ALEJANDRA CARVAJAL
Nuestro Capital Natural: motor de la reactivación económica del país
La reactivación de la economía se dará cuando se empiecen a priorizar temas concretos en los que tenemos una verdadera ventaja competitiva con relación a otros países. Este es el caso del componente ambiental.
El capital natural de Colombia será uno de los principales motores de la reactivación económica de nuestro país; la belleza de nuestros bosques y selvas, la exuberancia de nuestras montañas, la inmensa biodiversidad que acompaña a nuestro territorio será uno de los principales motores de este nuevo capítulo de la vida nacional, y por supuesto de la mundial.
Las principales compañías en materia de inversión en él planeta le están apostando a un futuro más verde y sostenible, siendo una de las principales preocupaciones el cumplimiento de los ODS, así como del Acuerdo de Paris. Está demostrado que la crisis climática puede ser bastante peor que la actual pandemia, pues sus consecuencias no serán temporales sino definitivas; una vez hecho el daño este no tiene reversa; el Ártico no volverá a ser el mismo, al igual que la Antártida. Los deshielos jamás podrán enmendarse.
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Similar situación ocurre con la contaminación ambiental, en especial porque si esta llega a darse podremos ponernos máscaras para protegernos de la polución (lo cual ya se viene haciendo en países como China, pues ciudades como Beijing o Pekín tienen los peores índices de contaminación del mundo), pero difícilmente encontraremos una vacuna para ella. El calentamiento global no tiene vacuna, pero sí una forma de prevenirlo: la mejora de las buenas prácticas por parte de empresas, ciudadanos y gobiernos en materia ambiental son la clave.
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Con relación a Colombia preocupa muy especialmente la terrible deforestación que pone en peligro nuestros parques naturales, uno de los atractivos turísticos y parte fundamental de nuestro capital natural. El asesinato de los líderes sociales está íntimamente relacionado con este fenómeno, pues buena parte de ellos lo único que pretenden es proteger sus territorios de las garras de los narcotraficantes, quienes los principales deforestadores del país.
Recientemente el gobierno del Reino Unido donó a nuestro país 288 mil millones de pesos, los cuales serán destinados al fortalecimiento del sistema catastral de Colombia, para la lucha contra la criminalidad ambiental, así como al control de la deforestación. Esta iniciativa denominada Tefos (Territorios Ambientales Sostenibles), pretende también la construcción de una economía rural en las regiones, más justa, inclusiva, sostenible y resiliente. Distintos gobiernos, mayoritariamente de países desarrollados, ven con preocupación la amenaza latente que se cierne sobre nuestras selvas y bosques, los cuales no son solamente el futuro del país sino del mundo entero. La estrategia Tefos se encargará de fortalecer el catastro multipropósito, entre otros.
Un mecanismo para muchos países eficaz en la lucha contra el calentamiento global ha sido el impuesto al carbono, el cual pretende disminuir la contaminación ambiental. En Colombia se implementó hace unos años, sin que el recaudo del mismo se dirija de manera exclusiva a la preservación y cuidado del ambiente; por el contrario, el 70% de estos recursos fueron destinados por el anterior gobierno al cumplimiento e implementación del Acuerdo de Paz con las Farc.
Si bien es cierto que parte de la deforestación se da en los municipios PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial creados luego de los diálogos de la Habana), es falso afirmar que la mayoría de la deforestación del país se da en estos territorios, pues realmente la región más diezmada sin duda alguna es la Amazonía, ya que el 85% de la deforestación total tuvo lugar allí en 2019 de acuerdo con él Ideam. El departamento más deforestado fue Caquetá, con un 26,29%, seguido de Guaviare con 23,59% y Meta con el 20,31%. En el Putumayo se registró el 18,56% de los territorios talados del país (haciendo click aquí podrá ver el boletín del Ideam que registra esta información).
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De acuerdo con el economista Mauricio Cárdenas Santamaría, en su última columna para el diario El Tiempo, se priorizó la asignación de los recursos obtenidos del impuesto al carbono a los municipios PDET, pues estos han sido históricamente los más afectados por el narcotráfico siendo gravemente lesionados por la deforestación. Sin embargo, si hacemos un análisis más profundo es evidente que los municipios PDET son 170 y que no todos se encuentran en la Amazonía, el territorio más afectado por la deforestación. Tan sólo 38 municipios PDET se encuentra en esta región, que no va a recibir los recursos necesarios para combatir la deforestación, uno de los objetivos fundamentales del impuesto al carbono.
El objetivo de este impuesto es la protección del ambiente y el desarrollo sostenible de nuestro país, por lo que no es lógico que 138 municipios, que no son los más damnificados por la deforestación al no encontrarse en la Amazonía (donde se ubican el 85% de las áreas damnificadas en 2019), deban ser destinatarias de los recursos provenientes de este impuesto.
Hasta el momento 3,1 billones de pesos recaudados por concepto del impuesto al carbono no han sido girados al Fondo Colombia en Paz y al Ministerio de Ambiente. De estos dineros 2,17 billones serían destinados a municipios PDET que no se encuentran en la Amazonía, el área ambientalmente más amenazada del país.
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Si queremos un futuro verde y sostenible, deberá proponerse una agenda ambiental completa, en la que se inviertan los dineros correspondientes al ambiente en el ambiente. Como dijo Mauricio Cárdenas, “le llegó el día al medio ambiente”. Así las cosas, el desembolso de los dineros recaudados por concepto del impuesto al carbono no debe dirigirse a 138 municipios PDET cuya problemática principal no es la ambiental. Que esta columna sea una invitación al Ministerio de Hacienda para hacer un uso adecuado de este capital, que deberá destinarse exclusivamente al componente ambiental, pues este será sin lugar a dudas, fundamental para la recuperación económica del país.