OPINIÓN

Una persecución infame

A todos esos corruptos y matones solo les puedo decir que seguiré haciendo mi trabajo.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
22 de julio de 2020

Les quiero pedir disculpas pues esta columna no es normal, no es una denuncia, tampoco un análisis, es sencillamente para darles a conocer una situación desesperante. Aprendí de León Valencia que nunca es conveniente utilizar estos espacios para temas que de una u otra forma toquen asuntos personales, por eso las disculpas, pues no seguiré, por esta vez, dicha recomendación.

Desde hace cerca de dos años la Fundación Paz y Reconciliación, de la cual soy subdirector, vive lo que podría ser considerado una verdadera persecución. Por ejemplo, en el receso de Semana Santa de 2019 violentaron las cerraduras de la oficina de la fundación y a la fecha no ha pasado nada con las investigaciones. Meses antes de estos hechos se produjeron amenazas vía llamadas telefónicas y aunque se colocaron las denuncias, hasta la fecha, nada de nada. Varios investigadores territoriales de la fundación han recibido amenazas y no pasa nada. Incluso, antes de esto, un computador fue instalado en nuestro servidor y se llevaron mucha información. La Fiscalía brilla por su ausencia.

Sin embargo, en las últimas semanas han ocurrido dos hechos que demuestran la persecución a los miembros de la Fundación Paz y Reconciliación. Por un lado, en un documento de la Procuraduría General de la Nación, que es el auto de citación a audiencia al que los militares tuvieron que ir a responder por los perfilamientos que reveló la revista SEMANA, se lee que habría varios miembros de la Fundación que estarían siendo perfilados por sectores de las Fuerzas Militares. En la página 57 se lee la entrega de una USB con perfilamientos a la Fundación Paz y Reconciliación. No debe olvidarse que dentro de los nombres que están en esas carpetas esta León Valencia, quien es director de la fundación, la investigadora Andrea Aldana que trabajó hasta diciembre de 2019 en la fundación y ahora, trabaja conmigo en el equipo de El Poder de SemanaTV  y, también, estaría yo. Al parecer, habría una persona más.

En reiteradas ocasiones le he solicitado públicamente al ministro de Defensa que nos entregue las carpetas y ha sido imposible. De hecho, en denuncias que he hecho en el programa El Poder, sobre una presunta red de tráfico de armas desde un sector del ejército hacia organizaciones criminales y, la otra investigación, sobre un presunto caso de secuestro, esclavitud y violencia sexual por parte de algunos militares a una niña indígena en Guaviare, le he pedido entrevista al ministro y un diálogo abierto, el cual ha sido imposible. Pareciera que la política del ministro es no dar la cara.

Pero sumado a este hecho de los perfilamientos se ha recibido información según la cual, algunos políticos de La Guajira y miembros de las Fuerzas Militares estarían planeando un montaje contra León Valencia y contra mí. Según un audio al que tuve acceso, recogieron una suma importante de dinero para financiar el montaje en el que pretenden involucrar a una periodista. Los montajes burdos se ven a simple vista, eso no preocupa. Lo que es preocupante es que a todos esos políticos que hicieron la “vaca” para el montaje, los he denunciado y las investigaciones no avanzan. A uno de ellos hasta le publiqué audios y videos con armas y no pasa nada en la Fiscalía.

No sé o no tengo muy claro cómo el fiscal Barbosa hará la mejor Fiscalía de la historia, pero lo que si percibo es que en estos casos que, involucran a políticos guajiros, no parece que existiera ninguna intención de avanzar en las investigaciones.

A todos esos corruptos y matones solo les puedo decir que seguiré haciendo mi trabajo.