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¡Y fue peor!

Dice la sabiduría popular que el primer acto de corrupción es aceptar un cargo para el que no se está preparado.

María Andrea Nieto
29 de julio de 2023

Ómar Camacho, el reemplazo de Irene Vélez en la cartera de Minas y Energía, salió peor de lo que se esperaba. Incluso, muchos dicen que extrañaremos a la exministra filósofa después del nombramiento del radical ministro “cabeza rapada”.

Es de no creer que el presidente Gustavo Petro, teniendo la oportunidad de nominar un perfil técnico, conocedor de la cartera y con experiencia en el sector, haya decidido elegir a un activista cuya hoja de vida brilla por su ausencia de experiencia en el sector más relevante para la economía del país, la transición energética y fundamental para gestionar el tan mentado cambio climático, del que evidentemente poco entiende Petro y, menos aún, su recién elegido ministro.

De lo que se puede estar seguro es de sus estudios en Ingeniería Eléctrica y que supuestamente cuenta con una licenciatura en Física y un magíster en Administración de la Ingeniería y Fuentes Renovables del TEC de Monterrey. Pero las inconsistencias en la hoja de vida del nuevo ministro comenzaron a aparecer desde el anuncio de la Presidencia.

Lo que sí se comprobó es que al nuevo ministro de la “potencia mundial de vida” le ha ido muy bien. En menos de un año firmó dos contratos. Uno como miembro de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) de la senadora María José Pizarro y otro como asesor en la Agencia Nacional de Minería. Para acceder a los dos contratos y a su postulación como presidente de Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), el señor Camacho presentó en el Secop la certificación de su experiencia laboral en la empresa BRP Ingenieros. Pero hay muchas contradicciones.

Para el cargo en la ANH, dijo tener ocho años de experiencia, pero las certificaciones provenientes de la firma BRP Ingenieros presentan varias inconsistencias en lo que se refiere a las fechas de vinculación laboral del doctor Camacho. Mejor dicho, en este punto no se sabe si las certificaciones laborales provenientes de esa empresa acreditan experiencia de dos, seis u ocho años.

¿Se merece Colombia que un ministro de Minas y Energía no tenga experiencia en la cartera que va a dirigir y que genera el 40 por ciento de los ingresos de la economía nacional? Pues la respuesta del “cambio”, aunque obvia para los demás, es nombrar como ministro a un ciudadano sin conocimiento ni experiencia en el sector que va a liderar.

Se supo también que el doctor Camacho formó parte de la lista de candidatos a la Cámara de Representantes por el partido Comunes, es decir, las ex-Farc. También se conoció que perteneció a un grupo extremista de izquierda comunista de “cabezas rapadas” llamado Rash y del cual apareció un video que fue ampliamente divulgado en las redes sociales con el ministro “cabeza rapada” cantando los himnos de dicho movimiento.

También, se revelaron los escritos del nuevo ministro en sus redes sociales en los que alababa a los dictadores Hugo Chávez, Nicolás Maduro y al genocida Fidel Castro.

Con apuro, el futuro funcionario intentó borrar el rastro de su ideología comunista, pero la rapidez de los cibernautas fue mayor. Los mensajes de “fuerza, comandante” (2012), “ganamos, viva el socialismo” (2012), “Fidel, eterno Fidel, le diste ejemplo al continente y al mundo, tu legado será imposible de borrar” (2016) y “la masacre de hoy en Colombia tiene un claro autor, Álvaro Uribe Vélez. Él dio la orden” (2021) quedaron como evidencia mucho más clara que su hoja de vida.

Y tal vez esa ideología es la carta clave de presentación de lo que es el nuevo ministro del gabinete y la demostración, una vez más, de que el presidente Petro seguirá confiando el manejo de asuntos de extrema importancia para el país en manos de inexpertos y fanáticos. El nuevo ministro tendrá la tarea de avanzar en la transición energética, que es una de las principales políticas del Gobierno del “cambio”, y de enfrentar un posible racionamiento de energía, del que vienen advirtiendo empresas como Enel desde hace varias semanas. ¿Está capacitado para hacerlo?

Pero ¿qué garantías puede ofrecer una persona que ni siquiera tiene clara cuál es su experiencia profesional? Ante la polémica que se presentó, al futuro ministro le tocó hacer cambios en su hoja de vida y corrigió los 22 años de experiencia que había dicho inicialmente que tenía, para dejarla en apenas nueve años. ¿Otro error de digitación?

Los escándalos éticos del Gobierno del “cambio” se han vuelto paisaje. Dice la sabiduría popular que el primer acto de corrupción es aceptar un cargo para el que no se está preparado. Irene Vélez demostró con creces carecer de las credenciales para trabajar al frente del sector de hidrocarburos, y ahora, con la llegada del ministro “cabeza rapada” y las “inconsistencias” en su experiencia laboral, es más que claro que tampoco tiene las credenciales ni la experiencia para dirigir ese ministerio.

Pero el gabinete de Gustavo Petro se ha ido consolidando como un grupo de funcionarios que no saben de las carteras ministeriales, a muchos les disgusta el sector en el que trabajan, pero todos se caracterizan por saber decir muy bien “Sí, señor”, y eso parece ser la fórmula del éxito en el Gobierno “potencia mundial de vida”.

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