Enrique Gómez, columnista invitado.
Bogotá, febrero 14 de 2022. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana.

Opinión

Unidad frente al nuevo régimen

Ante la eficacia de la mermelada y la carencia de coherencia ética y política del Partido Conservador, el Liberal, La U, Mira y Justa y Libres, las elecciones de octubre 2023 se transformarán en un verdadero plebiscito anticomunista que no solo deslegitime las reformas pretendidas por Petro, sino que le quite el poder sobre los recursos y competencias de los poderes regionales.

14 de noviembre de 2022

Mientras el marxismo de Petro queda confirmado en sus alocuciones en periplos nacionales e internacionales, mientras le miente a la población y a los mercados sobre los alcances verdaderos de la transformación política y económica que aspira a imponer a Colombia, mientras alistan las alianzas con violentos de toda laya para incorporarlos como soporte del nuevo régimen y mientras se recogen toneladas de recursos fiscales frescos con el recaudo 2022, la tributaria, la promoción y prevención en salud y las utilidades y regalías ¡válgame Dios! de la industria de hidrocarburos y minería que se aspira a destruir, el desafío político de las elecciones territoriales de 2023 adquiere mayor relevancia.

La cascada de recursos públicos en subsidios perniciosos, infinitos contratos de prestación de servicios y el aumento de las plantas de personal en ministerios y entidades públicas, aunados a la ofensiva mediática por venir, permitirán al Pacto Histórico y a los demás partidos de la coalición impulsar sus candidatos para dominar capitales y departamentos y hacerse a muchos municipios de categorías 2 y 3 relevantes.

Ante la eficacia de la mermelada y la carencia de coherencia ética y política del Partido Conservador, el Liberal, La U, Mira y Justa y Libres, las elecciones de octubre 2023 se transformarán en un verdadero plebiscito anticomunista que no solo deslegitime las reformas pretendidas por Petro, sino que le quite el poder sobre los recursos y competencias de los poderes regionales.

Recuperar Medellín, Cali y Bogotá de los funestos gobiernos de izquierda es prioridad estratégica de la oposición. Hacer presencia con tercerías fuertes en otras capitales y departamentos en los cuales la clase política tradicional ya concretó pactos de gobernabilidad con el Pacto Histórico es determinante.

La política nacional sigue sumida, por una parte, en la política transaccional que los miembros de la coalición de gobierno ejercen con esmero y lucro personal y político vergonzoso.

Por otra parte, y en particular en las elecciones territoriales, la política repite prácticas que el debilitamiento de los partidos volvió comunes y son nefastas. La llamo la política de las aspiraciones. La condición de aspirante no deriva del reconocimiento de un partido a los méritos, capacidades o posibilidades. Deriva de una autoafirmación del aspirante en la cual juega poco la decisión partidista o la conveniencia estructural.

Ante la ausencia de vocación y procedimientos de selección por parte de los partidos, el mapa de candidaturas se puebla de aspirantes que, por su propia iniciativa, se postulan tentativamente y se someten a un escrutinio abstracto e intangible por parte de la prensa y la opinión e invierten sus recursos en encuestas y gestiones mediáticas que buscan crear ficciones respecto de sus verdaderas posibilidades electorales.

Estos procesos de decantación son dilatados y ya se han iniciado en el país en municipios y gobernaciones. En ellos brillan por su ausencia los programas, los gabinetes y procesos transparentes y decisivos de selección.

Para frenar al Pacto Histórico en 2023 es indispensable entender la gravedad de la hora. La democracia colombiana está en juego. Debe pesar el momento histórico por encima de la aspiración personal, el cálculo partidista o la comodidad de los candidatos.

Es urgente establecer una mesa de unidad de la oposición que defina procedimientos para determinar candidatos a capitales y gobernaciones prontamente para que el proceso de reconocimiento, el trabajo electoral y la estructura programática se inicien rápidamente.

La única respuesta válida a la utilización de los recursos públicos que harán el Pacto Histórico y sus aliados en las próximas elecciones es la anticipación y la preparación en unidad de candidaturas fuertes y de consenso.

Hacemos un llamado desde Salvación Nacional a iniciar prontamente y en unidad la selección de candidatos viables, la definición de reglas objetivas de selección y la realización de compromisos verificables de apoyo que permitan respetar las pretensiones de los precandidatos, pero que despejen la selección a la mayor brevedad y en la mayoría de las capitales.

La selección por decantación, agotamiento o intención de voto presunta ya generó grandes fiascos electorales a favor de la izquierda o dudosos independientes. Es hora de que los partidos retomen el liderazgo en la postulación de precandidatos y definan prontamente candidaturas de unión que le permitan a quienes se oponen en la opinión pública al petrismo y al Pacto Histórico plasmar su afán de oposición en el desarrollo de grandes campañas masivas, digitales, voz a voz, basadas en militancia y voluntariado.

Es hora de la unión desinteresada, sincera y eficaz para frenar al Pacto Histórico en 2023.

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