OPINIÓN

Contra el odio

Facebook y YouTube prohíben la desnudez frontal, pero promueven el odio. Esto ha llevado a que, en términos publicitarios, el sexo ya no vende lo que vendía antes.

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
29 de abril de 2018

¡El valor del odio está en alza! “¿Por qué las buenas personas se vuelven ‘trolls’ en internet?”. Según un extenso reportaje de El País, España, Facebook y YouTube promocionan los contenidos de odio para lograr un mayor dividendo de los anunciantes.  Al hacerlo, favorecen los mensajes de fanáticos o radicales que agreden, matonean y crean discordia, “contribuyendo así a impulsar la difusión de contenidos más extremos y facilitando un nicho a los bulos”.

Las redes sociales cumplen hoy el papel de los pasquines y de los anónimos de ayer, solo que se difunden más rápido y alcanzan a una mayor cantidad de personas. Para colmo, son tan carboneras y cizañeras como politiquero en campaña. Ambos lo hacen por la misma razón: ganar dividendos a costa del daño del individuo y de la sociedad. Somos tan frágiles de voluntad y tan gregarios que les comemos cuento a unas y a otros. El infierno que era antes el pequeño pueblo lo es ahora el mundo entero. Ya no hay cómo huir o cómo esconderse del señalamiento o del matoneo. El matoneo es hoy más despiadado porque ya no se trata del matón que necesita mostrarse superior y por eso amenaza y grita, sino del matón que efectivamente tiene los medios para destruir. ¡Y los utiliza!

La capacidad humana de comunicar ideas a través de las redes ha hecho posible la construcción del mundo moderno. No en vano, varias investigaciones afirman que uno de los rasgos que más ha ayudado a la supervivencia y fortaleza del Homo sapiens es la solidaridad. Las redes ofrecen una perspectiva sin parangón de comunicación entre toda la humanidad. Sin embargo, da la impresión de que, en lugar de la solidaridad, y cooperar para ese fin, estamos retrocediendo al tribalismo y el conflicto. Al cierre de esta columna, de hecho, un congreso de periodistas españoles se preguntaba: ¿Para qué sirven las redes sociales a quienes se ganan la vida en el negocio de los medios de comunicación? Y anuncian: “Las redes sociales han muerto. ¡Vivan las redes asociales!”.

En Colombia, en tanto, la semana pasada se supo que más del 20 por ciento, de entre 8 millones de mensajes que circularon en las redes durante las elecciones legislativas, promovieron la intolerancia y la polarización (¡un millón seiscientos mil mensajes de odio!). Por eso los candidatos a la presidencia firmaron un pacto por la no violencia que propende, entre otros puntos, por “utilizar de manera responsable y respetuosa los espacios en medios de comunicación y redes sociales, ofreciendo información veraz y elementos para el análisis y evitando diseminar información falsa, difamatoria, que promueva el odio o la violencia".

Una declaración que hay que celebrar y exigir su cumplimiento.

@sanchezbaute

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