CLAUDIA VARELA

Ya no más silencio

Me estoy sumando al clamor de Cecilia, Carmen, Doralina, Elicely, Esperanza y otras 289 personas que necesitan que las escuchen porque llevan años buscando a sus seres queridos. Hoy me uno al Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Claudia Varela, Claudia Varela
30 de agosto de 2020

A mi hija le gusta la política, a los quince años todavía sueña con que pueda haber mejor entendimiento entre humanos y, por supuesto, protección ambientalista, especialmente para perritos. Ya ha adoptado dos en sus cortos años, ha sido voluntaria y creó su propia marca para ofrecer un servicio de cuidado de perros y así conseguir recursos para su Fundación.

Me encantan sus sueños y la apoyo en todo lo que puedo. La semana pasada, en estos días difíciles donde hemos aprendido a valorar la vida, me dijo que seguía sin entender tanto odio de tantos. Lisboa, la perrita que acaba de adoptar, es un cachorro muy callejero que la gente no quería por su color de pelo, es como una hiena, es muy simpática, pero no el perro soñado dorado y de raza.

En medio de su gran sensibilidad hacia los demás, me preguntó por qué estábamos viviendo tantos problemas de violencia y quiso entender el tema de los desaparecidos. Le dije que investigara un poco y encontró información de la UBPD (Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas). Se encontró con una realidad súper triste que ni siquiera le cabía en su cabeza de adolescente.

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294 víctimas de desapariciones forzadas habían publicado una carta donde le pedían a los columnistas y a todos los que les doliera un poco el país que publicaran una voz de alarma y tristeza para clamar por la libertad, por no hacer normal un hecho que está desangrando al país hace años.

Encontró que según esta entidad la “desaparición no es un hecho del pasado”, sigue ocurriendo y pareciera que a nadie le importa. Juanita me dijo entonces que si podía escribir sobre el tema en mi columna y, por supuesto, me animé a hacerlo.

En apariencia no es un tema de negocios, no es de emprendimiento, ni genera ningún tipo de rentabilidad saberlo o hacerlo consciente. Pero definitivamente es un tema de humanidad, de empatía hacia los demás, de inteligencia emocional. ¿Cómo ser un buen líder o un buen padre si no nos importa siquiera lo que pasa en nuestro propio contexto?

Me estoy sumando al clamor de Cecilia, Carmen, Doralina, Elicely, Esperanza y otras 289 personas que necesitan que las escuchen porque llevan años buscando a sus seres queridos. Hoy me uno al Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas para rechazar enfáticamente que esto siga ocurriendo en Colombia.

Solo en el 2019 se produjeron 93 nuevas desapariciones en Colombia. Estos hechos siguen ocurriendo en medio de la absoluta indiferencia de la mayoría de la población. Esta fecha conmemorativa, declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, invita a que todos seamos conscientes de una dolorosa tragedia que sigue ocurriendo en nuestro país.

Bajo la consigna “La desaparición no es un hecho del pasado” la UBPD y 294 familias se unen para pedir justicia y explicaciones. Y hoy quiero unirme en mi columna, porque creo de manera firme que solo si tratamos de permear el entorno y entender nuestra realidad, podemos ser mejores líderes.

No sé si esta columna tenga muchos likes. No sé si muchos no entiendan el sentido de que hable de desapariciones forzadas, cuando hay voces que quieren hacer creer que aquí nada pasa. Seamos corresponsables de generar ambientes más empáticos, de criar niños más sensibles, de entender que cualquier vida vale y que el mundo se comparte sin importar quien tiene más plata o poder.

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Las voces de quienes han vivido el conflicto armado son muchísimas y lloran todavía, porque no hablamos en pasado. Este país lleva años desangrándose y no podemos ser cómplices desde la comodidad de nuestros salarios y privilegios.¡No es pasado, las desapariciones hacen parte del presente!

Si llegaste hasta aquí, reflexiona un poco y piensa que no puedes ser indolente. No se puede jugar al avestruz y pensar que nada pasa o que los malos son los demás. Bien lo decía Marthin Luther King “No me preocupa el grito de los violentos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.