OPINIÓN ONLINE

Mucho dinero en el lugar equivocado

La mayor parte del dinero, por las tasas de interés negativas o cercanas a cero, ha ido a los mercados financieros igual que el provisto por los planes de estímulo.

Camilo Díaz
30 de abril de 2016

La FED ha sido el más audaz de todos los bancos centrales para contener la crisis financiera. Por un lado, redujo rápidamente las tasas de interés para los Estados Unidos llevándolas a cero, luego suministró dólares a un tipo de cambio fijo a los otros bancos centrales del mundo que lo necesitaron y finalmente ideó el programa de relajamiento cuantitativo a través del cual inyectó US$85.000 millones mensuales al mercado, en total fueron cerca de US$3 trillones (millones de millones americanos). Los pasos de la FED fueron seguidos por sus pares a nivel mundial, hoy en día los bancos centrales de Japón y Europa tienen tasas de interés negativas y en Europa se puso en marcha el programa de compra de activos por un valor mensual de 60.000 millones de euros.

Todas las medidas adoptadas por los bancos centrales han estado guiadas en la búsqueda de dos objetivos. El primero, fue contener la crisis financiera global originada en el mercado norteamericano de hipotecas y su contagio a la deuda soberana de Europa. El segundo, restablecer el canal de crédito a través de tasas de interés bajas para estimular la demanda por parte de los consumidores y las empresas, y así traer de vuelta el crecimiento económico y disminuir el desempleo.

El primer objetivo fue alcanzado con éxito y efectivamente el sistema financiero internacional no colapsó y los sistemas de pagos y el mercado de fondos prestables se mantuvieron en funcionamiento aún durante el cenit de la crisis, las mayores instituciones financieras internacionales fueron rescatadas y se mantuvieron a flote. En cambio, el segundo objetivo no ha sido alcanzado, aunque las instituciones financieras se supone hoy son más fuertes que antes de la crisis, el crédito no ha sido restablecido totalmente hacia los consumidores y las pequeñas y medianas empresas, estas últimas son las que demandan la mayor cantidad de empleos a nivel mundial por tanto si estas no crecen la demanda por nuevos empleados tampoco.

El dinero de la política monetaria con tasas de interés negativas o cercanas a cero, ha ido a parar a los mercados financieros. El índice Standard and Poor´s se incrementado el triple desde marzo de 2009, el Dow Jones alcanzó su máximo histórico de 18.350 puntos en mayo de 2015, y los precios de los bonos soberanos de Alemania, Estados Unidos y los emitidos por el Banco Central Europeo se encuentran en niveles superiores a la crisis, dando cuenta que el catalizador de todo el dinero provisto no ha sido la demanda por bienes y servicios, sino que han sido los mercados de acciones y bonos.

Las instituciones financieras han mejorado sus balances a través de la compra de activos financieros, pero no han irrigado todo ese dinero a la economía real, salvo los créditos concedidos a las grandes corporaciones que en general acuden a los mercados financieros emitiendo bonos o acciones. Eso explica en parte porque se experimenta una extrema volatilidad cuando la FED anuncia posibles aumentos en la tasa de interés, los incrementos harán que el dinero prestado tenga que ser devuelto, entonces las instituciones financieras hacen ventas masivas de los activos que han comprado usando dinero tomado a tasas bajas o negativas y así cumplir sus compromisos.

La FED parece estar atrapada entre proteger los mercados financieros de la volatilidad que causará una venta masiva de activos, entre prevenir la formación de otra burbuja, y preservar el crecimiento económico y la generación de empleo. La cautela que está guiando las decisiones sobre las tasas de interés empieza a revelar que una parte importante de los estímulos se fue al lugar equivocado.  

Los datos de la economía global lo comprueban, Estados Unidos proyecta crecer el 2,5% este año, sin embargo, el mercado laboral aunque está en el 5% de desempleo es considerado frágil, y la inflación se mantiene por debajo del 2% mostrando que la demanda por bienes es débil. China ha desacelerado su ritmo de crecimiento que paso a estar por debajo del 7% y algunos analistas creen que realmente se ubica entre el 4% y 5%. Europa proyecta crecer a tan solo el 1,7% este año pero los riesgos de recesión no se han alejado entre otras por que la inflación no ha aumentado y de seguir así podría convertirse en deflación lo que contraería aún más la producción desatando una nueva recesión.