Muchos creen ser buen líder porque sus colaboradores obedecen, hacen y funcionan de acuerdo a sus directrices y órdenes, pero cuando vamos a la realidad, en algunos casos este personaje se convierte en alguien que asusta, reprime y no escucha.
Para ser un gran líder se necesita además del carisma, la dedicación y la experiencia, tener un lugar en donde serlo, y que además se convierta en algo tan normal que es una de las competencias de las personas que trabajan en la empresa.
Hoy muchas compañías carecen de personas con espíritu de liderazgo, invierten grandes sumas de dinero en capacitaciones y programas de formación, pero han olvidado que lo primero que se debe tener en cuenta es el individuo, al colaborador que todos los días se levanta para ir a trabajar. La empresa vista como un todo, se convierte en el pilar de las características de los individuos que hacen parte de ella, somos uno solo pero hacemos parte de una estructura, algunas veces rígida y otras un poco más flexible.
El líder se forma en la empresa, pero enriquece lo que hace, con su propia personalidad. Cuando es libre y logra alinear sus competencias y habilidades con las organizacionales se hace el mix perfecto entre el empleado y el líder. El liderazgo no solo se ejerce cuando se tiene una posición alta dentro de la organización, el líder puede ser desde quien abre la puerta de la empresa, hasta quien administra y gestiona los recursos de la misma.
Los colaboradores que logran convertirse en líderes dentro de las empresas, trasmiten seguridad, apoyan conocimiento, enseñan con ejemplo y reconocen los logros de otros.
Trasmiten seguridad a quienes los ven como referentes y están en proceso de aprendizaje. El líder logra generar empatía con los demás, le permite “ser” al otro, trabajar con un objetivo claro y pensar siempre en conjunto.
Apoyan el conocimiento de todos, sin importar la posición o el status dentro de la empresa. El conocimiento de un tema específico, un proceso o una metodología marca muchas veces la diferencia con la competencia.
Enseñan con ejemplo en todas las situaciones que se presentan. La empresa ofrece el espacio para hacerlo y las personas ponen a disposición su experiencia. Cuando se logra modelar lo que posiblemente va a pasar, es mucho más fácil aprender, desarrollar y enseñar.
Reconocen los logros de otros a través de las palabras y los hechos. Lo bueno no solo se premia con regalos físicos, también se logra hacer con un apretón de manos, felicitaciones en público y muchas veces con momentos en donde los sentimientos logran salir a flote.
¿La empresa ofrece verdaderamente un espacio para ser líder? ¿Por qué esperar solo a que algunos pocos logren hacerlo? Es el momento de cambiar, estamos en un nuevo mundo lleno de oportunidades y de personas con ganas de darlo todo. Permítanles ser personas y luego sus colaboradores.