OPINIÓN

¿Y los desconectados?

Ninguna niña en el país debería estar preguntándose qué se hizo su maestra o por qué no puede volver a su escuela; sin una ruta clara de cómo aprenderán desde casa.

Cristina Castro
13 de abril de 2020

¿Podemos aplanar la curva de propagación de covid-19 sin aumentar la desigualdad educativa? La covid-19 nos llegó de sorpresa; a la mayoría nos encerró en nuestras casas. En mi rol de docente universitaria se intensifican las horas de trabajo, atendiendo a estudiantes por videoconferencias, dictando clases virtuales; por eso no dejo de pensar cómo operará el aprendizaje desde casa para cientos de niños y niñas y adolescentes que no cuentan con acceso a internet.

Soy de Istmina-Chocó. Nieta de una mujer agricultora y minera, quien cultivó el hábito de la lectura. Sobrina de maestras y maestros, la mayoría rurales. En Istmina, en mi Escuela Normal, mis maestras y maestros cuidaban con esmero nuestra formación. Todo eso me ayudó a sentar las bases para obtener un doctorado en Sociología a los 25 años en la Universidad de Massachusetts Amherst. No alcanzo a imaginar cómo este momento de cuarentena, y los que vienen, pueden afectar la trayectoria vital de los niños, niñas y adolescentes en el litoral Pacífico, La Guajira, Amazonas, Vichada, Guainía, Vaupés, entre otros.

Según reportes del MEN, la conectividad de las escuelas oficiales es del 32 por ciento, de los 50 colegios con las calificaciones más bajas en las Pruebas Saber 11 de 2019, 26 están localizados en departamentos como Chocó. Muchas de las instituciones sin conectividad coinciden con las instituciones con los resultados más bajos.

La solución de educación virtual para hacer frente a esta epidemia sin medidas claras y efectivas para las zonas desconectadas, sin acceso a internet, nos plantea ¿cómo aprenderán las niños, niñas y adolescentes en las riberas de los ríos, en las veredas, en los corregimientos y en los barrios históricamente desfavorecidos? ¿Cómo van a registrar este momento histórico las nuevas generaciones a las que sus instituciones educativas no pueden ofrecerles herramientas de aprendizaje virtual? ¿Cómo garantizamos que los docentes en estos lugares tengan herramientas para que a sus estudiantes se les garantice este derecho fundamental?

En algunas comunidades sin internet se reporta, con alegría, que ha retornado la lectura en familia, los juegos, cantos y cuentos tradicionales y las conversaciones con las abuelas. Esta revitalización de los lazos en la intimidad del hogar se yuxtapone con el aislamiento social. En contextos urbanos los profesores habitamos el territorio y nos desplazamos a las instituciones educativas como parte de nuestra vida cotidiana. En las zonas rurales las profesoras y profesores llegan a estos territorios, en muchos casos después de largas horas de viaje.

Y con estos llega la infraestructura educativa en pleno. Ninguna niña en el país debería estar preguntándose qué se hizo su maestra o por qué no puede volver a su escuela; sin una ruta clara de cómo aprenderán desde casa. La solidaridad y la generosidad nos permitirán navegar estos tiempos tan inciertos. Esto va a exigir coraje, creatividad y sabiduría para que los que necesitamos que prevengan las pandemias del futuro, no queden atrás.

* Socióloga. Directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF)de la Universidad Icesi. Email de contacto:  avergara@icesi.edu.co

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