OPINIÓN
Tres años de improvisación y anuncios por la Séptima
La carrera Séptima debe intervenirse, los bogotanos lo piden. No hay cabida para discusiones y la alcaldesa debe escuchar a los ciudadanos.
Vuelve y juega, la Séptima continúa estancada. Discusiones y peleas por intereses políticos e ideológicos impiden avanzar y lograr una solución integral de movilidad para los 700.000 habitantes del borde oriental de la ciudad y los más de 3 millones de personas que transitan por la vía.
Claudia López mintió en campaña al afirmar que no construiría la troncal de TransMilenio, sabiendo que la carrera Séptima requiere una intervención urgente. Los bogotanos siguen en trancón de más de 2 horas desde la calle 32 hasta la 200, afectando su salud mental. Los buses duales y zonales del sistema comparten la vía con el tráfico mixto, lo que solucionaría el carril exclusivo.
La alcaldesa destruyó el proyecto que dejó listo Enrique Peñalosa y que contemplaba 11 kilómetros de ciclorrutas, renovación de 400.000 metros cuadrados de espacio público y 83.000 metros cuadrados de zonas verdes, mejor alumbrado público, arborización y mejor calidad del aire al utilizar buses eléctricos. Aspectos que retoma la idea de TransMilenio Verde.
El Gobierno ha presentando una solución a medias y requieren escuchar a quienes hemos pedido el carril mixto en los dos sentidos (norte-sur y sur-norte) en el trazado, así como escuchó que se debía priorizar carriles exclusivos para el sistema TransMilenio y no para tranvía. En el debate realizado en el Concejo de Bogotá quedó claro que todavía no se completan los requisitos para dar apertura a la licitación, así lo afirmó el director del IDU al finalizar el debate.
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En Bogotá debe quedar atrás la discusión sobre movilizarnos en buses, tranvías o metros y avanzar en la multimodadlidad que contempla todos los modos de transporte. Los transmifobicos deben entender que grandes ciudades como Hong Kong tienen 4700 buses y 11 líneas de metro; Londres una flota de 9588 y 11 líneas de metro; Tokio opera con 138 rutas vehiculares y 11 líneas de metro; Río de Janeiro 1752 vehículos y 3 líneas de metro; Santiago de Chile, un referente de América Latina, tiene 6700 buses y 6 líneas de metro; Buenos Aires una flota de 18.400 y 6 líneas de metro y Ciudad de México tiene 29128 unidades vehiculares y 12 líneas de metro. Cada ciudad tiene sistemas de Metro y BRT porque se requiere movilizar a los ciudadanos por encima de egos políticos o ideológicos.
Les recuerdo a quienes han avivado el discurso de odio contra TransMilenio que la solución es para los bogotanos del borde oriental que llueva, truene o relampaguee deben utilizar el transporte público. Las capacidades entre modos son claras. Un tranvía mueve máximo 20.000 pasajeros hora sentido, TransMilenio moviliza 43.000 y un metro entre 40.000 y 60.000, por eso son complementarios, no excluyentes.
El pacto de cumplimiento entre el Distrito y los promotores del Plan Parcial El Pedregal para que el TransMilenio Verde avance no se conoce, ¿está listo? No sabemos. Desistieron de la demanda que interpusieron contra el proyecto de la troncal, cuando fueron ellos los que incumplieron con la entrega de las obras públicas que debían realizar (cargas por los beneficios de edificación). Proyecto que estaba armonizado con la troncal como lo ratificó la Delegada para la Vigilancia Preventiva de la Función Pública en diciembre de 2019.
La carrera Séptima debe intervenirse, los bogotanos lo piden. No hay cabida para discusiones y la alcaldesa debe escuchar a los ciudadanos. Sí al carril exclusivo porque es democratico. Sí al transporte público porque beneficia a las mayorías. Sí a los carriles mixtos en el trazado completo porque es mejorar la movilidad de quienes utilizan la vía.