ALEXANDER TORRENEGRA
¿Cuáles son los beneficios económicos de masificar el trabajo remoto?
Las empresas están experimentando que los beneficios económicos del trabajo remoto son importantes. Justo ahora muchos líderes están pensando que por el resto del año pedirán a sus empleados que se queden trabajando desde sus casas.
Si bien los últimos meses han sido traumáticos por los efectos económicos que ha dejado la pandemia para los países, las empresas y los trabajadores, también es cierto que el trabajo remoto ha traído oportunidades económicas que los gobiernos y el sector privado no tenían contemplados.
Antes del coronavirus, el trabajo remoto era una modalidad que tenía solo cerca de 120.000 personas en Colombia; ahora por cuenta del aislamiento, cuatro millones de colombianos hacen trabajo en casa para adaptarse a las condiciones del momento. Seguramente, sin la existencia del teletrabajo el golpe económico hubiera sido mucho peor que el que hemos visto para los empresarios y empleados.
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Las empresas están experimentando que los beneficios económicos del trabajo remoto son importantes. Justo ahora muchos líderes están pensando en pedir a sus empleados que se queden trabajando desde sus casas por el resto del año.
En primer lugar, porque ante la caída de los ingresos, se han dado cuenta que mejoran su flujo de caja al no tener que pagar elevadas cuentas de arriendo de oficinas y locales, servicios públicos, seguridad o mantenimiento de equipos. En segundo lugar, no quieren correr el riesgo de pedirles a sus trabajadores que regresen a los espacios físicos, incurriendo en el costo de mantenerlos, sin tener claros los ingresos de la compañía a futuro, que dependen de la respuesta de sus clientes y del nivel real de reactivación del país.
Expertos analistas consultados antes de la pandemia resaltan que las empresas podrían mejorar, gracias al teletrabajo, muchos indicadores para hacer el negocio más rentable. El ausentismo podría reducirse hasta en un 60%, en algunos sectores e incluso la rotación de empleados bajaría un 20% respecto a sus cifras naturales. Estas cifras seguramente se han ido transformando y solo el tiempo mostrará el impacto total en estos y otros indicadores.
Los beneficios para las personas
Los colaboradores también han disminuido sus egresos al trabajar en remoto. Al estar desde sus casas y evitar desplazamientos han disminuido gastos en transporte y alimentación, además del ahorro en vestuario e indumentaria para ir a la oficina.
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Pero más que eso, un trabajador en remoto gana porque seguramente ha sentido un incremento en su productividad, se siente más creativo y ha reducido sus niveles de estrés. No ha tenido que lidiar con el tráfico de la ciudad o se ha sentido más motivado para trabajar al sentirse más libre. El reto está ahora en lograr ese equilibrio necesario entre lo laboral y lo personal.
Reto para los gobiernos
A pesar de que nos tocó vivir una de esas crisis de salud que ocurre cada 100 años, podemos hacer cambios que nos beneficien a todos, pero tenemos que ser colaborativos entre gobiernos, empresas y trabajadores. Todos contamos con expectativas de lo que el futuro del trabajo debe traer. Mientras los trabajadores se centran en no perder sus ingresos, los empresarios buscan estabilidad económica y eficiencia de costos.
Los gobiernos pueden aprovechar este momento para reinventar los contratos laborales ampliando el marco accionario de tal forma que se favorezca la contratación del talento colombiano en el exterior y se ofrezca a los teletrabajadores nativos mayores facilidades para el ingreso de divisas, por ejemplo.
También los gobiernos pueden trabajar con el sector bancario para crear esquemas donde los trabajadores que prestan sus servicios a compañías internacionales tengan los mismos beneficios de aquellos empleados vinculados a compañías locales. Por ejemplo, podrían permitirles aplicar a créditos hipotecarios y otras líneas de préstamos con las mismas facilidades de empleados con contrato indefinido.
A medida que crece el trabajo remoto, se ha vuelto evidente que la guerra por el talento no se dará tanto entre las empresas, como sí entre las ciudades intermedias. La fuerza laboral remota no necesita establecerse en las ciudades donde se localiza la oportunidad laboral, sino que vivirá en lugares que sean más atractivos por ser ambientes más accesibles o económicos y que, a cambio, solo deben ofrecer facilidades tecnológicas y de conectividad.
Una ciudad pequeña o intermedia que aproveche esta situación podría contar con oportunidades de fortalecer el consumo local ya puede resultar más competitiva incluso que una ciudad capital.
Finalmente, empresarios, empleados y gobiernos estamos en la búsqueda de las formas para minimizar el impacto de esta recesión económica y el camino es trabajar de la mano, apuntando a sumar los esfuerzos individuales y colectivos, porque las oportunidades están.
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