opinión
Volver para recuperar, quedarse y aprender
La disrupción educativa ocurrida durante la pandemia agudizó, con los cierres físicos de los colegios y la educación a distancia, la crisis de aprendizajes que vivía Colombia, al igual que muchos países del mundo.
Uno de los impactos de la pandemia fue la deserción escolar. Las proyecciones de la Unesco indicaban que, en promedio, el 1,36% de niños y niñas de los diferentes países del mundo podía desertar de la escuela. En Colombia, se estima que 177.000 estudiantes dejaron de matricularse entre 2020 y 2021, e incluso este porcentaje podría llegar al 1,74%.
El panorama es más preocupante en preescolar, donde la proyección de deserción global es del 2,7% y en Colombia llegó al 12,8% (transición), mientras que en primaria se proyectaba en el 0,2%, pero en el país llega al 1,6%. Recuperar a los y las estudiantes que se fueron y no han regresado es una tarea enorme y se requiere del esfuerzo de toda la sociedad. No es solo tarea de un gobierno: debemos concurrir todos.
Además, la disrupción educativa condujo a que los niños, niñas y adolescentes no adquirieran y fortalecieran las habilidades básicas que forman la base para todo aprendizaje futuro. El último informe del Banco Mundial, la Unesco y Unicef dice que 8 de cada 10 estudiantes de diez años no pueden leer y/o comprender un texto simple. El mismo informe calcula que las pérdidas de aprendizaje durante la pandemia tendrán un efecto del 14% en el PIB mundial.
A su vez, el documento señala que la educación remedial o de recuperación de los aprendizajes fundamentales requiere una inversión de $10 a $15 dólares por niño o niña. Por tanto, la inversión para esto es menor, si se compara con el efecto que tendría si no se emprenden acciones.
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La interrupción de las clases presenciales, el encierro, la falta de socialización, la ausencia de su grupo de referencia, las dificultades al interior de los hogares afectaron —tristemente— la salud mental de los niños, niñas y adolescentes. Esta realidad se está percibiendo con el regreso a la escuela, con actitudes violentas, poca empatía, baja tolerancia a la frustración, depresión, aislamiento social, entre otros. Este aspecto requiere de atención y acciones para apoyar a niños, niñas y adolescentes a enfrentar esta realidad.
Unicef Colombia, para responder a estas prioridades, generó la iniciativa Volver a la Escuela desde finales del 2021, que tiene tres líneas de acción. La primera se relaciona con el retorno, que incluye la búsqueda activa de aquellos estudiantes que no han regresado a las aulas. La segunda aborda la permanencia, a través del monitoreo y seguimiento de la asistencia, planes de contingencia, apoyo para la atención a riesgos psicosociales y salud mental. La tercera es fomentar la evaluación para realizar diagnósticos de los y las estudiantes, y emprender acciones de nivelación.
Actualmente, Unicef está trabajando directamente con 31.149 estudiantes, en 115 escuelas en los departamentos de Arauca, Atlántico, Chocó, La Guajira, Magdalena, Nariño, Norte de Santander, Vichada y Valle del Cauca; también, con 18 secretarías de Educación. Su objetivo es que cada niño, niña y adolescente esté preparado para aprender y seguir construyendo su proyecto de vida. El Ministerio de Educación Nacional se sumó.
Así pues, en Unicef Colombia estamos convencidos de que la escuela es el entorno protector por excelencia, en el que los niños no solo aprenden, sino que tienen todas las posibilidades de materializar su potencial. Para Unicef, recuperar, quedarse y aprender es el primer paso para mitigar los efectos de la pandemia en los aprendizajes y el bienestar de los estudiantes, así como brindarle a cada una y cada uno oportunidades para desarrollar sus proyectos de vida.