Opinión
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Es el momento de continuar y conquistar nuevos horizontes. Gracias a todas las personas que me acompañaron y ayudaron en estos años.
Esta es mi última columna en revista SEMANA, y el próximo 20 de diciembre se emitirá, por última vez en esta casa editorial, el programa El Control.
Quiero compartirles esta historia que escribo, en medio del ruido de la redacción, con una mezcla de profunda nostalgia y agradecimiento. El 15 de mayo de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia, recibí una llamada inesperada: era la mismísima Vicky Dávila, que, en ese momento, dirigía el canal de televisión de la revista. Palabras más, palabras menos, me contó que tenía en mente hacer un programa que se llamaría El Debate y que quería invitarme a formar parte de ese proyecto.
También me dijo que pensaba que yo podía hacer videos de opinión política, cuyo formato aún no tenía claro. Fui feliz y acepté sin dudarlo un solo instante. El Debate comenzó la segunda mitad de junio y fue una oportunidad para reflexionar todos los días sobre las temáticas de actualidad, con un panel conformado por Fico Gutiérrez, Juan Carlos Pinzón, Lucho Garzón y Matador. Este programa se emitió hasta noviembre de ese año y recuerdo, con mucho cariño, las garroteras que nos metimos de lunes a viernes en esos meses.
Pero faltaba el otro formato. Un día, a comienzos de julio, Vicky me llamó y me dijo: “Su programa se va a llamar El Control”. Me puse feliz, pero le pregunté: “¿Y cómo se hace un programa?”.
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Al día siguiente empezó la preparación con un equipo de personas maravillosas y bajo la dirección y guía de Vicky, quien por los siguientes cuatro meses, todos los días, en un espacio de dos horas, se dedicó por completo a mi formación, me explicaba, decía, exigía y revisaba cada palabra, expresión, dicho y entonación.
El Control salió al aire el 22 de julio de ese año y la primera entrega fue sobre la ‘Rapiña por la Procuraduría’. Iniciamos con cero reproducciones, y después de cuatro años y medio, y luego de 1.073 programas, logramos llegar hasta un millón de vistas diarias. Las críticas de la social bacanería de entonces no se hicieron esperar. Se burlaron, cuestionaron y hasta mandaron derechos de petición con cara de tutela. Ninguna prosperó, entre otras, gracias a la gran Julia Prado.
El programa rompió con la opinión tibia, sesgada y que quiere caerle bien a todo el mundo. En mis tripas eso no es posible y me tiene sin cuidado. Creo que la verdad es una, y que el mundo y Colombia deben conocer la cara oculta de la corrupción.
Vicky descubrió un talento en mí que se dejó guiar y que, como buena maestra, supo conducir. Luego, cuando la pandemia lo permitió, conocí en la redacción de SEMANA a periodistas valientes que no se amilanan ante los escándalos y presiones, y que hacen lo que se tiene que hacer.
Para la social bacanería es clave mantener los contratos estatales, y por eso los periodistas que pertenecen a esa categoría se confunden entre ser periodistas o ser empresarios. A Vicky no le pasa eso y, por tal razón, su forma de narrar la noticia es “cruda”, como un día me lo explicó.
En la última semana de 2020 y siendo Vicky ya la directora general, empecé a escribir mi columna semanal en la edición impresa. Nunca dejé de hacerlo, e incluso, aun cuando estuviera de vacaciones, siempre publiqué. Cuando llegó esta oportunidad, mi mamá me llamó y me dijo: “Me alegra mucho que el sueño que tenías de escribir en SEMANA desde los 15 años se te haya cumplido”. Es verdad que ese era un sueño y se hizo realidad.
Todo esto no hubiera sido posible sin la oportunidad que Gabriel Gilinski me dio de pertenecer a esta casa editorial. Al igual que Vicky, Gabriel creyó en mí y me permitió formar parte de este medio de comunicación y de mantener mi independencia. ¡Muchas gracias, Gabriel, por tus lecciones!
Y como soy trabajadora incansable, intensa, apasionada, terca, rigurosa y obstinada, aproveché esta oportunidad al máximo, retribuyendo la confianza con trabajo duro y ética, siendo la voz de una audiencia, con la que estoy profundamente agradecida y con la que compartimos valores como la defensa de la democracia y la lucha contra la corrupción. Es para ellos y gracias a ellos que siento que El Control logró un espacio en la opinión y el cariño de muchos colombianos.
Como todos los ciclos en la vida llegan a un final, y hay que saberlo identificar para seguir cumpliendo sueños, he decidido retirarme de esta casa para continuar con los sueños que tenía pausados: seguir escribiendo y publicar un primer libro, que lleva esperando desde que tengo 12 años de edad. Es que desde que tengo uso de razón me encanta escribir.
Ese sueño y el de construir una comunidad que les haga veeduría a los corruptos, que quiere recuperar el país por la vía del respeto a los valores de la democracia, no da espera. Por eso, si bien El Control de SEMANA cierra una etapa, El Control con María Andrea Nieto comienza en mi canal de YouTube, @ElControlMariaAndreaNieto, en el link https://www.youtube.com/@elcontrolmariaandreanieto, y desde ya les agradezco la suscripción.
Desde ese espacio continuaré analizando la realidad nacional e internacional con una lectura demócrata y con mi experiencia como economista e historiadora, emprendedora y gerente pública.
Es el momento de continuar y conquistar nuevos horizontes. Gracias a todas las personas que me acompañaron y ayudaron en estos años. A George, por tantos cafés; a Anita, por sus consejos; a mis papás, que siempre me apoyan y aplauden; y a mi hijo, que es el motor y la fuerza que me impulsa. Gracias a los que estuvieron y, por supuesto, gracias a las personas maravillosas que la vida trae para acompañarlo a uno en los nuevos recorridos
Le deseo lo mejor al director Yesid Lancheros, un excelente periodista y gran ser humano; al magnífico Miguel Cepeda, gerente general, y a todo su equipo administrativo, financiero, comercial, de foros y jurídico.
Gracias a las magníficas productoras del programa, Gladys Arciniegas, la crac Natalia Vega y la fantástica Cindy Torres; los editores increíbles, graficadores extraordinarios, realizadores, que me enseñaron tanto, y community managers, que hicieron de El Control un éxito total. A todos los llevo en el corazón.
Vicky, ¡siempre gracias!