Odiar a nadie o las asimetrías de la información sobre el terrorismo en Colombia

Dinero
16 de mayo de 2012

Es fundamental que las autoridades revelen rápidamente y con certeza quiénes son los responsables del atentado terrorista en Bogotá.

Sin información, la herida abierta es irreparable. Ya la sola muerte de dos personas y los daños causados a otras 50 son un balance bastante aterrador. El hecho indigna a cualquiera que sienta algo de consideración por los afectados.

Pero hay otra secuela, la de la psicología de masas: el terrorismo perpetúa el estado de incertidumbre en Colombia; es tal vez el efecto más difícil de desarticular. Gracias a esta clase de actos y a la falta de resolución de las investigaciones, los colombianos terminamos odiando a nadie: a las Farc, que va rumbo a convertirse en una abstracción; a la extrema derecha y a la extrema izquierda, que son la abstracción de las abstracciones; y a la mano negra, que es el terror de las abstracciones.

Necesitamos con tanta urgencia como certeza, nombres, tiempos, lugares y modos. El país no clama justicia, sino información, para saber finalmente a quién debemos señalar; esta situación de incertidumbre es injustificable. El Presidente Santos debe comprometerse con que van a revelar quiénes son los responsables; no los de mentiras, sino los responsables de verdad.

Todo dato, en cualquier contexto, sirve para eliminar la incertidumbre; en lo que se refiere al terrorismo, el país ha demostrado absoluta incompetencia. Con sus tesis sobre la asimetría en la información, Stiglitz, Akerlof y Spence, se ganaron el nobel en el 2001, pues explicaron que en toda transacción siempre gana el que mejor informado esté. Colombia y su lucha contra el terrorismo es un caso de estudio sobre asimetrías de la información. Nadie sabe nada de los grandes magnicidios y atentados recientes. Todo son versiones incompletas. Las autoridades no han sido eficaces para sacar al país de la incertidumbre. Todos eso lo tenemos que resolver los colombianos a punta de especulaciones; esas especulaciones derivan en odio, por la naturaleza atroz de los actos. Pero se trata del peor de los odios: odio por nadie, porque no conocemos los responsables. En este caso, quien gana la partida, es quien utiliza el odio de todos a su favor. Necesitamos información veraz sobre estos episodios, con urgencia.

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