CLAUDIA VARELA
Sobredosis
Animales de costumbres decía mi abuela. Los hombres (asumiendo que antes hombre= ser humano = mujer se incluye) somos animales de costumbres. Primeros días del confinamiento había pánico, excesos en las compras, incertidumbre, angustia y algunos parecían bastante escépticos.
Pero poco a poco nos hemos ido acostumbrando. Cuáles son las cosas que desde el teletrabajo he observado que estamos navegando con más conciencia desde que ya esto se volvió una realidad.
1- La imagen sigue siendo importante. Reuniones a través del teléfono o de plataformas de audio como Skype se están volviendo visuales por obligación. ¿Han notado el cambio de lo que ves al otro lado de la pantalla del computador? Los primeros días parecía que no importaba mucho verse “casual” pero poco a poco cada personaje empieza a mejorar su atuendo (no se si solo de la cintura para arriba) algunos/algunas se peinan más, se maquillan e inclusive usan cosas para verse mejor. El tema de la barba y el pelo bien corto de los hombres terminan siendo una tendencia simpática. Estamos evolucionando en el confinamiento y los códigos ya están exigiendo cierta estandarización. Hace poco hice unas entrevistas y yo que soy bastante informal y simple estaba en mi look de entrenar. Vergüenza total cuando al frente encontré muy elaborados a mis interlocutores, cada día se sigue aprendiendo. Los códigos nuevos empiezan a volverse parte de la cultura.
2- La sobredosis de información noticiosa parece incrementar, pero ya hay más filtro en el uso de esta información. A veces es absolutamente tóxico e ineficiente estar pegado a lo que digan las redes y los medios. Sigue habiendo sobre dosis de noticias. Hay que entender cómo usarlas mejor.
3. La sobre dosis de historias en redes mostrando momentos perfectos de una situación poco perfecta e incontrolable. Todavía veo a muchos en eso. Gran creatividad mostrar semejante situación tan dura como un momento voluntario de felicidad. Igual me parece bien seguir observando lo que los humanos queremos mostrar y el proceso de adaptación que vamos teniendo.
Las grandes ventajas y la evolución del tema está en cosas como estas
- Entender lo que otros hacen en la casa y tratar de manejar labores de manera colaborativa no solamente esperando que ya este hecho
- No tener que estar en trancones y observar las montañas desde la ventana, con un mejor aire
- Reflexionar que las cosas que mas extrañamos no son materiales. Son simples.
- Valorar y agradecer por lo que tenemos
- Entender que el Universo es un gran sistema donde absolutamente todos y todo está conectado. Asumirlo como realidad
- Aprender a soltar. Fluir, nada pasa gratis todo pasa para algo.
- Aprender la disciplina, el buen hábito, el orden
- Comer buenísimo. Nutrir el alma y el cuerpo.
- Acercarte más a ti mismo. Verte más.
- La sobre dosis de cursos, conferencias, talleres, podcast de cómo enfrentar el encierro obligado. ¿Quién de verdad sabe cómo enfrentarlo si un virus tiene encerrado al mundo entero por obligación y con miedo? Creo que a veces hay falsas promesas en lo que se puede recibir de estos cursos, pero me parece lo máximo tener tanta oferta gratis con tanta gente participando.
- Los vinos virtuales. ¡Maravilloso!
Para vivir en la post pandemia hay que aprender. Lo que veíamos como “normal” se va a demorar en volver. Vamos a tener que adaptarnos a un vivir más tranquilo, de menos multitudes, de mas espacio vital respetado individualmente.
Si salimos con algo de espíritu de cuidado colectivo y con algo más de autoconocimiento el Universo ya hizo algo por nosotros. Hoy no podemos proyectar con certeza nada. Entonces también como diría mi abuela, cada dia trae su afán, y aunque cada uno lo vivo como el último entiendo que mi control es casi cero sobre las variables que rigen el mundo hoy, así que a dejar fluir y a vivir más y mejor.