OPINIÓN
Unidos por un país
Que el regreso de la selección sea la oportunidad para dejar a un lado las diferencias políticas, las preocupaciones por la crisis, las tristezas y dificultades que nos ha dejado la pandemia.
Son muchos momentos de felicidad que recuerdo de mi infancia y adolescencia alrededor de la Selección Colombia. Cuando vencimos a Israel y clasificamos al mundial de 1990. El agónico gol de Freddy Rincón en Italia con el que le empatamos a Alemania y el equipo llegó por primera vez a segunda ronda de un mundial. La épica goleada a Argentina en el Monumental de Buenos Aires, en un partido sublime del Pibe, el Tino y compañía.
Mientras el país atravesaba por la etapa más violenta del conflicto con las guerrillas y el terrorismo del narcotráfico infundía miedo y zozobra, estas victorias que nos brindaba la selección de fútbol abrían un espacio de unión alrededor de un equipo que ofrecía esperanza. Sergio Cabrera lo retrata magistralmente en la película Golpe de Estadio.
Fuimos anfitriones de la Copa América en 2001 cuando veíamos con escepticismo las negociaciones de paz en el Caguán. Nos unimos para garantizar una organización impecable, recibir con entusiasmo a los visitantes y hacer de cada partido de la selección una fiesta. El cabezazo del capitán Iván Ramiro Córdoba en un tiro de esquina en el Campín, golazo contra México, nos dio el título y fue el detonante de una eufórica celebración que nos sacó momentáneamente de la tensión que vivíamos por la inseguridad, la crisis económica y la frustración del proceso de paz.
En 2014 se vivía el inicio de una etapa de polarización en el debate político que cada vez parece profundizarse más. La pugnaz campaña electoral, las complejas discusiones entorno a las negociaciones en La Habana, el descontento social expresado en los múltiples paros nos tenía agobiados, enfrentados y desgastados.
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Pero regresábamos a un mundial después de dieciséis años y la atención de todos se centró en el equipo del buen Pékerman. Los goles de James, los bailes al son de la salsa choque con los que celebraban cada anotación, llegar a cuartos de final, fueron hitos que nos llevaron a abrazarnos y a sentir un orgullo patrio que se evidenció en el apoteósico recibimiento al equipo en Bogotá.
Ahora, con los gritos con los que celebramos los goles de Falcao y Yerry Mina en Rusia aún muy presentes, regresa la selección e inician las eliminatorias a Catar 2022. Se reúne nuevamente el equipo que es, quizás, el mayor factor de unión entre los colombianos. No importa el color político, la ubicación en el espectro ideológico, si se es rico o pobre, en un partido de la selección todos estamos haciendo fuerza para el mismo lado.
En un momento tan complejo como el actual, en medio de la pandemia, afectados por las restricciones y el encierro, enfrentando una crisis económica sin precedentes, viene bien que los colombianos encontremos un propósito común, una idea que nos congregue y nos permita soñar entre todos. Creo que necesitamos una buena dosis de la alegría que nos trae el fútbol.
Y tenemos motivos de sobra para ser optimistas. El momento por el que pasan nuestras grandes figuras es prometedor. La llegada de James a la Premier League le ha permitido tener continuidad, reencontrarse con su juego y destacarse con notables goles y asistencias en el inicio de la temporada. Además, le ha permitido juntarse con su compañero de selección, Yerry Mina, con quien ya demuestra asociación que genera goles, confianza y buenas expectativas para esta convocatoria. El Tigre Falcao también está jugando bien en Turquía, Duvan y Muriel siguen demostrando eficacia en la delantera del Atalanta y Cuadrado pasa por su mejor momento en la Juventus. Davinson da confianza por la solidez que demuestra en el Tottenham y el técnico portugués parece encontrar figuras interesantes en las nuevas generaciones que complementan la experiencia de los más veteranos.
Desde hace un tiempo, los uniformes oficiales de la selección llevan mensajes que identifican el propósito superior del equipo. “Unidos por un país” es el mensaje que han venido expresando los convocados en cada partido. “La emoción que se siente volver para vestir los colores de la selección. Vamos todos juntos por nuestros objetivos” trinó ayer Falcao. No podemos ser inferiores a ese llamado.
Que los partidos contra Venezuela y Chile sean la oportunidad para dejar a un lado las diferencias políticas, las preocupaciones por la crisis, las tristezas y dificultades que nos ha dejado la pandemia. Que el regreso de la selección sea la oportunidad para enfocar la energía de todos los colombianos y apoyar con entusiasmo a los jugadores. Y ojalá, independientemente del resultado, los partidos sean momentos de fraternidad y alegría que nos ayuden a recuperar el ánimo que tanto ha sufrido en estos tiempos de pandemia y polarización.