Opinión
¡Unión corrupta por Colombia!
Hay muchas lecturas derivadas de la imputación de cargos del CNE contra la campaña Gustavo Petro 2022 – 2026, su candidato, sus directivos y auditores.
El candidato imputado y sus estrategas jurídicos han insistido en el fuero universal, y como el tinterillo que es y el mañoso de siempre, Petro sabe que hay mucho que ganar creando controversias jurídicas marginales en el país del inciso y la inseguridad jurídica. Petro no será el primer político colombiano pillado con las manos en la masa que no solo se brinca el deber moral de admitir su culpa, sino que invoca desvergonzadamente su derecho a la defensa y el debido proceso para aferrarse al cargo a toda costa. Petro será uno más de una larga lista de corruptos que conocen al detalle la morosidad e inoperancia de la justicia colombiana y se aprovechan de ella. Un sistema de justicia diseñado por corruptos para garantizar su impunidad.
Los febriles y desesperados petristas, irrigan su sed de validación como caminantes del desierto. Asidos de la hebra de la tardía imputación, pueden consolarse del fracaso de su líder y negar en su mente sus procederes corruptos. Olvidan, en la algarabía de su indignación, la indignidad de su caudillo.
Los tibios y moderados de siempre, dispuestos a cualquier concesión, con tal de no confrontar a la izquierda o perder sus privilegios, ya dicen que el CNE la embarró porque le permitió a Petro “victimizarse” y reencaucharse con el absurdo discurso del golpe blando, llevado al paroxismo autista en las casi diarias peroratas escenificadas por el presidente. Moderados acuciosos para darle de comer al tigre, cediendo espacios a cambio de falsas conformidades, como las obtenidas en el patético aquelarre de ilusos y lagartos en días pasados en Villa de Leyva.
Quienes piensan que la salida del presidente es posible en el cauce institucional y que la salvación de la nación y la transformación de la política dependen de las artes del litigio o pueden ser deferidas en el poder judicial. Aplauden la decisión del CNE como el mítico catalizador de la declaratoria de indignidad presidencial o la pieza clave en el proceso de acusación de Petro ante el congreso. Estos globos de papel les permiten a millones soñar con que mágicamente un congreso que desprecian, signado por la corrupción, va a sacarlos rápidamente de la pesadilla del gobierno Petro y sobre todo los eximirá de enfrentar su responsabilidad personal y social por abandonar la política y reemplazarla por el cómodo y anónimo protagonismo digital.
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No hay pócima mágica contra el huracán Petro. No hay salida fácil y sin sacrificio para la crisis política y de corrupción de nuestro sistema. Demasiados siguen rezando por milagros, oyendo curanderos y evadiendo la necesidad de enfrentar nuestros errores perpetuados del pasado de voto útil, del asco y la jartera con la política y el rechazo a los cambios difíciles que exige el modelo asistencialista quebrado.
Ahora, entre tanto comentario, en un país de comentaristas, no he visto que se evalúe lo sucedido desde la óptica más pertinente en mi opinión: la de los corruptos.
El primer corrupto de la Nación, el señor de las bolsas de aquel olvidado video, el señor presidente, está pensando en el riesgo de tener que devolver los cerca de 24.000 millones de reposiciones de gastos de la primera vuelta y los 71.000 millones de la segunda vuelta. No creo que la familia Petro tenga problemas de liquidez. No faltarán tampoco los Euclides Torres que financien un eventual rapto de transparencia del CNE. Pero para quien ha demostrado que el afán de lucro, propio y de sus secuaces, es una prioridad absoluta de acción, el dolor máximo puede ser el económico.
Más relevante será la solidaridad de la clase política corrupta de este país. ¡No joda! ¿Cuántos senadores y representantes no han violado en diversas oportunidades los topes de gasto de campaña? ¿Cuántos alcaldes y gobernadores? Ellos estarán pensando que Petro es un inepto por dejarse pillar. También sentirán la solidaridad que deriva de la complicidad en el pecado y el ilícito. Pero creo que el sentimiento más poderoso entre nuestra inagotable alineación de corruptos, será la de la oportunidad.
¡Si la oportunidad! La imputación a la campaña no solo es un Potosí eventual para el mismo CNE.
Vale un Perú para los aliados de ocasión del gobierno en el congreso. Primero en el discurso. Se acaba la falsa superioridad moral del gobierno que seguirá flotando en los discursos ante los auditorios de beneficiarios de la prebenda del día. Pero desaparecerá en las negociaciones del cuarto de atrás. ¡Igualados de verdad! ¡Igualados en el rabo de paja! En la necesidad de hablarle a magistrados aquí y acullá. En las rogativas a los representantes de la comisión de acusaciones. Igualados en el ocaso caótico del gobierno, en la necesidad de proteger la plata, mantener el silencio de Roa y de los muchos otros contribuyentes no develados de la campaña.
Pienso que el futuro inmediato dará —como en las horas oscuras del proceso 8.000— nacimiento a un renovado contubernio, un gran pacto de complicidad, liderado por los corruptos de siempre, los neo corruptos del Pacto Histórico, los intereses especiales de los negocios y la gran contratación. Una unión corrupta que tendrá de cara a 2026 el poder definitorio en las elecciones entre mantener al nuevo poder corrupto de la izquierda o devolverle el país al establecimiento ansioso y ganoso de poder que nos trajo aquí.