MARIA ALEJANDRA GONZALEZ-PEREZ

Esclavitud moderna: Hoy tenemos más esclavos que nunca

Prostitución forzada, trabajo infantil, matrimonio forzado, trabajo forzado para pagar deudas, son algunas de las formas de esclavitud más comunes en el siglo XXI, donde en los últimos 5 años, 89 millones de personas han tenido experiencias de esclavitud.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
4 de febrero de 2018

En el último indice de esclavitud global  publicado por la Fundación Free Walk, que estima la prevalencia de esclavitud moderna en 167 países, se evidencia que el 58 por ciento de las personas que viven en esclavitud están concentrados en 5 países: India (18,3 millones), China (3,3 millones), Paquistán (2,1 millones), Bangladesh (1,5 millones) y Uzbekistan (1,2 millones). Colombia aparece en la posición número 23 con un estimado de más de 300.000 personas viviendo en situación de esclavitud.

Según la Fundación Free Walk, la vulnerabilidad a la esclavitud moderna depende de una compleja interacción de factores entre los que se encuentran (i) protecciones civiles y políticas, (ii) derechos económicos y salud social; (iii) seguridad personal; y (iv) poblaciones de refugiados y conflicto.

Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda universal 2030, el objetivo 8 establece “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”, y la meta 8.7 establece e impulsa “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.

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Pese a la falta de datos precisos, un reporte reciente desarrollado por la Alianza 8.7 -de la que hacen parte la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y la Fundación Free Walk- estima que existen en el planeta Tierra cerca de 40,3 millones de personas que son víctimas de esclavitud moderna. De estos, 24,9 millones son personas empleadas en trabajo forzado; 15,4 millones son obligadas a casarse y vivir en matrimonio; y 4,8 millones están siendo forzadas a explotación sexual.  71% de las personas que sufren esclavitud hoy en día son mujeres y niñas, y una de cada personas que es víctima de esclavitud es menor de 15 años.

El sociólogo Orlando Patterson ha hecho múltiples investigaciones sobre la naturaleza de la esclavitud desde la antigüedad a la actualidad haciendo evidente la conexión entre esclavitud y alineación o muerte social. Entre muchos hallazgos, Patterson encuentra que en las sociedades donde ha habido esclavitud en la historia, en tres cuartas partes tanto amos como esclavos pertenecen a la misma raza.  Para Patterson, el fenómeno de la esclavitud como una institución es un proceso único de reclutamiento, incorporación al margen de la sociedad y eventual manumisión (liberación) o muerte.

Según el reporte de la Alianza 8.7, 16 millones de personas en el mundo hacen trabajo forzado para empresas e individuos del sector privado. Estas personas se encuentran retenidas por sus “empleadores” en promedio 20,5 meses antes de lograr escapar o conseguir ser liberados. El 50 por ciento de las empresas que son esclavizadas por actores privados es asociada a esclavitud de la deuda (debt bondage), es decir, cuando son obligados a trabajar para pagar una deuda.  Los sectores económicos en donde se encuentra de manera más recurrente el trabajo forzado son: trabajo doméstico, construcción, manufactura, agricultura y pesca, acomodación y alimentación; comercio; servicios personales; minería y mendicidad.

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Anti-slavery, creada en Gran Bretaña en 1839, es una de las ONG más antiguas del mundo en la lucha internacional por los derechos humanos.  Desde sus comienzos esta organización ha luchado por la abolición de la esclavitud con el apoyo de consumidores activistas de la “producción libre de esclavos” (slave-free produce), y de la promoción de alternativas de producción y consumo.  Sin embargo, antes de su existencia, hay pocas evidencias de manifestaciones de cuestionamientos morales sobre la esclavitud como sistema o como institución. 

El movimiento abolicionista y el surgimiento de opiniones en contra de la esclavitud tienen relación con el movimiento de la Ilustración y el espíritu de los valores humanitarios que le acompañaron; y también con la popularidad de nuevas corrientes religiosas como los Metodistas, Bautistas y Cuáqueros que condenaban el materialismo pecaminoso y veían a los esclavos como merecedores del amor de Dios.  El movimiento anti-esclavitud también fue motivado por la Revolución Francesa y la Revolución Estadounidense en donde se promovía la creencia de igualdad de los individuos.  De hecho, la Enmienda XIII de la Constitución de los Estados Unidos adoptada en 1965 abolió y sigue prohibiendo en los Estados Unidos la compra y la venta de seres humanos como práctica legal.  El texto de enmienda que completó la legislación que había comenzado el presidente Abraham Lincoln con la Proclamación de Emancipación después de la Guerra de Secesión entre los territorios que apoyaban la institución de la esclavitud y los que se oponían a esta, dice en su sección 1: “Ni en los Estados Unidos ni en ningún lugar sujeto a su jurisdicción habrá esclavitud ni trabajo forzado, excepto como castigo de un delito del que el responsable haya quedado debidamente convicto”.

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Sin embargo, lo que parece haber influenciado más el movimiento anti-esclavitud fue el capitalismo industrial, y no los argumentos morales, altruistas o humanitarios. Eric Williams, historiador de Trinidad y Tobago, explica en su libro Capitalism and Slavery que los intereses económicos de los capitalistas industriales fueron la semilla más fuerte para buscar la abolición de la esclavitud, ya que, con la expansión del trabajo asalariado, eliminar la esclavitud resultaba ser ventajoso económicamente.

El profesor Andrew Crane, actual director del Centro para las empresas, las organizaciones y la sociedad de Universidad de Bath en Inglaterra, y ex-Director del centro de excelencia en negocios responsables en la York University en Canadá, identifica la esclavitud moderna como una practica gerencial moderna que se despliega en diferentes modelos de negocios. Al identificar condiciones institucionales externas de industria, socio-económicas, políticas, sistemas culturales, y cognitivos, legitimización moral de la esclavitud, perpetuación de la dominación y el poder, y condiciones regulatorias y normativas, Crane explica cómo la esclavitud persiste hoy aún cuando es una practica ilegal casi que universalmente. En su trabajo publicado en el Academy of Management Review, Crane recomiendo que los gerentes de las empresas y organizaciones necesitan examinar el contexto y los elementos particulares de cada industria para determinar las probabilidades de esclavitud dentro de su cadena de suministros y producción. Esto significa prestar más atención e intervenir en las cadenas de suministro, y en caso de dar crédito o financiar a los proveedores, asegurarse que la deuda sea posible de pagarse, y no se convierta la financiación de estos en una perpetuación de la pobreza, del trabajo forzado y de la esclavitud.

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