JULIO ANDRÉS ROZO
Los puentes del turismo sostenible en Caquetá
¿Qué tanta influencia puede tener un puente en la imagen de una región? La respuesta a esta pregunta ya la han validado algunos lugares como Santa Fé de Antioquia con su Puente de Occidente, o el nuevo Puente Pumarejo en Barranquilla. Y si nos vamos a nivel internacional, quién refuta el impacto en el turismo que tiene el Golden Gate en San Francisco.
Pues bien, por la misma senda se proyecta Caquetá. La apuesta de sus dirigentes consiste en construir 11 puentes de primer nivel que se conviertan, por una parte, en jalonadores para el turismo sostenible en la región, y por otra, en plataformas para fortalecer el desarrollo productivo sostenible del departamento.
Dos de ellos resumen muy bien este cometido. El primero, está ubicado en el municipio de Morelia y promete ser un punto de paso obligado para los caqueteños, colombianos y extranjeros que visitan el territorio. Tendrá forma de cucha (pez que habita en los ríos de la región) en sus dos extremos, “contará con paneles solares para que iluminen en la noche y sean un faro de orientación a la distancia para la orientación de los lugareños y su resistencia será diez veces mayor que la del antiguo puente que colapsó”, confirma el ingeniero Jairo Gómez, secretario de Infraestructura de la Gobernación. Asimismo, gracias a la influencia del puente, se espera fortalecer las dinámicas comerciales y por ende, productivas del municipio en épocas del Festival de Verano y durante los fines de semana largos. Según el alcalde de Morelia Hernán Flórez, con el puente se espera incrementar en un 30% la afluencia de turistas al municipio en enero, y duplicar esta cifra a partir del segundo año.
Dialogué con algunos habitantes de Morelia y turistas para conocer su opinión sobre la obra y al respecto, logré recoger dos conclusiones.
Por una parte, las expectativas de la ciudadanía son muy altas. Reina una gran esperanza en que el puente se convierta en ese catalizador que sirva para promover la cultura del turismo respetuoso y responsable en el territorio. Esta esperanza se sustenta en el deseo comunitario de dejar atrás conductas en el antiguo puente y en el río Bodoquero, que terminaban concluyendo con un deterioro del entorno y del mismo puente. Hoy, por fortuna, el sentido de conservación y cuidado se va posicionando entre los habitantes de Morelia y según ellos, el nuevo puente será un motivo más para reforzar una nueva cultura ciudadana. Sin duda, el puente les dará un elemento de apropiación mayor por el municipio y por el río. Esto con seguridad servirá como un instrumento de réplica para que los turistas que llegarán atraídos para lograr la anhelada foto en el futuro puente, también adopten conductas responsables y sostenibles.
La otra conclusión es que el puente sirve como símbolo para construir confianza y reafirmar la percepción de legitimidad que tiene la ciudadanía hacia el liderazgo institucional que existe en el departamento.
Es de vital importancia este puente en Morelia, como lo son los otros 11 puentes que se proyectan, entre ellos, el de Cartagena del Chairá. Será un puente vehicular de cerca de 230 metros de largo y el cual esconde un trasfondo intencional detrás de su construcción. El puente que conecta en uno de sus extremos del río Caguán a Puerto Madero, ha sido el lugar en donde tradicionalmente desembarca la madera extraída de las zonas rurales y selváticas de esta región caqueteña. Con el futuro puente, se espera que las dinámicas de desarrollo productivo se alejen de las actividades extractivas y dinamicen el turismo y la producción y comercio de otro tipo de productos no maderables. Esto, en palabras del ingeniero Gómez, “significa una contribución desde el enfoque de la infraestructura a cambiar las dinámicas socioeconómicas que han motivado la deforestación en el Caquetá; además, promete generar cerca de 160 empleos directos durante su construcción en el año 2020”.
Sin duda la infraestructura es un factor que motiva el desarrollo y también la conservación. Siempre he insistido en mi tesis y fórmula de trabajo que reza que “cuando un productor campesino puede acceder a los mercados para poder transar sus productos, su incentivo para ampliar la frontera agrícola disminuye”. Es aquí cuando el hecho de permitir el acceso a los centros de consumo se convierte en un factor que suma a la lucha contra la deforestación y la promoción de la región como destino de turismo sostenible. No se trata únicamente de planificar y construir un puente, se trata de hacer de él un instrumento jalonador que dinamice el flujo de turistas, del comercio y del consumo y la producción local.
Caquetá va superando paulatinamente sus retos, a partir de la articulación del sector público, privado, la sociedad civil y la ciudadanía. Las buenas acciones merecen ser apoyadas y forjadas por medio de la crítica constructiva. Los puentes y las vías son y serán siempre instrumentos de progreso y pueden posibilitar la sostenibilidad de los paisajes cuando se planifican e implementan de manera organizada con un enfoque de conservación territorial.
Los puentes que se proyectan en el territorio son la punta de lanza para darle una nueva cara al departamento desde el punto de vista de la diversificación de su aparato productivo, de la construcción de una nueva imagen y marca territorial, y sobre todo, de fortalecer el sentido de apropiación que caqueteños y recién llegados a él, como yo, tenemos sobre esta maravillosa tierra.
Hasta el próximo jueves.