Opinión
¡Y no pasa nada!
Colapsaron el sistema de salud, sucederá lo mismo con el pensional; miles de empresas y empleos destruidos. Anonadada, la sociedad observa que mientras nada pasa, pasa de todo.
Estupefactos, los colombianos son testigos a diario de los escándalos del gobierno intergaláctico del “cambio”. Aun cuando todos los días se revelan más descarados abusos, como dice la gente exhausta, ¡no pasa nada!
Bueno, sí pasa. La gasolina, dos años después de la llegada de Petro, está en más de 16.000 pesos el galón, el doble que en 2022. El dólar no volvió a bajar de los 4.000 pesos, el derroche exagerado del “cambio” ha impedido que la inflación se pueda controlar, le pusieron impuesto a la comida, van por los ahorros de los colombianos a través de las “inversiones forzosas”, alistan una nueva reforma tributaria para seguir ahorcando a la clase media, el país está aislado en materia de relaciones internacionales y terminó aliado con regímenes autoritarios y dictatoriales como Irán, Rusia, China, Cuba, Nicaragua, para defender al criminal de delitos de lesa humanidad, Nicolás Maduro.
El país está patas arriba; el mercado, imposible de comprar; los centros comerciales, desocupados; las ventas cayeron el 30 por ciento, la incertidumbre está metida en la economía y la polarización promovida por los virulentos discursos cargados de odio del presidente de la república, tienen a la gente cansada. ¡Pero no pasa nada!
Los escándalos de corrupción se quedan en titulares de prensa. ¿En qué va el proceso en contra de Olmedo López y de Sneyder Pinilla, los cabecillas del entramado de corrupción de la UNGRD? ¿No era hora de que a estas alturas del partido alguien estuviera en la cárcel? ¿En qué va el proceso en contra de Sandra Ortiz, la “mandadera” supuestamente de los maletines con 4.000 millones de pesos en efectivo de este escándalo para comprar congresistas? ¿En que la señora llega a la Fiscalía General de la Nación culpando a los periodistas que revelaron sus supuestas andanzas? ¿Y no le pasa nada?
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¿Quién va a responder por el billón de pesos que se robaron de la UNGRD, según Olmedo y Sneyder, para aprobar las reformas del “cambio”? ¡No pasa nada!
¿Al ministro de Hacienda cuestionado por pertenecer a este entramado criminal, junto con el exministro del Interior Luis Fernando Velasco y el exdirector de la Dirección de Inteligencia y del Dapre, Carlos Ramón González, señalados por la Fiscalía de haber participado en esta banda corrupta, tampoco les va a pasar nada? De hecho, ¿el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, que pagó la nómina de los funcionarios del Estado tres veces por “error” y que no pudo recuperar la totalidad de esos recursos públicos, tiene autoridad moral para tramitar otra reforma tributaria para seguir ahorcando a los colombianos? ¿Y no le pasa nada?
¿Quién va a investigar el abuso de poder de Verónica Alcocer y el derroche de los dineros de los colombianos? ¿También va a pasar de agache? ¿El juicio por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos del confeso Nicolás Petro, también seguirá durmiendo el sueño de los justos, mientras disfruta de los privilegios de ser el hijo del presidente de la República?
¿En qué va la investigación en el Consejo Nacional Electoral de la financiación de la campaña de Petro? ¿Ricardo Roa va a evadir la responsabilidad de la presunta violación de los topes según lo establece la ley electoral, mientras destruye la empresa más importante de la nación? ¿Su pareja, Julián Caicedo, seguirá haciendo negocios por aquí y por allá sin que nadie le ponga un tatequieto?
¿Dejarán de hacer fracking en Colombia por cuenta de la ideología trasnochada de Gustavo Petro, pero le comprarán gas extraído con fracking en Estados Unidos para que los colombianos paguen tres veces el costo?
¿En qué va el proceso de Laura Sarabia y su abuso de poder frente a su niñera, Marelbys Mesa, a quien, además de no haberle pagado prestaciones sociales, terminaron amarrándola a un polígrafo en los sótanos de la Casa de Nariño? ¿Qué le pasó al coronel Óscar Dávila, que terminó suicidándose en medio del escándalo de la mano derecha del presidente? ¿Quién responde por esa muerte? ¿El hermano de Sarabia continuará disfrutando de los privilegios de ser el hermano de la mujer más poderosa del país?
¿Quién responde por el derroche del Gobierno nacional que tiene a los contratistas de ministerios como el del Interior esperando que les paguen sus cuentas desde el mes de abril? ¿Por qué no les pagan? ¿Es justo que la gente trabaje gratis?
¿Qué va a pasar con la pésima ejecución de ministerios como el de la Igualdad, dirigido por Francia Márquez, que solo sabe tomarse fotos, malgastar los dineros estatales montando en helicóptero e invitando a la realeza inglesa porque la serie en Netflix le encantó?
El país, desbarajustado; el presidente, diciéndoles asesinos a los colombianos que gritan “fuera Petro” por el evidente desastre de su gobierno, pero que a punta de influenciadores y redes sociales logra tener el sartén por el mango para tergiversar la realidad y continuar en la tarea de la polarización. Colapsaron el sistema de salud, sucederá lo mismo con el pensional; miles de empresas y empleos destruidos. Y anonadada, la sociedad observa que mientras nada pasa, pasa de todo.