Opinión
Un mundo insolidario frente a las pandemias
Sería bueno saber la posición y el plan de acción de nuestro gobierno en un tema tan relevante como la protección de nuestro país frente a futuras pandemias y emergencias en salud pública.
¿Qué tanto aprendimos de la terrible pandemia de covid-19? ¿Estamos preparados para afrontar la siguiente? Son inquietudes que a nivel global se empezaron a formular, desde diciembre de 2021, cuando la Organización Mundial de la Salud lanzó la iniciativa para un acuerdo internacional de la “preparación, prevención y respuesta” frente a las futuras pandemias.
Después de más de dos años y nueve rondas de negociaciones, los 194 países del mundo no pudieron ponerse de acuerdo sobre un borrador de convenio mundial para las próximas pandemias - que pudiese haber sido aprobado en mayo durante la Asamblea Mundial de la Salud-. Esta es una situación que desnudó la profunda debilidad en la solidaridad frente a la salud de las poblaciones; así como la posibilidad de un contexto global más justo y equitativo, para las futuras generaciones.
La pandemia por COVID -19 plasmó las desigualdades existentes a nivel global. Se evidenciaron las diferencias entre poblaciones y países del mundo en el acceso a los servicios de salud. Los nacionalismos, el control de la producción de medicamentos e insumos y el poder del dinero -desde los países más desarrollados y los productores de insumos- pusieron de manifiesto un entorno de inequidad que afectó a las poblaciones de países de mediano y bajo nivel de desarrollo.
Un ejemplo fue el poder de financiación sobre la investigación y el desarrollo de vacunas que se manifestó en ventajas competitivas para su adquisición y disposición para los sistemas de salud. El mecanismo multilateral Covax, concebido para asegurar un acceso equilibrado a las vacunas, no pudo cumplir ese objetivo por la limitada capacidad de negociación, frente a productores que habían adquirido compromisos bilaterales de provisión. El acaparamiento del mercado se transformó en una carga para los países en vías de desarrollo.
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Acudiendo a negociaciones y, compartiendo los riesgos de investigación y desarrollo, algunos países pudieron comprar anticipadamente 6 o 7 veces las necesidades de su población. Esto derivó en excesos de inventarios de vacunas que, tardíamente, tuvieron que liberar mediante masivas “donaciones” a los países que habían limitado su acceso. Se estimó que la inequidad en el acceso a vacunas contra el covid-19 ocasionó más de 600 mil muertes a nivel mundial, solamente durante el año 2021.
Ciertos mercados no funcionan en situaciones de crisis sanitarias tan agudas como las pandemias. Diversos estudios realizados en Latinoamérica mostraron cómo, durante 2020, el precio de los ventiladores llegó a multiplicarse más de 8 veces. Los países que no dispusieron rápidamente de los recursos para adquirirlos terminaron pagando precios exorbitantes, en un entorno donde los incentivos de extraer rentas se sobrepusieron sobre las consideraciones humanitarias.
Entre diferentes medidas que se deberían tener en cuenta es una propuesta de acuerdo global de un sistema internacional para el acceso e intercambio abierto de materiales biológicos; secuencias genéticas e información relevante en situaciones de pandemia. También alienta a los países a dejar libre una porción de sus capacidades de adquisición de pruebas diagnósticas, terapias y vacunas para que las naciones en dificultades tengan la posibilidad de lograr el acceso oportuno.
Pero lo más importante, el proyecto de un acuerdo pandémico establece un mecanismo global de cooperación para comprar y distribuir los productos relacionados con las pandemias y plantea fortalecer el mecanismo global de financiamiento (‘Pandemic Fund’). Esto puede llegar hasta el alivio de la deuda para los países que tengan dificultades financieras para afrontar estas situaciones de crisis.
Gracias a la disponibilidad inmediata de recursos financieros Colombia pudo adquirir pruebas, vacunas y equipos para el covid-19 en las mejores condiciones de precio posibles en la región, expandir la capacidad instalada para la atención de cuidado intensivo y parar el contagio. Pero no está garantizado que en el futuro se pueda lograr. Por tanto, el respaldo a cualquier medida global que busque equilibrar el acceso a los insumos y servicios de emergencia es una medida que se debe respaldar de manera enfática.
Al borde del precipicio, la Asamblea Mundial de la Salud de 2024 lanzó un precario salvavidas al acuerdo global contra las pandemias, extendiendo las negociaciones hasta mayo de 2025, proceso que se reiniciará este mes. Sería bueno saber la posición y el plan de acción de nuestro gobierno en un tema tan relevante como la protección de nuestro país frente a futuras pandemias y emergencias en salud pública.