Opinión
¡Todo por nuestros niños!
Como siempre dijo mi mamá, “El que se meta con un niño la tiene que pagar”. Es un claro mensaje de sociedad, decidimos que no vamos a perdonar a nadie que atente contra la vida y la integridad sexual de un niño.
Hace 15 años, Gilma Jiménez (Q. E. P. D.) le propuso al país castigar hasta con prisión perpetua a los violadores y asesinos de niños. Esta semana, el Congreso aprobó la Ley Gilma Jiménez, que reglamenta la reforma constitucional de la prisión perpetua y les da a los jueces las herramientas necesarias para determinar en qué casos y bajo qué circunstancias puede ser impuesta esta condena.
Esta lucha la inició mi mamá en 2006, buscó unos congresistas para que radicaran un acto legislativo que permitiera incorporar la prisión perpetua en nuestra Constitución. Ese mismo proyecto sería nuevamente presentado en 2007, pero en las dos ocasiones no fue ni siquiera debatido en el Congreso.
Posteriormente, decidió presentar un proyecto de ley de referendo. Recogimos más de 2 millones de firmas y logramos que la ley fuera aprobada en el Congreso en 2009. Lamentablemente, la Corte Constitucional declaró inconstitucional la norma porque, según el Alto Tribunal, se cometieron vicios en su trámite. (Decisión que no comparto).
Mi mamá, con las mismas firmas y resolviendo las observaciones hechas por la Corte, volvió a presentar el proyecto de ley de referendo en 2011, pero esta vez sería el Congreso el que negaría el proyecto.
El 29 de junio de 2013 murió la gran defensora de los niños, con mi hermana y mi familia le prometimos no abandonar su causa. Llevamos ocho años dedicados a alcanzar su sueño. Y con ese propósito y con todas las limitaciones, en 2017 hicimos una nueva recolección de firmas, y, aunque recogimos cerca de 1.400.000 respaldos, no alcanzamos el número exigido por la ley.
En medio de ese proceso de recolección de firmas, conocí al entonces senador Iván Duque, quien desde el primer momento se la jugó por la iniciativa. Ya después siendo candidato a la presidencia prometió que apoyaría la reforma, promesa que ha cumplido a cabalidad. Puedo dar fe de que después de que se murió mi mamá me he sentado con muchos políticos que me prometieron apoyar la prisión perpetua, me lo dijeron a la cara, y, cuando fueron elegidos, cambiaron el discurso. Duque no. ¡Duque verdaderamente se la jugó y cumplió! ¡Gracias, presidente!
Como lo hizo mi mamá, apelamos a todos los caminos que nuestra Constitución y las leyes tienen previstos para lograr cambios en nuestra sociedad. Sin atropellar a nadie y sin brincarnos ninguna ley. Ese es el camino correcto, aunque sea el más largo, porque lograr los cambios de país que soñamos no es una tarea fácil, toma tiempo, mucho tiempo.
La prisión perpetua no solucionará todos los problemas de la violencia contra los niños. Los promotores de esta iniciativa lo reconocemos. Pero definitivamente es el principio del fin de esta atroz violencia. Cuando en nuestro ordenamiento constitucional y penal hacemos una excepción, estamos aprobando un verdadero mecanismo de protección. Estamos cumpliendo el mandato constitucional de prevalencia de sus derechos, porque los derechos de los niños están por encima de los derechos de sus verdugos.
Durante estos 15 años, hemos escuchado los mismos argumentos en contra de la iniciativa, y lo cierto es que esos mismos contradictores no han hecho nada por cambiar este escenario de horror. Por supuesto que debemos trabajar en prevenir estas conductas, pero no podemos seguir exponiendo a nuestros niños a ser víctimas nuevamente de estos hampones cuando salen de la cárcel. Adicionalmente, como siempre dijo mi mamá, “El que se meta con un niño la tiene que pagar”. Es un claro mensaje de sociedad, decidimos que no vamos a perdonar a nadie que atente contra la vida y la integridad sexual de un niño.
La Ley Gilma Jiménez, entre otras medidas, acaba definitivamente con los beneficios para estos hampones en los casos de homicidio y acceso carnal violento. No más libertad condicional, no más rebajas, no más permisos ni casa por cárcel.
En los últimos años, he conocido historias muy dolorosas, y las víctimas siempre reclaman justicia. Todo este trabajo es en homenaje a ellos. En memoria de Yenny Katherine Huertas, Luis Santiago Lozano, Yuliana Samboní, Johan Sebastián Rugeles, Sarita Salazar, Richard Maximiliano Restrepo, Salomé Segura, Génesis Rúa, Miguel Ángel Rivera, Heriberto Grueso, Yulieth Xiomara Camargo, Sofía Cadavid y miles de niños más que, para mi pesar, no caben en este escrito.
¡Gracias, Colombia, lo logramos! Fuimos capaces de realizar el mayor cambio constitucional de nuestra historia reciente y todo en función de los más importantes, nuestros niños. Mamita de mi vida, lo hicimos y seguiremos recorriendo ese camino que tú construiste en la búsqueda de la felicidad y el respeto pleno de sus derechos. Lo hemos hecho en el pasado, lo seguimos haciendo en el presente y lo seguiremos haciendo siempre #TodoPorNuestroNiños.