EDUARDO LORA

La fortaleza laboral de una ciudad está en sus empresas grandes

Así se deduce de comparar a Medellín con Bucaramanga.

Eduardo Lora, Eduardo Lora
15 de octubre de 2020

¿Qué ciudades han sido más capaces de mantener el empleo en la crisis actual? La prensa y muchos analistas se enfocan en la tasa de desempleo cuando quieren referirse a la situación laboral del país o de las ciudades. Con esta vara, la ciudad mejor librada sería Barranquilla, pues su tasa de desempleo en agosto era ‘sólo‘ 12%, apenas unos cuatro puntos más alta que un año atrás. Pero esa sería la conclusión errada, pues en Barranquilla se han perdido 14% de los empleos, lo mismo que en el promedio de las 23 ciudades que cubre el Dane. Lo que ha pasado en Barranquilla es que muchos trabajadores, sobre todo informales, han tenido que pasar a la inactividad, inicialmente por la cuarentena y luego desalentados por las pocas posibilidades de conseguir una remuneración aceptable (los inactivos no cuentan como desempleados, aunque muchos de ellos lo son en forma encubierta).

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La ciudad mejor librada ha sido Medellín, donde el empleo ha caído ‘apenas‘ 10%. De las grandes ciudades, Bucaramanga es la que más está sufriendo, pues ha perdido cerca de 20% de los empleos. Esta gran diferencia apenas se nota en las respectivas tasas de desempleo, que son 20,8% en Bucaramanga y 19,1% en Medellín. Por supuesto, en Bucaramanga ha aumentado mucho más la pobreza y la desigualdad. Bucaramanga tiene además una carga relativamente más pesada de inmigrantes venezolanos (problema que también agobia a Barranquilla). Por todo eso, el gobierno local está sufriendo mayores estrecheces para ayudarle a la población más necesitada.

Lo fundamental tras estas grandes diferencias es que en Medellín las empresas son más grandes y sólidas financieramente. Bucaramanga se caracteriza por las pequeñas empresas, que son muy buenas creando empleos, así no ofrezcan altos salarios, pero son muy vulnerables frente a cambios bruscos en la demanda o en las condiciones financieras. La empresa típica de Medellín es tres veces más grande que la de Bucaramanga. Medellín alberga varias empresas multilatinas; en Bucaramanga no hay una sola empresa de talla internacional.

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El contraste entre Medellín y Bucaramanga es también el resultado de la falta de acción oportuna del Gobierno para proteger el empleo. Como las ayudas para pagar la nómina llegaron muy tarde, y además son muy limitadas y difíciles de conseguir, han sufrido más las ciudades donde hay más microempresas, que carecen del colchón financiero para continuar pagando a sus trabajadores en cuarentena.

Por otras dos razones, la fortaleza de una ciudad frente a la covid depende mucho de sus empresas grandes. Una es que pueden absorber más fácilmente los costos y complicaciones que representan las medidas de salubridad. Y otra es que pueden adaptarse mejor al teletrabajo, especialmente las que operan en sectores más sofisticados tecnológicamente.

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Antes de la pandemia ya era clara la divergencia en las tasas de ocupación formal entre las ciudades colombianas. En los últimos diez años había aumentado el empleo formal (como proporción de la población en edad de trabajar) en casi todas las ciudades, pero lo había hecho más rápido en las ciudades que ya tenían tasas más altas de ocupación formal. Después de la pandemia esta divergencia será aún mayor. Esta será otra dimensión en la que seremos más desiguales de lo que ya éramos antes.