ALEJANDRA CARVAJAL
Los terribles errores de Claudia
Nos quejamos de los corruptos. Pero también debemos hacerlo de los oportunistas políticos. La alcaldesa Claudia López desafortunadamente es un ejemplo de esta última mala práctica.
Cuando empezó la crisis ocasionada por la covid-19, Claudia López fue de las primeras personas que advirtió sobre los peligros a los que estábamos expuestos al tener el aeropuerto funcionando. En eso no se equivocó, pues en efecto, el virus entró por esa terminal aérea, al igual que por las demás que tienen llegada de vuelos internacionales. Pero aún: Opain no estaba haciendo prácticamente nada para evitar la epidemia. Miles de colombianos se encontraban fueran del país, sin un peso para su sostenimiento, por lo que se dio un compás de espera para que regresaran, luego de ello, El Dorado se cerró.
Posteriormente la alcaldesa realizó un simulacro de cuarentena, algo necesario y que muchos bogotanos celebramos. En lo personal, debo confesar que me sentí protegida como ciudadana, y pensé que desde el Palacio Liévano se estaban tomando las medidas necesarias para evitar una tragedia en Bogotá.
Luego empezaron a ocurrir una serie de sucesos que no solo me preocuparon, sino que me alarmaron. Procedo a reproducir uno a uno:
- Toda familia en Bogotá tendrá techo y comida durante el aislamiento
Hace un mes la alcaldesa hizo este anuncio. Nada más falso. Muchas personas, especialmente en los barrios más humildes de Bogotá la están pasando terriblemente mal. Cientos de ciudadanos han tenido que salir a protestar porque tienen hambre. Otros han puesto banderas rojas en las ventanas y puertas de sus hogares. La pobreza y el hambre son realidades en Bogotá, que existen desde mucho antes de la pandemia. Más del 60% de los trabajadores de la ciudad son informales, siendo ellos los primeros damnificados; son personas que no tienen cómo pagar el arriendo, el mercado y los servicios públicos.
Esta es una realidad que veo no solo en los noticieros sino también desde la ventana de mi casa, pues diariamente observo, en especial los últimos tres días, hombres y mujeres pidiendo dinero pues no tienen con qué comer, a pesar de que saben que está prohibido salir a la calle por la cuarentena. La policía pasa constantemente haciendo ronda, al igual que el ejército, y no les dicen absolutamente nada, seguramente porque saben que estas personas tienen una familia, y que lo único que podrán comer será lo que compren gracias a las limosnas que reciben.
- Durante un mes vamos a suspender el pago de servicios públicos
Este fue otro de los anuncios de Claudia López. Al día siguiente de hacerlo, se echó para atrás, diciendo que el presidente Duque le había dicho que si se suspendía el pago de servicios públicos en Bogotá, tendría que hacerlo en todo el país. Posteriormente el Gobierno nacional expidió el decreto 580 de 2020 que faculta a los mandatarios locales a suspender el pago de los servicios públicos hasta el 31 de diciembre de este año. El alcalde de Pereira así lo hizo, pagando los servicios públicos de los habitantes de estratos 1, 2 y 3 por dos meses. Sin embargo, en Bogotá, nada se ha hecho al respecto.
- El Esmad
Claudia López el año pasado no desaprovechaba ocasión para criticar al Esmad. Ahora no solo lo promueve, sino que lo defiende, pues en Ciudad Bolívar ya se presentan asaltos a los supermercados. En el pasado, cuando ella atacaba al Esmad porque este organismo defendía comercios y personas en el centro de la ciudad no pensaba lo mismo. En este aspecto, tampoco ha tenido coherencia.
- Pico y placa de género
El decreto que crea esta medida es profundamente criticado, pues muchos hogares solo están compuestos por hombres o por mujeres. En Corabastos por ejemplo, las mujeres tardan horas sin saber cómo mover los bultos de papas y cajas de más de 20 kilos de frutas y verduras que necesitan para fundaciones de caridad, así como para negocios y familias, pues los hombres que tradicionalmente cargan estos alimentos no pueden hacerlo como consecuencia del pico y placa.
Otros sectores alegan que el decreto es discriminatorio con miembros de la comunidad LGTBI la cual Claudia López representa. Las personas transgénero se sienten discriminadas e incluso agredidas, a pesar de que se les menciona en el decreto, pues consideran que esta medida no se ajusta al test integrado o juicio de igualdad en materia constitucional.
- Impuesto al patrimonio y restricciones en el transporte público
En medio de semejante emergencia la alcaldesa quiere acudir a la creación de más impuestos. Las empresas no aguantan uno más, lo que necesitan es un estímulo económico. En momentos como este lo último que debe hacerse es aumentar las cargas impositivas.
Con relación al transporte público la doctora López pretende que este se reduzca en un 35%. Esto lo único que hace es aumentar el transporte ilegal y por ende el contagio. Lo que debe ofrecer el Distrito con alternativas distintas de movilidad, tales como subsidios para la compra de bicicletas o medios de transporte como las scooters. No puede esperarse que una persona se desplace desde Soacha a la calle 170 caminando. Las personas tienen que trabajar, con restricciones, con nuevas medidas de higiene, pero deben hacerlo.
- Xenofobia
De todos los errores de Claudia, este es el que me ha parecido el más doloroso. Cuando las cámaras de televisión llegaron al barrio Santa Fe para mostrar que se estaba desalojando a ciudadanos venezolanos y colombianos porque no podían pagar el arriendo de una habitación (modalidad que se denomina pagadiario), lo único que atinó a decir fue que “es una responsabilidad de Migración Colombia”.
Cualquier persona que tenga un conocimiento mínimo del Estado sabe que Migración Colombia no paga los arriendos de nadie. Eso sonó más bien a “es culpa de Migración Colombia dejarlos entrar al país, así como el no repatriarlos”.
Sus palabras tenían como fin desviar la atención, pues decenas de colombianos, entre los que se encontraban los más vulnerables de los vulnerables, como lo son los indígenas embera katíos, estaban literalmente durmiendo en la calle, niños y bebés de brazos incluidos. Eso claramente no era un problema de Migración Colombia sino de la Alcaldía Distrital.
Más lamentable fue luego cuando salió al paso diciendo que la alcaldía tenía programas que se encargaban de atender a la población venezolana que se cumplían al pie de la letra. Terrible. Y todo parecía que no podía empeorar hasta que acusó al Gobierno nacional de los desalojos, diciendo que “les salí a deber cuando sólo les estaba pidiendo para los arriendos”. Ella no pidió para los arriendos de nadie, simplemente acusó directamente a Migración Colombia de un tema que no le compete. Desastroso. Lo que complica todo aun más es el tono envalentonado y furioso que utiliza en cada una de sus intervenciones sin tener la razón, el cual convence a mucha gente.
Hitler hacía lo mismo, parece que el uso del tonito de voz autoritario funciona. De hecho, muchos estudios científicos así lo respaldan. No nos dejemos engañar por “el tonito”. Analicemos de manera seria y profunda las decisiones de la alcaldesa, que apenas lleva cuatro meses. Si este es el principio de su gestión, no quiero imaginarme el fin de su periodo en la administración distrital. Me duele Bogotá.