JULIANA SÁNCHEZ TRUJILLO
¿Por qué sus ideas son ignoradas?
Los jefes que se siente maniatados por la Organización, tienden a manifestar comportamientos que bloquean las ideas de quienes les reportan.
Las ideas son la base de cualquier proceso de innovación, de la mejora continua o de cualquier otro tipo de transformación que se da tanto a nivel personal o profesional. Una idea permita ver nuevas perspectivas, imaginar posibles caminos, mejorar la productividad e incluso cambiar el mundo. Sin embargo, muchas veces estas ideas se ven limitadas, pues no solo basta con que sean originales, muchas veces su incapacidad para materializarse se da por falta de aceptación y no por ausencia de genialidad.
¿Por qué si las ideas traen tantos beneficios tienden a ser ignoradas? En un estudio reciente publicado por Organization Science, se demostró que contrario a la creencia popular de que los líderes eligen no compartir las ideas de sus subalternos debido al ego, o falta de humildad para aceptar que sus ideas pueden no ser las mejores; los líderes eligen no compartir las ideas de quienes les reportan, debido a que dudan de su propia capacidad para gerenciar, lo que hace que sean menos abiertos a escuchar ideas de personas que puedan poner en riesgo su incapacidad gerencial, o al poder dar vía libre para la implementación de dichas ideas. Es decir, tiene más que ver con un tema de inseguridad y de sentirse incapaz de actuar, que de creer que se las saben todas.
Lo anterior se refleja en comportamientos defensivos, que hacen que se vea a aquellas personas propositivas como amenaza, e incluso que exista una tasa muy baja de implementación de nuevas ideas. Pero más triste aun, estos comportamientos son la consecuencia de culturas organizacionales que no permiten el empoderamiento de la gente y que priorizan comportamientos y resultados cortoplacistas, haciendo casi imposible generar transformaciones significativas, que generalmente implican tiempo, compromiso y una toma de riesgos.
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Cuando los entornos no posibilitan la implementación de nuevas ideas, motivar a las personas para identificar oportunidades y generar nuevas ideas para el negocio puede ser incluso contraproducente, pues se genera un alto nivel de frustración al ver que se proponen muchas cosas, pero que en realidad no sucede nada. Por eso, cuando se elige trabajar en la construcción de una cultura de innovación, se tienen que realizar esfuerzos conscientes por empoderar a las personas no solo para proponer, sino para actuar en la implementación de dichas ideas.
En otras palabras, las ideas solo serán bienvenidas cuando las culturas organizacionales en las que se gestan, promueven la autonomía, vista como capacidad de iniciativa, y cuando las decisiones no se ven forzadas a escalar una larga escalera burocrática que solo valora resultados en el corto plazo. En entornos como estos, incluso las ideas más disruptivas están destinadas a morir, pues no contarán con un contexto propicio para morir. Es como si se tuviera una semilla perfecta pero no se le permitiera germinar en suelo fértil, o si nunca se le riega; el potencial puede ser increíble, pero para que esta idea se haga realidad, se necesita mucho más que un chispazo; debe contar con una gran diversidad de factores que le permitan desarrollarse.
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