Mamá ¿Dónde están los juguetes?

Este pasaje llanero ilustra perfectamente la situación de su país de origen, Venezuela. Millones de venezolanos no tendrán una navidad feliz. En 2019 el Bolívar tuvo una depreciación de casi un 100%. El salario mínimo fijado por el régimen venezolano fue de US$6,19 dólares. De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas, el 87% de los venezolanos se encuentran en situación de pobreza.

Por su parte la Cepal indica que el 30,1% de la población de América Latina se encuentra por debajo de la línea de pobreza, mientras que un 10,7% vive en situación de pobreza extrema. Estas tasas tienden a aumentar al 30,8% y al 11,5% respectivamente, en particular por la crisis humanitaria de nuestro país vecino. 

De acuerdo con la Cepal, al menos 191 millones de personas viven en condiciones de pobreza en América Latina. Otros 72 millones viven en condiciones de pobreza extrema. En Colombia la pobreza multidimensional es de 19,6% según el Dane. La situación por departamentos es peor; Guainía tiene un indicador de 65%, la Guajira de 51,4%, Chocó con 45,1%, Norte de Santander con 31,5% y Caquetá con 28,5%. 

Poniéndole cara al asunto

Fuente: National Geographic. 1994

Las cifras indican la gravedad de la realidad. Peor aun es identificar los dramas humanos que están detrás de estas cifras. Esta fotografía ganó el premio Pulitzer en 1994, y retrata como los buitres rodean a los niños moribundos en Sudán, esperando su muerte. 

Particularmente los que más sufrirán en esta navidad serán los niños pobres, casi 663 millones en todo el mundo. La mayoría de ellos no tendrán cena, tampoco comerán pavo y mucho menos tendrán regalos.

Según el índice de pobreza de la ONU para 2019, cerca del 85% de la pobreza del mundo se encuentra concentrada en Asia y en África Subsahariana. Países como Sudán del Sur y  Niger tienen un índice de pobreza superior al 90% de su población total. India es el país que alberga más personas en condiciones de pobreza, seguido de Nigeria, Etiopía, Pakistán, Bangladesh, la República Democrática del Congo y China. De otro lado, la desigualdad es mayor en Nigeria, República Centro Africana, Burkina Faso y Níger. 

Un asesinato infame

No puedo terminar esta columna sin expresar mi indignación por el asesinato de Natalia Jimenez y Rodrigo Monsalve, jóvenes ambientalistas, recién casados que partieron de Santa Marta con destino a Palomino con el fin de disfrutar allí su luna de miel. Aparecieron ayer, con capuchas en sus cabezas y cada uno con un tiro de gracia. La primera hipótesis que maneja la policía es la de un robo, pues su camioneta no aparece, al igual que sus pertenencias.

Es innegable entonces no relacionar la pobreza de la Guajira (como mencioné anteriormente un 51% de su población es pobre) y los índices de criminalidad. Múltiples investigaciones han logrado encontrar una relación directa entre la pobreza y delincuencia. Uno muy interesante del Banco Mundial pueden verlo aquí https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2014/09/03/latinoamerica-menos-desigualdad-se-reduce-el-crimen. Menos desigualdad implica menos crímenes.

El asesinato de Natalia y Rodrigo se perpetró en inmediaciones de la vía que conduce a Palomino en la Guajira desde Santa Marta. Si esa región del país, particularmente la Guajira, no se la hubieran robado como se la han robado hasta ahora los Kikos, las Oneidas y los Wilmer (Así se llaman algunos de los últimos gobernadores de ese departamento que han terminado en la cárcel), muy seguramente la desigualdad no sería tan grande y el número de crímenes cometidos serías menos. Posiblemente, si la corrupción no se comiera a estos departamentos como se los ha comido históricamente, Natalia y Rodrigo estarían disfrutando de su luna de miel.

Entonces ¿Dónde están los juguetes?

Esa es una pregunta difícil de responder. Por ahora sólo puedo decir que muchos de ellos están en las casas de los corruptos, y que esta corrupción no solamente involucra al sector público sino también al privado. Pero no todo podemos achacárselo a ese fenómeno. Deficiencias de carácter estructural en varios países del mundo también son responsables de ello. La falta de educación también es otra de las causas.

Para finalizar no puedo restar importancia a las conversaciones de muchas señoras (y señores, aunque en menor grado) que tiemblan de los nervios porque no saben que servir en la cena de navidad o que dar de regalo a sus amigos y parientes cercanos. Eso hace parte de la cotidianidad decembrina en ciudades como Bogotá. A todas estas personas decirles que no sufran por que no saben si escoger entre pavo o pollo, entre natilla o buñuelos. Millones de personas no tendrán que comer, así que siéntanse más que afortunadas.