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Estereotipos de la organización, ¿cuántos conocen?
Las Empresas como cualquier grupo social tienen diversidad de perfiles. Tratando de entender algunos de los más conocidos y fáciles de identificar, hago un primer resumen y tipificación.
Los Trepadores. Son bien reconocidos y a veces no tan fáciles de identificar por los jefes, pero claros a la distancia por los colegas. Tienen una misión clara, ascender y ser exitosos. Tienen excelente network e imagen con los mandos superiores, buenos leyendo a los líderes y con frecuencia repiten el mismo discurso de los directivos. Pierden el norte del resultado de equipo porque siempre están persiguiendo el resultado individual.
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Los Negativos. Fáciles de describir y descifrar. Este grupo vive en el lado oscuro, siempre ven el mal ángulo de las cosas y suelen ser el gato negro del equipo, su energía hace daño muchas veces aun en los grupos más optimistas. Hay que rescatar que a veces pueden tener razón, hay que tratar de tener paciencia y contagiarlos de buena energía. Vale la pena escuchar qué tan reales pueden ser sus malos augurios.
Los Bloqueadores. Son mediocres en sus actividades profesionales y muy inseguros, en la medida que puedan poner barreras a los nuevos proyectos lo harán con gusto para pasar desapercibidos. Prefieren los procesos a los resultados y bien técnicos para poder argumentar las razones del bloqueo. Solo se les gana la partida haciéndolos muy partícipes del éxito del equipo.
Los Narcisistas. Son personas que se sobreestiman y necesitan ser admirados por los demás, a los que consideran inferiores. Hablan mucho de sus logros y méritos pasados, no son empáticos, son arrogantes y odian las críticas. El culto a sí mismo le lleva a ser muy vanidosos y a cuidar en extremo su look. Dado que sus intereses predominan sobre la colectividad, una frase común de estos puede ser: “los empleados son de los jefes no de las empresas”. Es muy difícil llevar a trabajar en equipo a un narcisista, pero hay algo seguro, si el equipo presiona positivamente un ritmo de trabajo eficaz donde brille el colectivo, se expulsará solito del sistema.
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Los Relajados. Son simpáticos, agradables y todo el mundo los quiere. Se esfuerzan lo menos posible en proyectos de equipo. Pueden ser creativos y realmente no tontos, solo prefieren vivir relajados. Este es un perfil que sirve mucho en grupos demasiado cuadriculados o workaholic ya que le bajan un poco el ritmo inhumano a un grupo que al final es …humano.
Los Embajadores. Estos son los políticamente correctos. Siempre se vestirán adecuadamente, dirán lo que deben decir en el momento oportuno al interlocutor correspondiente. Jamás tienen excesos, navegan bien el gris y suelen tener buenos cargos. Estos perfiles son indispensables en todos los equipos ya que pueden aportar tips de manejo organizacional.
Los Ilusionistas. Estos son los que venden sueños y son excelentes actores de reparto. Hablan mucho y hacen poco, les gusta verse ocupados, dicen que están en reuniones todo el tiempo, andan afanados y con cara de stress en los pasillos. Algunas de sus frases favoritas son, veamos esto rápidamente, para qué los aburro con detalles, es mejor no ver eso en este momento, luego los cito a una reunión solo para esto (que jamás ocurre). Son reales sobrevivientes y hasta logran engañar muchas veces a colegas y directivos. Estos personajes son nocivos para los equipos.
Los Desleales. Venden el alma al diablo si tienen que hacerlo por salvar su propio pellejo, es un perfil complicado porque normalmente son buenos trabajadores y al final logran ganar la confianza de sus colegas y jefes. Tienen una memoria corta ya que olvidan lo que el jefe y/o equipo pudo hacer por ellos y se convencen de que las razones de tener actos desleales son reales. Se validan a ellos mismos y consiguen cómplices de sus acciones. Son dañinos, destructivos y nocivos para el equipo.
La idea no es estereotipar a nadie en la organización (además falta una buena parte por describir), pero sí entender qué tipo de perfiles pueden ser más útiles y adecuados para cada equipo. La diversidad debe admitir diferencias, opiniones y criterios pero nunca malas prácticas, falta de valores o destrucción. ¡Eso aplica para todo en la vida!