OPINIÓN
Una historia de esperanza
Mazara del Vallo es una pequeña ciudad italiana ubicada en la provincia de Trapani, al sur de la bella Sicilia.
Tiene unos cincuenta mil habitantes, que pueden darse el lujo de presenciar un bonito contraste entre el cielo y las aguas del mar Mediterráneo. Una ciudad, aunque única como todas, igual que muchos lugares costeros en los que se entrelaza la vida cotidiana de sus residentes con el paisaje variable del turismo estacionario.
Allí, inmersa en la cotidianidad, vive Piera Maggio, una mujer cuya vida cambió a partir de aquel trágico primero de septiembre de 2004, en el que desapareció su hija en circunstancias que, incluso hoy, nadie logra explicar. Denise Pipitone, la hija de Piera, estaba próxima a cumplir los cuatro años de edad cuando jugaba con sus primos afuera de la casa de su abuela materna, quien preparaba el almuerzo sin imaginarse que ese mediodía marcaría el destino de todos en esa familia. Denise, inexplicablemente, desapareció.
Ese miércoles, con el inicio septiembre, empezó la incesante búsqueda de Denise. Las autoridades y los medios de comunicación se entregaron en cuerpo y alma desde el primer momento. Piera se mostró desesperada ante las cámaras provocando súbitamente la solidaridad de todo el país. Hipótesis de todo tipo, pistas por doquier, innumerables llamadas de quienes pensaban haberla visto; en fin, toda una cadena de acontecimientos que avivaron, además de la solidaridad, la curiosidad propia del misterio. Y así, entre hipótesis y averiguaciones, fueron profundizando en el entorno de la niña hasta llegar a uno que otro punto que condujo a las autoridades –y a la misma Piera– a pensar que el origen de aquella desaparición se ubicaba en circunstancias familiares conflictivas relacionadas con la familia anterior de Pietro Pulizzi, el padre biológico de Denise.
Resulta que Pietro Pulizzi, antes de la desaparición de Denise, estuvo casado con Ana Corona. Al parecer, Ana culpaba a Piera de su fracaso matrimonial, y –según lo declarado por la misma Piera– en más de una ocasión se sentía perseguida y señalada por ella. Incluso llegó a contar que Jessica Pulizzi, una de las hijas de Ana, la insultaba cuando se la encontraba. Pues bien, de las tantas curiosidades de este caso, está la cercanía entre el lugar en el que Denise fue vista por última vez y la casa de Ana Corona. Ello, sumado a varios indicios que involucraban a su hija Jessica Pulizzi, llevaron a la autoridad italiana, en 2010, a acusarla frente a un juez por la desaparición de su hermana Denise. Un hecho que incorporó ingredientes llamativos a una historia ya impactante y que terminó en un proceso penal que Italia siguió con total atención. Se dijo entonces que el móvil eran los celos. Una especie de venganza contra quienes Jessica consideraba eran los culpables de haber destruido a su familia. Para la época de los hechos, Jessica tenía unos 17 años y su recorrido por los tribunales, que inició a sus 23 años, llegó a su fin en 2017, cuando en casación se determinó, confirmando las sentencias de primera y segunda instancia, que no había pruebas suficientes para establecer su responsabilidad en los hechos que rodearon la desaparición de su hermana.
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Aunque un mes después de la desaparición de Denise un testigo que afirmó ver a la pequeña con una gitana y que incluso les ofreció pizza y las filmó con su celular (abriendo un camino de esperanza sobre la posibilidad de encontrarla). Los años transcurrieron sin revelar nada concreto sobre el destino de Denise. Tanto esa como otras pistas no generaron más que frustraciones, pero nunca se desvaneció la determinación de Piera. Una mujer cuya perseverancia se ha convertido en un ejemplo digno de aplaudir. Una madre aferrada a esa sensación que le indica que Denise vive y que algún día la encontrará.
Hoy, 17 años después de la desaparición de Denise, una enfermera originaria de Rusia que reside en Italia hace unos 20 años, estaba viendo la televisión rusa cuando se topó con una historia que la dejó perpleja. Se trataba del caso de Olesya Rostova, una joven que hacía un llamado en los medios para encontrar a su familia biológica. Dijo que creció entre un campamento de gitanos y un orfanato antes de ser adoptada por una pareja rusa. Que inicialmente, previo a su ingreso en el orfanato, pedía limosna con la mujer que creía era su madre, pero un día de 2005 esa mujer fue arrestada precisamente porque no pudo explicar su relación con la niña, ni presentar documentos que demostraran su parentesco. Por ello, la autoridad termina llevándose a Oleysa a un orfanato donde transcurre parte de su niñez, sin conocer su origen y sin saber siquiera la fecha exacta de su nacimiento. Tiempo después la pareja rusa decide adoptarla.
Olesya dijo: “Querida mamá, nunca te he olvidado, te estoy buscando y tengo la posibilidad de encontrarte. Estoy aquí, estoy viva, quiero conocerte y encontrarte”.
Cuando la enfermera ve el programa y escucha la historia de la joven, lo que más la sorprende es su parecido físico con Piera Maggio, la madre de Denise. Y al ser una asidua televidente de Chi l’ha visto? (¿Quién lo ha visto?), una transmisión italiana que se ocupa de las personas desaparecidas y que no deja de recordar el caso de Denise, decide ponerse en contacto con la producción para alertar sobre las coincidencias y similitudes que notó entre ambos casos.
El programa italiano hizo lo suyo. Puso en evidencia el caso y entró en contacto con Rusia a fin de establecer si existe o no una relación entre ambos casos. Por lo pronto se sabe que a raíz del llamado de Olesya, varias familias rusas contactaron el programa para ver si se trata de la niña que cada una de estas familias perdió en el pasado. Una de ellas fue Valentina Kharyova, quien al ver el programa ruso reclamó ser su madre, pues hace varios años, viviendo justamente en un campamento gitano, fue despojada de su hija. Una niña con características similares a Olesya. Sin embargo, ambas fueron sometidas a exámenes de DNA y el resultado fue negativo. Y será justamente a partir del DNA de Olesya que se buscará establecer si existe una relación biológica entre ella y la madre de Denise, Piera Maggio, quien envió un mensaje a la televisión italiana en el que expresó que permanece con los pies en la tierra, que está cautamente esperanzada, que no quiere ilusionarse, que la ilusión no conduce a ninguna parte y que espera el test del DNA como la única solución para huir de la duda.
En los últimos días se han suscitado muchas dudas a raíz del sigilo del programa ruso para dar información. Es como si todo se hubiera transformado en una carrera afanosa por la primicia, más que en la búsqueda de la verdad que esta madre necesita. No sé si Piera Maggio encontrará en Olesya a su hija Denise, pero confieso que sería bellísimo que ese test resulte positivo, pues un mundo en el que a menudo triunfa el mal, necesita que historias de esperanza se conviertan en certeza.
@millersoto