VICTOR RIVERA
Socialfinance: compartir públicamente nuestra situación financiera es tendencia
Hoy, hablar públicamente de deudas, salarios e inversiones no es un tabú. Las nuevas generaciones se expresan para romper barreras y actuar libremente sobre lo que consideran justo.
Movimientos como Black Lives Matter o MeToo nacieron con expresión de una persona en redes sociales que, dejando atrás la vergüenza, decidió contar una situación desafortunada para que no les ocurriera a otros.
Con alrededor de 26 millones de personas participando este año en la protesta convocada por el movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos, el cual usa las redes sociales para difundir sus comunicaciones, se generó después de siete años de su nacimiento una explosión en el numero de seguidores.
Lo más importante es que, gracias a las redes sociales, este año, múltiples lideres mundiales aceptaron la propuesta pacífica de desobediencia a la autoridad que estaba presentando malos comportamiento. Realizaron grandes iniciativas de cambio, acelerando la adaptación de leyes, decretos y normas privadas que les dan el lugar que merecen a las minorías y a las mujeres, en los ámbitos laboral, personal y social.
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Esta explosión que muchos ven como “algo justo” y que debió pasar hace mucho tiempo, requirió de siete años de campaña, que inició en 2013. Duró dos años sin recibir ninguna donación, hasta 2015, cuando recibió $200.000 dólares, hasta el final feliz de haber recaudado 10,6 billones de dólares entre mayo y diciembre del presente año.
Lo más interesante es que este comportamiento está migrando a muchas otras injusticias y tabúes de nuestra vida cotidiana. Uno de ellos es hablar de las deudas de estudiantes públicamente y sin tapujos.
En Estados Unidos, la Marcha del Millón de Estudiantes es un movimiento nacido en 2015 y apoyado por Bernie Sanders, el cual protesta en contra de los altos costos de las matrículas de estudiantes de pregrado en ese país.
Si bien para la generación X este tema es un tabú, del cual muchos se avergüenzan porque fueron criados en un entorno en el cual las crisis económicas y las altas deudas demostraban debilidad de carácter y desorganización, para las generaciones Z y millenial esto es una desventaja que han tenido que vivir, creada por la sociedad y que debe ser corregida para que todos los ciudadanos puedan vivir una vida más justa y equitativa.
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De esta manera, movimientos como el de la Deuda Estudiantil han podido eliminar $1,4 millones de, precisamente, deuda, y se enorguecen de mostrar los nombres de las personas a las cuales se les ha colaborado con la reducción del valor total.
Estas personas son las mismas que han publicado el total de su endeudamiento en redes sociales, con mensajes que demuestran rechazo por vivir en un sistema en el cual deben endeudarse para poder acceder a educación de buena calidad.
En Colombia se presenta la misma iniciativa. Carolina Bolaños escribió recientemente un artículo en el cual cuenta su historia: cómo pago su deuda con el Icetex. Está llena de detalles de sus sacrificios, de su planeación y de las limitaciones para lograr su objetivo con un final feliz. El artículo inspira a otros estudiantes a hacer todo para pagar su deuda antes del periodo predefinido.
Por otro lado, el 7 de julio de este año, Semana presentó el caso de Isabella Fuscaldo, quien se endeudó en dólares para estudiar en Washington y desafortunadamente vio el valor nominal de su deuda incrementarse en 25 millones de pesos por la diferencia cambiaria.
En Twitter, el hashtag #ColfuturoAlivieMiFuturo consolida múltiples casos de colombianos que han visto frustrado su sueño de aumentar su capacidad de ahorros, por el impacto de la indexación del dólar a su deuda estudiantil.
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Todo lo anterior demuestra que las nuevas generaciones no sienten vergüenza de compartir por redes sociales si tienen o viven una situación de estrés financiero, y después de leer muchos de los casos que han sido publicados uno podría concluir que, en la mayoría, sí consiguen resolver de alguna manera su situación después de compartirla.
En algunos casos, reciben donaciones de personas que no conocen; en otros casos, consejos de personas con mayor educación financiera; en muchos otros, el Gobierno se acelera a lanzar paquetes de alivios para algunos de estos estudiantes.
Por ello, así como en el caso de Black Lives Matter, socializar el problema financiero de las personas también construye una sociedad más justa y equitativa, invita a la comunidad a ser transparente con el problema, pues permite apelar a la creatividad para definir soluciones adecuadas a las nuevas generaciones.
Lo que más importa es que manejar las finanzas de forma pública permite que las personas encuentren herramientas que les ofrezcan conciencia financiera a edad más temprana, generando en ellas la necesidad de ahorrar para su futuro e invertir en los activos financieros que presenta la economía.