CLAUDIA VARELA
Ya no más "yo no sé"
Por alguna razón dentro de mis esquemas mentales la afirmación "yo no sé" es una de las que más me cuesta codificar.
Creo firmemente en que hay que tomar decisiones y que cada vez hay más gente que se debate en la tibieza de no saber qué definir por múltiples razones y eso solo estanca la pasión y la felicidad.
En el mundo laboral es muy importante ser asertivo en la toma de decisiones a cualquier nivel de la organización, por tanto es muy relevante motivar y retener más perfiles que sean capaces de tomar decisiones.
Es claro que una baja capacidad para tomar decisiones es uno de los problemas que más barreras generan en el momento del crecimiento personal y profesional. El pánico a decidir puede estar centrado en varias fuentes tales como zona de confort, autoconfianza, importancia a lo que puedan opinar los demás, miedo a equivocarse, por ejemplo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que decidir no hacer nada en alguna situación es ya una decisión como tal.
En una organización, el personaje que no se decide a ejecutar, el que no selecciona una opción en lugar de otra, definitivamente no es un solucionador de problemas. Creo que como es obvio cada toma de decisiones en un ambiente personal o corporativo trae de manera intrínseca un compromiso, un costo que debe pagarse y que el individuo que duda no está dispuesto a pagar. Es decir, no quiere asumir el costo de perder.
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Está claro que la toma de decisiones puede tener una carga muy subjetiva, por esto en las organizaciones se debe procurar que haya claridad en las políticas y alcance de las mismas por parte de cada individuo para evitar malos entendidos. Dentro del modelo de decisión siempre impactará el estilo de pensamiento, donde para aquellos que manejen mejor la ambigüedad será muy diferente el procesamiento de una decisión frente a los que necesitan siempre planeación y estructura.
Vale la pena resaltar los cuatro estilos para la toma de decisiones de Stephen P. Robbins (Supervision Today, Prentice Hall, Upper Saddle River, NJ, 1995)
Estilo directivo: Absolutamente racional con muy baja tolerancia a los mensajes ambiguos. Aquí están aquellos que pueden decidir rápido, enfocados en corto plazo. Deciden con mínima información y haciendo evaluación de pocas alternativas.
Estilo analítico: Requiere grandes dosis de información. Estos individuos son buenos cruzando variables, analizando alternativas y tomando decisiones únicas.
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Estilo conceptual: Estilo que mezcla la tolerancia a la ambigüedad y al modo de pensar intuitivo. Tienen gran capacidad para información extensa, análisis rápido y de muchas alternativas a la vez. Pensadores del largo plazo y solucionadores con capacidad analítica. Se enfocan en el largo plazo y con frecuencia buscan soluciones creativas.
Estilo conductual: Representa a aquellas personas cuyo modo de pensar es de manera intuitiva pero cuyo grado de tolerancia a la ambigüedad es bajo. Trabajan de manera cooperativa y están abiertas a las sugerencias.
Sin importar cual sea el estilo (que además puede ser mezclado o depender de la situación) desde el punto de vista corporativo me parece muy importante valorar a aquellos que pueden tomar decisiones y que asumen ese riego a errar que es lo que hacen los valientes y exitosos.
Cada quien a su ritmo pero es vital mover las decisiones. Si esperamos que el mundo llegue a nuestras manos sin movernos nosotros por él, seguramente no vamos a tener muy buenos resultados. Ya no podemos aceptar ni dar respuestas donde arranquemos con “no sé” porque, como escribió Jorge Gonzales Moore: "A un líder lo hace la fuerza de su carácter y persistente determinación para cumplir sus sueños".
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