GUILLERMO VALENCIA
¿El ‘game over’ de Turquía impactará a los emergentes?
¿Qué detonó la crisis en Turquía y cuáles son las posibles salidas para Europa y los países emergentes?
Como lo contamos en una columna anterior, era inminente una crisis en Turquía, la cual está mostrando las costuras de una política económica frágil, que no responde a la coyuntura del mercado. Hoy, las decisiones nepotistas de Erdogan le pasan cuenta de cobro a su país y se suman al impacto de las alzas en las tarifas para el aluminio y el acero, que Trump impuso el viernes pasado, con lo que se devaluó un 20%, y en solo un día, la lira turca.
La fragilidad de la economía de Turquía ha hecho que este sea uno de los países emergentes con mayores déficit gemelos, el de cuenta corriente alcanza el 5,5% del PIB, mientras el fiscal es del 1,5%. También es preocupante que su nivel de endeudamiento, tanto corporativo como gubernamental, sume la fortuna de US$195.000 millones, como lo muestra la siguiente gráfica:
¿Qué pasará con Europa?
Si bien no hay evidencia de contagio en la economía europea, existen bancos españoles e italianos con una alta exposición a la crisis turca, como BBVA, en España y Unicredit en Italia. Esto muestra que el problema no es Turquía, sino el sistema bancario europeo, el cual es frágil y está altamente interconectado. Además, como Turquía no es miembro de la Unión Europea, es difícil contemplar una operación de salvamento, porque esta le daría más poder al régimen de Erdogan.
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A pesar de ello, una crisis de deuda en Turquía sí afectaría a la Europa emergente, es decir, Hungría, Polonia y, en Asia, Rusia, los más expuestos a esta coyuntura. Este último, es el que cuenta con mayor deuda de todos y, a pesar de que el petróleo se encuentra al alza, cosa que no ocurría desde 2015, el rublo se ha devaluado un 15% desde principios del año. Aunque los índices fundamentales de Rusia sean mejores que los de Turquía, las tensiones geopolíticas y la intensidad de los bloqueos económicos han aumentado su perfil de riesgo.
¿Cómo está latinoamérica?
Hay dos escenarios posibles sobre la crisis turca y su contagio al resto de mercados emergentes. El primero, es que al ser el riesgo turco idiosincrático no se expandirá a otros países. El segundo, con el cual me identifico, es que el problema no es Turquía, sino el cambio en la configuración de la globalización, que tiene implicaciones profundas en la oferta de dólares fuera de las fronteras de EE. UU.
En este escenario, Turquía y Argentina son los primeros en sufrir por cuenta de este déficit de dólares ‘offshore’, pero México y Brasil han mostrado que también son vulnerables. De hecho, este último tiene una deuda del orden de US$184.00 millones, su moneda se ha devaluado un 15% en lo que va del año y enfrenta una incertidumbre política, causada por su proceso electoral, que se llevará a cabo en octubre.
Desde nuestra óptica, es importante seguir el movimiento del euro, porque si este sigue debilitándose, creará un dólar fuerte alrededor del mundo, que cobrará más víctimas entre los países emergentes.
Tal como están las cosas, la consecuencia más importante de una potencial crisis financiera en Turquía es un problema geopolítico. Erdogan ha demostrado ser un dictador hábil para manejar las instituciones de su país y ganarse el favor de sus votantes. Sin embargo, también ha sido violento cuando se ve acosado y necesita hallar salidas.
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Esa postura agresiva le ha permitido hacer alianzas militares con países como Catar, donde Turquía tiene una base militar, y un pacto de defensa a favor del pequeño emirato, que hoy enfrenta el bloqueo comercial de Arabia Saudita. Por eso, es posible que con mayor presión encima y con un sistema de alianzas de este tipo, Erdogan traduzca sus errores económicos en un conflicto con Arabia Saudita o contra otros aliados de EE. UU.
Lo contradictorio de todo esto es que tanto Turquía como EE. UU. son países miembros de la Otan, y Trump se ha esforzado en dejarnos claro, que la otrora organización diseñada para defender al mundo de comunismo, es hoy un ente ineficaz y costoso. Esto demuestra que la globalización se está reconfigurando y con ella, liderazgos agresivos como el de Erdogan, que se pueden convertir en un punto de quiebre para dicha organización.