CLAUDIA VARELA
¡Me gustan los padres!
Me gustan los hombres que son buenos padres. A los que les brillan los ojos cuando hablan de sus hijos y se les ve una sonrisa orgullosa cuando muestran su foto. Me gustan los buenos padres que enseñan valores y a respetar a las mujeres, a sus madres y a sus hermanas.
Yo tuve un excelente padre, el mejor de todos. Mi padre marcó mi vida desde siempre con una conversación que sostuvimos cuando yo tenía siete años. Hija de un matrimonio tradicional con una madre abnegada ama de casa y siendo la menor con dos hermanos hombres, mi pregunta fue muy clara: "Papá, ¿para qué tengo que estudiar si al final voy a quedarme en mi casa cuidando niños y atendiendo a mi esposo?" La respuesta de mi padre definió lo que yo sería en mi futuro, me dijo con mucha ternura: "Tú estudias y vas a prepararte para hacer lo que tú quieras en tu vida. Vas a cumplir tus sueños porque eres una niña inteligente y capaz, nunca dudes de ti y siempre harás lo que quieras hacer".
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Ese es mi padre. Y eso es lo que he hecho toda mi vida, buscar ser feliz siendo una buena persona como él lo es.
Hoy veo en los ojos de los padres de la nueva y antigua escuela un amor incalculable. Si bien es cierto hay padres que merecen demandas de alimentos y sanciones sociales por irresponsables, la mayoría de los padres son seres ejemplo llenos de amor para sus hijos.
Un padre es vital para una hija. Como trata a su esposa (o a la madre de sus hijos) es el mejor ejemplo de lo que ella buscará en un hombre en su edad adulta. El ejemplo que dé, la consistencia de su actuar y el valor que le da a sus actos será lo que ella considere importante en su futura pareja.
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Un padre es vital para un hijo. En sus acciones, pensamientos y valores estará planteado el ser y el hacer de un niño hacia el futuro. El padre que acepta a su hijo en lo diferente que puede ser a él, es admirable y un claro ejemplo de grandeza.
La paternidad no es egoísta, es inmensa, llena de respeto y amor por los hijos. Son lindos los padres que se sacrifican por sus hijos y hacen actos de amor por ellos, no solo entregarlos a la mamá porque “madre no hay sino una”.
Es cierto que el papel de la madre es vital en nuestra sociedad pero también es verdad que la función del padre cobra cada vez más espacio en el rol de educación de los niños.
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Si no hay una base sólida de valores en casa y en la familia la sociedad se daña, se destruye. Gracias a los padres que se preocupan por enseñar a través del ejemplo, que tratan bien a sus mujeres y a sus madres, que son cumplidores de su deber, que llegan puntuales a las citas de los niños, que los acompañan al médico y piden una cita médica también, que los sacan al bus del colegio y conocen la profesora, que saben qué responder en una urgencia… gracias a los padres que son padres porque están haciendo una mejor sociedad para el futuro. Me gustan los buenos padres porque son buenos hombres y eso me lo enseñó mi padre, el mejor de todos. ¡Feliz Día del Padre!