MAURICIO BOTERO
Es una vergüenza…
¿Se les pasará por la mente a nuestros hábiles conductores de la economía que la situación de la balanza de pagos puede complicarse enormemente?
Se les puede complicar porque tres de las principales fuentes de divisas van a disminuir de manera importante: 1. Las remesas del extranjero 2. El turismo y 3. Las exportaciones, principalmente aquellas de combustibles fósiles.
El Banco de la República informó al Congreso de Colombia que las remesas se desplomaron estrepitosamente desde la última semana de marzo. “En tiempos de curvas y picos, la del dinero que ingresa por vía de los trabajadores en el exterior presenta un descenso de más del 60%. La caída de los precios del petróleo y el aumento del dólar en Colombia tenían las remesas en franco crecimiento.” El principal efecto de las remesas es que para los hogares colombianos implican más recursos netos que cualquiera otro producto de exportación –incluyendo el petróleo-. “Los patrones de gasto de las familias que reciben remesas han sido determinantes en el crecimiento económico de este año. Sin esos recursos, el país no habría crecido al 3% hasta septiembre, sino 2,3%,” calculan los expertos de Bancolombia. “Un nivel de contribución tan alto se debe a que las remesas son un detonante inmediato y potente del consumo de los hogares, los cuales representan en este momento más de 70% del gasto agregado de la economía. “En efecto, si comparamos el diferencial 3 años entre la tasa de crecimiento del consumo (3,2%) y el PIB (2,3%) encontramos que cerca del 40% del mismo ha sido explicado por las remesas. El fundamento detrás de este comportamiento estaría en que la mayor parte de las remesas giradas a Colombia terminan siendo usadas para gastos de sostenimiento de las familias receptoras”, asegura un informe del banco.
Del turismo extranjero, por lo menos este año, es mejor olvidarnos. Como decía reciente artículo, “Las calles del centro histórico y las playas de Cartagena de Indias están desiertas, como las habitaciones de los hoteles, los bares y los restaurantes, una situación sin precedentes en esta ciudad caribeña, meca del turismo colombiano, por la pandemia del coronavirus. En las playas, usualmente atiborradas de turistas y de vendedores, hoy se ven más pájaros que personas, mientras que en el centro histórico y en el turístico barrio de Getsemaní el silencio es sepulcral, sin cartageneros ni turistas, por la cuarentena en vigor desde finales del mes pasado. “Su situación es la de muchos, no solo a la hora de hablar de bares o de restaurantes, pues según la Corporación Turismo Cartagena de Indias (Corpoturismo) solo el año pasado la ciudad, capital del departamento de Bolívar, recibió a más de 520.000 visitantes extranjeros.
Y los precios de los combustibles fósiles, tema sobre el cual ya hemos escrito en varios artículos, principalmente el carbón y el petróleo, van a estar un buen tiempo por debajo de aquella meta presupuestaria que en su día tenía el gobierno de $60 dólares el barril.
Cuando una empresa o un hogar ven que por cualquier circunstancia sus ingresos se van a reducir, lo primero que hace es una detallada evaluación de sus gastos y empieza a ver dónde puede recortar. Un país sensato lo que haría es analizar minuciosamente sus importaciones y ver dónde puede empezar a cortar. En Colombia, por ejemplo, seguimos importando muy buena parte de la comida que consumimos. Y la importamos, no tanto por no poderla producir, sino porque los diferentes gobiernos han sido negligentes en apoyar al sector agropecuario, ya sea con crédito o con infrestructura, para que en el país podamos producir casi la totalidad de la comida que importamos.
Para el autor de esta nota, el que Colombia esté importando 14 millones de toneladas de comida pudiendo producir buena parte de ella en el país, es una vergüenza.