Opinión

El billete de Gaitán

A propósito de los más de 60 años transcurridos desde el Bogotazo, recordamos la columna de Antonio Caballero en la que comenta la imagen del billete de mil pesos.

RevistaArcadia.com
15 de marzo de 2010

Cantaba Jorge Negrete en las coplas aquellas de “Guadalajara”, hace muchísimos años:

“L’águila siendo animal / se retrató en el dinero./

Para subir al nopal / pidió permiso primero...

Tal vez estos versitos enigmáticos requieren una explicación. Se trata del águila azteca que figura en los billetes de banco mexicanos, posada en la penca más alta de un nopal y devorando una serpiente, en alusión a la leyenda de la fundación mitológica de la ciudad de México-Tenochtitlán. Pero lo que me interesa subrayar aquí es la idea de que para poderse encaramar allá arriba y verse retratada en el papel moneda el águila tuvo que pedir permiso. No se sabe a quién: si al gran dios Huitzilopotchli o a otra águila más poderosa, el águila calva que campea en el escudo imperial de los Estados Unidos. Da igual. El caso es que tuvo que pedir permiso. Si no, no hubiera podido llegar allá.

Ahora bien: resulta que desde hace algún tiempo el retrato del asesinado caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán aparece en los billetes de banco colombianos. En los de más baja denominación posible, es cierto: los de mil pesos. Los más populares, tal vez, aunque sin duda los de menor precio. Pero en fin: en los billetes. Jorge Eliécer Gaitán está retratado, como diría Jorge Negrete, en el dinero. Y es raro, porque lo asesinaron (hace de eso 60 años: el 9 de abril de 1948) precisamente para impedir que se tomara por su mano el permiso que le negaban de llegar al poder, y, en consecuencia, al dinero. Que es a donde el poder conduce, en efecto. En las más antiguas monedas acuñadas en Persia hace milenios figura la imagen de los primeros reyes aqueménidas, y los primeros billetes que sacó el Banco Central de Cuba después del triunfo de la revolución van firmados por el Che Guevara con un escueto “Che”. Si Jorge Eliécer Gaitán aparece también él ahora en el papel moneda –así sea el de mil pesos– eso significa que también él llegó al poder, ¿no?

No. Lo mataron antes. Si ahora le dan permiso de retratarse en el dinero, “siendo animal”, como dirían las coplas, es decir, siendo una amenaza, es porque ya ha dejado de serlo. Y por eso la imagen grabada para el billete de mil pesos no es la famosa que todos conocemos del Gaitán temible, terrible, la imagen icónica mil veces reproducida de la foto tomada por el fotógrafo Luis Gaitán, ‘Lunga’, que lo muestra con el rabioso puño cerrado y la violenta boca abierta arengando a las masas, llamando al pueblo colombiano a la carga contra las oligarquías. Sino otra, muy parecida, sí, pero sutilmente distinta. La misma boca abierta, pero en una sonrisa. El mismo filo blanco del pañuelo desbordando el bolsillo del pecho. Y el mismo brazo en alto, pero no amenazante, sino tendido en un gesto amable de saludo (o de despedida) con su sombrero borsalino de petimetre. En transparencia, el billete deja ver también la silueta del famoso automóvil Buick verde que se acababa de comprar Jorge Eliécer Gaitán para ver si con él lo recibían en el Jockey Club. En donde, sin embargo, le echaron bola negra.

Mataron a Gaitán, y se cantaba entonces una parodia de las coplas de “Guadalajara” de Jorge Negrete:

“Ya se cayó el arbolito / donde dormía Gaitán/.

Y ahora dormirá en el suelo / como cualquier liberal...