 100 niños colombianos crecen sin papá. Ese mismo estudio revela que de cada 10 niños nacidos en este país, siete son inesperados o indeseados. En voz baja y con la confianza de mujer a mujer, le he preguntado a las esposas de mis preguntones si ellas esperaban ese hijo. Todas -¡sin remedio!- me han respondido que
les falló el método de planificación. Entonces reflexiono: ¿Será que quienes me sugieren tener hijos, es porque no aguantan a los suyos? Puede ser…

Lo cierto es que un gran sector de la sociedad, aún no asimila los cambios demográficos gestados en las últimas décadas y cuyo impacto se siente ahora. Para muchos, el modelo es la familia tradicional de tres o más hijos. Creen que la maternidad es instintiva y que la mujer nació para criar bebés. Aquel que se atreva a decir que todavía no quiere hijos, es mirado como un bicho raro. Es como si desconocieran que la sociedad de hoy, no es la misma de ayer. La recomposición de la familia es evidente. Y el Estado colombiano parece no darse por enterado.

Desde hace 20 años, las uniones libres se triplicaron en Colombia; el matrimonio es una entidad en desuso. El hombre y la mujer duermen en camas o casas separadas y se visitan de vez en cuando. Tener hijos no es la meta. Hay que buscar las condiciones para que ese hijo llegue rodeado de un ambiente sano y con posibilidades de una supervivencia digna. No es lo mismo traer un hijo al mundo que tirar un hijo al mundo.


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