JOSÉ MIGUEL SANTAMARÍA
Formalización y generación de empleo
Es importante hacer un gran estudio de competitividad para no gastar pólvora donde no se van a obtener frutos.
Cuando se hace un análisis de los problemas económicos del país vemos que la informalidad y la incapacidad que tenemos para generar nuevos puestos de trabajo son un hándicap muy grande para nuestro futuro desarrollo. Por cuenta de esto, se desprenden además otros males como la crisis de la salud, el hueco pensional y el aumento de la criminalidad.
Existen muchísimas maneras y teorías sobre cómo generar nuevos empleos formales en una economía. Desde la teoría comunista o estatista, donde el estado es el único empleador, hasta la libertaria, que deja total libertad para que cada uno se forje su trabajo o su destino. Soy un convencido que ninguno de los dos extremos es bueno y que debe existir un sistema mixto donde el gran generador de empleo y formalización debe ser el sector privado, pero deben existir políticas públicas que ayuden a que estos temas se puedan llevar a cabo.
El otro día oí una discusión ideológica parecida a la del huevo y la gallina entre una persona de izquierda, que decía que sin empleados no existirían las empresas y uno de derecha, que decía que sin empresas no habría empleados.
Aunque los dos pusieron a consideración razones válidas, a mi modo de ver el camino más lógico es que el Estado fomente la creación de empresas para que estas generen empleos formales. Este es el verdadero camino para disminuir el desempleo y acabar la informalidad. De hecho, en Colombia, más del 90% del empleo formal lo genera el sector privado y mientras el sector público sea más pequeño y eficiente, el crecimiento de la economía será más alto y se crearán más empleos.
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La economía colombiana no tiene la capacidad de generar hoy por sí sola la cantidad de empleos necesarios para cubrir el crecimiento de la población ni de disminuir el desempleo a niveles plenos. Aunque hemos llegado a estar en desempleo de un solo dígito, rondando el 9% en algunos momentos, llegar a números del 4% o 5% permanece muy lejano.
El gobierno Trump en Estados Unidos rebajó impuestos a las empresas y, por cuenta de esto, logró que estas generaran una cantidad adicional de nuevos empleos. Hoy tiene prácticamente pleno empleo en su economía.
Esta es una medida que se podría implementar en Colombia, pero debe ir acompañada de otras normas porque por sí misma no lograría el impacto necesario. Medidas como mejorar nuestra seguridad o estabilidad jurídica para dar tranquilidad a los inversionistas o la disminución de tramites y regulaciones para la creación de empresas, son necesarias para no perder ese impulso.
El fomento de la inversión extranjera real para que lleguen recursos frescos destinados a la creación de fábricas, de empresas de servicios, de manufacturas o agrícolas es vital.
Tenemos niveles aceptables de inversión extranjera, pero en su mayoría esta ha llegado bien sea al sector hidrocarburos -donde no se crean tantos empleos- o a la compra de empresas ya establecidas -que tampoco lo hacen-. Es más, muchas veces estas compras vienen con reestructuraciones en el área de personal.
Para el fomento de la inversión extranjera es prioritario tener un sistema tributario competitivo y estabilidad de manera que seamos visibles en el exterior y que las transnacionales quieran entrar a establecerse. Con los niveles actuales de impuestos, es prácticamente imposible que nos tengan como opción.
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También es importante centrarnos en lo que sabemos hacer y en lo que somos competitivos. Es importante hacer un gran estudio de competitividad para no gastar pólvora donde no se van a obtener frutos y de esta manera el gobierno puede fomentar sectores estratégicos desde la educación, llevar a nuestros jóvenes hacia nuevos trabajos y hacia el emprendimiento, y acabar con el tema que el triunfo de una familia es lograr que los hijos sean “doctores” cuando lo que el país necesita es especializaciones y conocimientos diferentes.
Por último, me gusta la política que el nuevo gobierno quiere sacar adelante de disminuir impuestos a las empresas a cambio de aumento de los salarios, pero también lo extendería a la creación de nuevos empleos. Que los recursos no lleguen al fisco, sino directamente a la economía vía gasto de las familias ayuda a lograr un mayor crecimiento económico, al aumento de la demanda y al bienestar de las personas.
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