OPINIÓN
El reclamo de Panamá
El jueves pasado el presidente de Panamá se quejó públicamente por el aumento de la violencia y el narcotráfico en la frontera, a los que considera como una consecuencia negativa del proceso de paz en Colombia.
No es la primera vez que Juan Carlos Varela en su calidad de primer mandatario de los panameños, eleva la voz para manifestar su preocupación por el aumento del crimen y el tráfico de drogas ilícitas en la frontera con Colombia. El 4 de febrero del presente año solicitó al presidente Santos de manera ‘‘respetuosa pero firme‘‘ controlar las drogas, el 19 de febrero en conversación telefónica con Donald Trump el tema del narcotráfico en la frontera colombiana fue uno de los puntos tratados, el 24 de marzo volvió a insistir en los riesgos que para Panamá implica el aumento de cultivos ilícitos en Colombia, pero en ninguna de esas declaraciones había sido tan claro y enfático como en la del jueves pasado cuando, reaccionando a la muerte de cuatro personas después de dos días de combates en su territorio, afirmó: “Es la primera vez que veo se da de baja a cuatro colombianos en suelo panameño, producto de querer traer droga a nuestro país”, y a reglón seguido soltó un dura frase: “Yo avisé hace algunos meses que la paz en Colombia iba a tener un impacto en Panamá porque se estaba aumentando la producción de droga”.
La respuesta de la Cancillería colombiana no se hizo esperar calificando las declaraciones del presidente Varela como “injustas e inexactas”, argumentando que “la dinámica criminal transfronteriza que afecta a todos los países de la región no tiene relación directa con el proceso de paz en Colombia”.
Resulta sorprendente y contradictoria la reacción de nuestro ministerio de relaciones exteriores, pues precisamente uno de los argumentos que el gobierno y las FARC han usado para justificar el proceso de paz ante la comunidad internacional, es precisamente que la firma de los acuerdos generaría la reducción de los cultivos ilícitos y del narcotráfico.
Como dice el adagio popular “cuando el rio suena piedras lleva”, eso es precisamente lo que está empezando a suceder con la queja de Panamá. A diferencia de lo que sucede en la frontera con Venezuela, donde el narcotráfico no solamente no es combatido sino más bien facilitado con el propósito de llenar los bolsillos corruptos que siguen sosteniendo el régimen dictatorial de Maduro, la situación de la frontera panameña no debe ser desoída ni minimizada, pues tratándose de un paso natural hacia Centroamérica, que a su vez es la ruta hacia México y Estados Unidos, está en la mira de la nueva política de la administración Trump, que no dudará en usar todos sus recursos económicos, logísticos y militares para combatir el narcotráfico al cual considera como una de las amenazas para su seguridad nacional.
En este contexto y teniendo en cuenta que en el segundo semestre del presente año Panamá asumirá la presidencia temporal del “Sistema de Integración Centroamericana (SICA)”, el presidente Varela ha anunciado como una de sus prioridades la lucha contra el narcotráfico, que en sus palabras “está provocando más muertos que las guerras civiles que asolaron Centroamérica en las décadas de 1970 y 1980”. Es hora que el gobierno colombiano asuma la responsabilidad internacional de los efectos inmediatos de la firma de los acuerdos con las FARC, pues el argumento de que las zonas que antes estaban bajo control de esa guerrilla están ahora siendo copadas por bandas criminales, por el ELN y por disidentes de las propias FARC, implica reconocer que, tanto antes como después del proceso de paz, el Estado colombiano no ha sido capaz de controlar su propio territorio.
Llegó el momento de redefinir la política fronteriza del país, en cuyo diseño e implementación debería participar activamente el ministerio de defensa y nuestros generales. Estamos a 17 días para que terminen las Zonas Veredales Temporales de Normalización, algunas de las cuales están muy cerca de las fronteras. Es inaplazable para el país y la comunidad internacional , conocer cuál es la estrategia de seguridad fronteriza con la cual el saliente gobierno Santos garantizará que el proceso de paz con las FARC no generará como efecto colateral el aumento del narcotráfico en la región.
*Ex viceministro de justicia. Decano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
@ceballosarevalo