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Didier Alberto Tavera

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Una región con perspectivas sostenibles

Las exportaciones minero-energéticas son parte del ADN de la economía de los Llanos Orientales, pero no riñen con la vocación sostenible que se abre paso en una de las regiones cuya riqueza se ve reflejada en uno de los PIB per cápita más altos del país.

29 de septiembre de 2021

Meta y Arauca lideran el mercado de la producción petrolera y Casanare aporta actualmente el 70 % de la producción fiscalizada de gas en el país con 1.323 millones de pies cúbicos por día calendario, de acuerdo con cifras del Banco de la República correspondientes al primer semestre de 2021.

Simultáneamente, en un interesante contraste, los tres departamentos impulsan proyectos sostenibles que buscan potenciar la producción de nuevas fuentes de ingresos amigables con el ecosistema y muy a tono con las tendencias modernas de la economía circular. En el municipio de Lejanías, por ejemplo, funciona con las mejores perspectivas la Escuela de Producción Sostenible, un modelo que merece ser replicado en otras regiones.

A esa misma tendencia se une el departamento del Vichada, líder en la producción de palma de aceite, que hoy se preocupa por refinar sus procedimientos para que la industria extractiva se fortalezca con procesos industriales en el escenario verde de la sostenibilidad.

De la misma manera como sus ricos recursos mineros atrajeron desde el siglo pasado la inversión extranjera que hoy representa la más rica fuente de regalías, los proyectos de energías renovables comienzan a tener hoy mayor impacto en el portafolio de empresas transnacionales. Una buena muestra de ello es la Granja Solar Bosques de los Llanos que la compañía china Trina Solar y Matrix Renewables operan en Puerto Gaitán, un complejo capaz de generar 51 gigavatios/hora para el abastecimiento de cerca de 25.000 familias.

Un reciente estudio de la ANDI destaca la manera como las administraciones regionales de la Orinoquia, en particular, han enfocado las metas de su desarrollo hacia objetivos de sostenibilidad económica, social y ambiental, con acciones transformadoras en materias de infraestructura, ordenamiento territorial, seguridad jurídica y de reactivación económica.

Los Llanos Orientales le apuestan a ser una región competitiva, interesante para los inversionistas de varias latitudes y muestra un notable empeño en imprimirle valor agregado a sus productos agropecuarios. No solo se trata de honrar su tradición productiva, sino de tecnificarla. No en vano la producción del arroz que se estimula allí abastece hoy el 40 % del mercado nacional y promete reabrir las compuertas de las exportaciones.

De hecho, las ventas externas de la región, sin incluir petróleo y sus derivados, cerraron el acumulado a junio de 2021 con un incremento anual de 82,2 %, lo que representó un importante avance en comparación con el ligero incremento reportado en el primer trimestre del año y los resultados negativos de 2020.

El nuevo clima favorable a los negocios y la inversión guardan relación con la progresiva recuperación económica regional. Arauca se ha convertido de nuevo en el principal abastecedor de la industria frigorífica nacional, con un aumento que bordea el 17 % del número de animales destinados al sacrifico.

La industria de la construcción –principal generadora de empleos– muestra también signos alentadores de recuperación. Por departamentos, el mismo Arauca tuvo la variación más alta en la región, 596,1 %, gracias al mayor licenciamiento en viviendas, comercios y espacios educativos.

Los signos vitales de la economía han mejorado y hoy son comparables, y en algunos casos superiores, a los que se registraban antes de la pandemia. Las dinámicas regionales de producción contribuían en 2019 a que el sector agropecuario nacional alcanzara los 361 millones de dólares en proyectos de inversión extranjera directa, casi más del 80 % en las cifras logradas en 2018. Las cifras de finales de 2021 muy seguramente serán sorprendentes.

La Orinoquia representa, por lo demás, una de las más interesantes sinergias regionales. Su Región Administrativa y Planificación (RAP) ha promovido la destinación de recursos por cerca de $4,4 billones para proyectos viales y de comunidad, entre ellos la construcción de un moderno aeropuerto internacional.

Su tesón define hoy su enfoque hacia un presente y un futuro más prósperos, con proyectos que trascienden los hitos de las fronteras regionales.

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