CAMILO DÍAZ
Innovar para crecer
La capacidad para generar nuevos ingresos y crecer ahora reposa en la habilidad que tengan las empresas para innovar.
Bajo los cambios que se están presentando en la llamada cuarta revolución industrial o de industrias 4.0, el valor de las empresas reposa en su habilidad para innovar y de crear nuevas formas de entregar servicios, o de producir de forma más eficiente, así mismo el activo más valioso ha pasado a ser el conocimiento en la forma de saber hacer o de conocer cómo se hace, ahora las empresas buscan atesorar conocimiento en lugar de activos tradicionales como propiedades, equipos, y efectivo. Ciertamente en las industrias 4.0 el factor determinador de los ingresos no es propiamente la expansión a través de la compra de más y más activos.
En los negocios modernos la forma de crecer y generar rentabilidad está anclada en la capacidad de crear nuevos productos y servicios y formas de relacionarse con los clientes y lo que ellos desean o esperan. En ese aspecto, las empresas ganadoras del mercado serán las que logren retener el mayor conocimiento, incluyendo el de los empleados más capaces. Sobra decir que esto mismo aplica para los países, los ganadores de la cuarta revolución industrial van a ser los que tengan sociedades más educadas y capaces de aplicar conocimientos para resolver problemas.
Mientras que tradicionalmente la forma de garantizar el crecimiento de los ingresos ha sido invertir en nuevos activos, puesto que crecer por la vía de la eficiencia tiene sus límites, ahora la forma de crecer va a estar mucho más ligada a los gastos de investigación y desarrollo que hagan las empresas, es decir, pasaremos de la forma de inversión dura en capital a la forma de inversión en creación de conocimiento. Es un hecho que esta cuarta revolución industrial está basada en conocimiento tanto adquirido, como el que se pueda desarrollar, pero más todavía en el que se pueda aplicar y tenga una función práctica dentro de la sociedad.
Mientras el valor de empresas basadas en inversión de capital en forma de activos tangibles como las empresas petroleras tipo Exxon cuya capitalización bursátil es de $300 billones de dólares, el valor de empresas basadas en activos intangibles especialmente de conocimiento de saber hacer, supera el trillón de dólares, la lista la encabeza Amazon, Apple, Google y Microsoft cuyo valor en bolsa se acerca o supera un $1 trillón de dólares cada una. La razón es que mientras los activos tangibles suelen tener una vida útil determinada y se desgastan por su uso, el conocimiento es imperecedero, aunque puede volverse obsoleto, y no sufre de agotamiento o desgaste. También, puede ser explotado un sinfín de veces y en la mayoría de los casos la creación de nuevo conocimiento nace desde desarrollos anteriores ganando una capitalización permanente.
Internet es por ejemplo lo que ha permitido el nacimiento del correo electrónico, y la mensajería instantánea, y la criptografía es la que ha facilitado la creación de nuevas formas de encripción como el block chain, sino existieran esos desarrollos previos difícilmente se habría llegado a los actuales y a la próxima intercomunicación entre los objetos que usamos a diario como la nevera, el computador, los teléfonos móviles y los vehículos, para que eso fuera posible tuvo que haberse creado y logrado la aplicación práctica de la internet además de las aplicaciones que viajan sobre ella.
El futuro entonces estará más dominado por el conocimiento que por la inversión fija, no obstante, la forma tradicional de capital conservará su capacidad de adquirir nuevos activos para generar rentabilidad a largo plazo, solamente que poco a poco el conocimiento y la capacidad de saber hacer, se convertirá en el activo favorito para intercambiar capital en deterioro de los activos tradicionales que cederán su función de conservar el valor, hacia la innovación como elemento multiplicador de la rentabilidad.