ALEJANDRA CARVAJAL
Las scooters eléctricas: ¿peligro o ayuda para la movilidad?
Grandes ciudades como Nueva York o París, las tienen como una de sus principales formas de transporte. Bogotá va por la misma senda. Sin embargo, el vacío legal que tienen resulta inconveniente para usuarios y trabajadores.
Las scooters eléctricas se han convertido en un medio de transporte ideal para grandes ciudades. En Nueva York o Paris son aclamadas pues son una muy buena alternativa para el tráfico, el cual es terrible la mayor parte del día. Bogotá no se queda atrás; el número de usuarios se incrementa cada vez más. Son una moda que parece no detenerse, muy en la onda del cuidado al ambiente, la comodidad y el salirse de la rutina, pues sin duda son algo nuevo y diferente.
Sin embargo, existen varios motivos por las que son el dolor de cabeza de muchos. Más allá de ser una solución, se han convertido en un problema. Aquí están las razones:
1. La seguridad. Este es quizás el aspecto más importante, a la hora de subirse en una. No solo porque los usuarios pueden resultar heridos por otros vehículos (motos, carros, buses), sino también por las caídas que puedan tener. Hasta ahora no se exige casco o rodilleras como precaución mínima. En el último año, solo en los Estados Unidos, se calculan 1500 heridos, en ciudades donde funcionan operadores como Lime o Bird. Una investigación, adelantada por Consumer Reporters, hizo un barrido en más de 50 municipalidades con sus correspondientes hospitales, arrojando ese resultado.
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De acuerdo con Bloomberg, tan solo en el Centro Médico de UCLA, se tienen estadísticas de 2 o tres lesionados al día. En el sur de California, donde las scooters son populares (el mecanismo de alquiler nació en Santa Mónica), investigadores médicos concluyeron que más de 250 personas fueron tratadas durante más de un año por lesiones provocadas por utilizar este medio de transporte.
De otro lado, muchos ciclistas y peatones también han salido heridos, por la falta de pericia de los conductores. En Paris, por ejemplo, donde miles de turistas las usan, en calles empedradas de barrios como Montmartre, varias personas han sido lesionadas.
Para ciudades como Bogotá, donde son comunes los atracos, es más fácil ser atracado usando un scooter que un medio de transporte convencional.
2. No hay donde parquear. Los usuarios tienen la libertad de dejarlas donde quieran, cuando quieran. Eso puede ser bueno para algunos, pero en general, malo para el espacio público, pues lo reduce y muestra desorden. En localidades como Chapinero, en Bogotá, se han incautado decenas de veces, por invadir el espacio público y por no cumplir con lo previsto en la Ley 1801 de 2016 (Código de Policía).
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En la mayoría de los casos afean las aceras e incomodan a los transeúntes. La alcaldía de esta localidad asegura que su uso debe articularse con entidades como el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep) y la Secretaria de Movilidad. Es urgente entonces que se asignen parqueaderos a estos vehículos.
3. No son ecológicas (contrario a lo que muchos piensan). Es necesario recogerlas a diario, en especial porque no tienen un lugar específico de parqueo. Los vehículos que las recogen generan emisiones adicionales de gases de efecto invernadero, contaminando aun más el ambiente.
Cada vez se producen más, debido a su popularidad. Su tiempo de vida útil es corto, debido al uso extremo que reciben al ser alquiladas. No hay un mecanismo claro para que sean recicladas o reutilizadas, lo que es completamente antiecológico.
De otro lado, aumentan el consumo de energía. En muchos casos, las personas que las recogen deben llevarlas a sus casas y allí recargarlas.
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Otra razón por la que debe considerarse inconveniente el uso de las scooters es la informalidad laboral que generan. Reconozco y admiro cómo las aplicaciones que las alquilan generan empleo, eso no lo discuto y me parece un hecho positivo. Sin embargo, existe una queja mundial y es que en la mayoría de casos son los inmigrantes los que se encargan de la ubicación, recogida y puesta en marcha de las scooters, sin ofrecerles mayores garantías laborales a sus trabajadores, precisamente por tratarse de inmigrantes. En Colombia son los venezolanos, en España los moros o en general los africanos, también los rumanos, y así sucesivamente en cualquier ciudad del mundo. Es espectacular que se genere empleo en cualquier economía, pero se debe velar porque se garanticen unos mínimos, sin abusar de que hay personas desesperadas por conseguir una fuente de ingresos (aunque claro, al menos gracias a estas plataformas tienen un ingreso, que de otro modo no tendrían, en ningún caso, lo cual también es valioso).
Algunas soluciones
Luego del análisis anterior, todos deberíamos decir a las scooters sí:
1. Se generan unos reglamentos para que las personas las utilicen garantizando su seguridad y las de otros. Así como hay licencia para manejar un carro o una moto, debería considerarse al menos una capacitación mínima para las personas que vayan a utilizar uno de estos vehículos. Esto evitaría que se lesionen y que lesionen a lo demás.
Asimismo, debe obligarse a los usuarios a llevar casco y rodilleras (y si es el caso coderas). Nadie está exento de una lesión. Las compañías también deberían tener un seguro que cubra cualquier inconveniente que puedan tener sus usuarios.
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2. Ubicación de parqueaderos. Las empresas deben velar por la buena utilización del espacio público, por lo que deberán disponer de zonas de parqueo suficientes para tal fin.
3. Deben en lo posible buscar ser Carbono Cero. Hay muchas formas de compensar emisiones, por lo que deben hacerse a alguna de ellas. Asimismo, deben generar protocolos que garanticen la reutilización de sus partes, siendo con ello amigables con el planeta.
4. Es fundamental que mejoren las condiciones laborales de sus trabajadores. Es bueno generar empleo, pero no lo es el aprovecharse del hambre de la gente.
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