Enrique Gómez Martínez Columna Semana

Opinión

Unión, acuerdos y sinergias

Existen muchísimos líderes preocupados por el futuro del país convencidos de que pueden hacer aportes valiosos para cambiar la forma en que se administra nuestro estado y se hace la política.

Enrique Gómez
2 de diciembre de 2024

Personas que han tenido experiencia pública y política o que desde lo privado han interactuado en diversos planos con lo público. Muchos que han sido exitosos en el ámbito privado y están convencidos de poder aportar saberes y experiencias a la construcción de un mejor país que logre, por fin, desarrollar todo su potencial y superar las endemias de siempre que lo limitan.

Todos intentan, en sus círculos de influencia, aportar ideas, críticas e iniciativas para el gran propósito de un desarrollo equitativo y sostenible.

Muchos, en lo nacional o territorial, aspiramos o hemos aspirado a poner a consideración de nuestros conciudadanos nombres y hojas de vida para convertirnos en servidores públicos en el ejecutivo y en el legislativo. El deseo de aportar y participar de las soluciones que requiere el país es un motor poderoso y es una gran noticia para la democracia y para el futuro.

Los obstáculos y retos son, sin embargo, desafiantes. Crear equipos de liderazgo que apoyen una aspiración, alcanzar niveles suficientes de reconocimiento en la circunscripción, construir propuestas y programas, ganar credibilidad con las comunidades a las que se les pide el favor del voto y construir un mensaje y un relato atractivo que destaque, entre otros, son retos fenomenales.

Recorriendo el país, y conociendo muchos líderes apasionados por la política y lo público, me queda la satisfacción y la convicción de que es posible transformar y mejorar la política y las instituciones.

Mientras los partidos tradicionales están atrapados en las mecánicas electorales y el control de los centros de poder que las sostengan, sus compromisos ideológicos, programáticos y éticos se diluyen en la incesante búsqueda de resultados garantizados. Sus líderes construyen estructuras herméticas, protegidas por la desconfianza, alimentadas por gabelas, por la amistad, por identidades gremiales, religiosas o de acción social. El trabajo es enorme, el financiamiento escaso y la necesidad de usufructuar, así sea en parte, de la burocracia y el recurso público es inevitable.

En muchos casos, los líderes en estas estructuras prestan, en paralelo al desarrollo de sus aspiraciones, importantes servicios a las comunidades que representan en el plano colectivo o con soluciones individuales. Hay, en muchos casos, la conciencia de hacer aportes permanentes al bienestar social complementando la insuficiente acción estatal. Muchos otros ejercen verdadera vocería en la realización de derechos y en la organización social para el mejoramiento de la calidad de vida.

En conjunto reflejan la realidad nacional, operan alrededor de las limitaciones del sistema político, responden a los estímulos buenos o perversos del muchas veces diabólico sistema electoral y muchos aportan a la solución de las necesidades de sus comunidades o a la gestión de sus instituciones. Otros también, tristemente, no aportan y solo se acercan a lo público en busca de una forma de subsistencia o de enriquecimiento personal.

En este contexto, las dinámicas, muchas veces vertiginosas y egoístas de los partidos, cierran las puertas a nuevos liderazgos o a liderazgos curtidos, pero que no quieren o pueden someterse a reglas y procedimientos arbitrarios, cuando no corruptos.

Frente a este horizonte partidista, irredento en sus prácticas, celoso en sus espacios, reduccionista en sus finalidades, se acude a los movimientos significativos de ciudadanos para buscar, en su apoyo innominado, la posibilidad de postularse. Es una ruta creciente en el ejercicio democrático en lo nacional y lo local. Si bien algunos casos puntuales, muy notorios y publicitados, acreditan que estos movimientos pueden lograr viabilidad electoral y sin duda apertura democrática, su realización constante y reiterada en diversos ciclos electorales ha empezado a demeritar, por una parte, su autenticidad y, por otra, concentra el ofrecimiento político a la comunidad en el deseo de aspirar, sin solventar la expectativa válida de presentar una organización, un equipo y una coherencia que no solo habilite un mejor ejercicio de lo público, sino que habilite un patrimonio que garantice la responsabilidad política en diversos planos.

Los movimientos políticos de ciudadanos son valiosos y, en muchos escenarios, indispensables. Cada vez más, sin embargo, son reflejo de una gran capacidad económica de contratar operadores logísticos que coordinen recolecciones de firmas que adolece, en su mayoría, de identidad, mística y mensaje propios. La recolección de firmas para habilitar aspiraciones se convierte así en tiquete costoso para bifurcar los partidos políticos y tratar de llegar de manera directa y singular a la movilización del voto de opinión. Es un camino que puede ser efectivo, como lo demostró el balotaje presidencial de 2022, y se ha visto triunfador, generalmente para el perjuicio de grandes capitales del país. En procesos electorales complejos como la presidencia y en la indispensable renovación del congreso, la aspiración ciudadana enfrenta retos mayúsculos frente al poderío de los partidos o de las facciones en el poder.

Salvación Nacional ha venido haciendo un llamado a grandes líderes nacionales, personas con experiencia, talante y limpias y prestigiosas hojas de servicio público en todo el país para que en la orilla amplia y de principios fundamentales de la centro derecha, construyamos un escenario robusto y transparente para tramitar aspiraciones a la presidencia y al congreso, que conecte con las fuerzas políticas regionales que garanticen la transformación integral del país en todos sus órdenes y que, a la vez, postule en estas graves horas de crisis, equipos, programas, experiencias y capacidades en un verdadero propósito de construcción partidista hacia el futuro, responsable y dispuesto a responder, y que le garantice a la ciudadanía que puede y logrará poner el país en las mejores manos para realizar la reconstrucción y la salvación nacional.

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