GREGORIO GANDINI
Oro, el sabor del riesgo
Los inversionistas en los mercados de oro han tenido un par de semanas bastante movidas con cambios importantes en sus precios, pero este efecto también es un ejemplo perfecto para ver cómo la percepción del riesgo afecta a un mercado. Por eso esta semana dedicaré mi columna a hablar al respecto.
En muchas de mis columnas, charlas y clases hablo sobre el riesgo en los mercados financieros y cómo los inversionistas reaccionan a este, hoy se presenta un caso perfecto para volver a tocar este tema con el precio del oro. En esencia vale la pena definir que el riesgo del que hablo en esta columna es el riesgo de mercado, que es la posible pérdida en la que se pueda incurrir por un movimiento adverso en los precios, por ejemplo, si tomé una posición larga, es decir de compra, mi expectativa es que el precio suba para poder vender a un precio mayor el activo que compré, pero si el precio cae, incurro en pérdidas y eso se da por una materialización del riesgo de mercado.
Suena muy simple y en realidad lo es, sin embargo, los precios de los activos en los mercados se definen a través de la interacción de las fuerzas de oferta y demanda, y es a la hora de detectar las fuerzas que puedan afectarlas que la cosa comienza a complicarse. Por eso un aspecto vital a tener en cuenta es que los inversionistas en los mercados actúan con información incompleta y es a partir del ajuste de sus expectativas que tratan de llenar los huecos en dicha información.
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Gráfico 1. Elaboración propia. Datos Bloomberg
Como mencioné antes, el caso del que les quiero hablar hoy es el del oro y el aumento que ha tenido su precio que ha llegado a ubicarse a 1.412 dólares/onza troy, tal y como se puede ver en el gráfico 1, el máximo valor que ha tenido desde septiembre de 2013 hace casi 6 años. El punto de partida aquí es que en este caso es que dicho nivel de precio es el resultado lógico de un aumento en la demanda por este commodity, pero lo interesante es saber por qué.
Para hallar el por qué creo que es necesario valernos de dos elementos adicionales que pueden afectar nuestro análisis, la velocidad del aumento de precio y el comportamiento del dólar, los cuales explicaré a continuación. El primero es bastante representativo porque vemos que, desde el 28 de mayo hasta el 25 de junio, es decir en menos de un mes el precio del oro aumentó cerca de 11 %, lo cual marca un cambio muy rápido en la tendencia de una demanda que desde febrero de este año venía perdiendo fuerza. ¿Qué es lo que lleva a los inversionistas a efectuar este cambio? La respuesta es simplemente un aumento en la incertidumbre sobre el futuro.
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El oro es considerado un activo refugio en los mercados, es decir es un activo del cual se espera mantenga su valor en tiempos de mercados volátiles, por lo que ante un aumento en la incertidumbre es lógico que los inversionistas decidan comprarlo. Otro ejemplo claro de esto es la caída de la tasa yield de los bonos del tesoro de Estados Unidos a niveles del 2 %, ya que la tasa de estos clásicos activos refugio es inversa al precio lo que se ha experimentado es un aumento de demanda.
Pero ¿de dónde viene esta incertidumbre? En esencia se puede decir que el telón de fondo ha sido que, desde inicio de 2019, los mercados han tenido una expectativa de reducción en el crecimiento mundial. Pero un hecho muy significativo en la tendencia del precio del oro fue la suspensión de conversaciones entre China y Estados Unidos en mayo, que vino acompañada del aumento de tarifas de ambas partes, así como la inclusión de Huawei en una lista de la Casa Blanca y las respectivas retaliaciones de China. Si bien este sábado pasado en medio de la reunión del G20 los presidentes Donald Trump y Xi Jinping decidieron volver a iniciar conversaciones, el efecto de la suspensión en mayo es muy claro en el aumento de demanda del oro, llevando a un aumento en su precio tal y como puede verse en el gráfico 1.
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Sin embargo, hay dos hechos adicionales que aumentan el temor de los mercados sobre este “tira y afloje” entre Estados Unidos y China, el primero es el aumento de las tensiones entre Irán y Estados Unidos que ya ha afectado el precio del crudo al alza, añadiendo aún más incertidumbre a la mezcla. También está el cambio de postura que se ha venido dando en la Reserva Federal que se mostró en su reunión del 19 de junio abierta a un recorte de tasas para proteger el crecimiento económico del impacto de la guerra comercial, lo que llevó como se puede ver en el gráfico 1 a una caída en el valor del dólar medido con el índice de Bloomberg, dando el último empujón al oro.
La volatilidad en los mercados parece ser el sello de 2019 y con tensiones comerciales y geopolíticas que parecen solo complicarse cada vez más haciendo más difícil predecir el comportamiento futuro, por eso será muy útil seguir el comportamiento de los activos refugio como el oro para entender cómo los inversionistas y mercados están percibiendo el sabor del riesgo.