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“En una crisis, los bancos centrales se encuentran con la aplicación de medidas de política que nunca pensaron tendrían que implementar. Por lo tanto, la recomendación final para los banqueros centrales del mundo es nunca digas nunca”, afirma Stanley Fischer.

Coyuntura Internacional

El banquero rebelde

Stanley Fischer, uno de los economistas más famosos del mundo, está causando furor por salirse del libreto. Fue la estrella en la última reunión del FMI.

27 de abril de 2011

E­n la última reunión anual en primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), el consenso fue que si bien la recuperación mundial está cobrando fuerza, aún tiene muchas falencias: la debilidad de la Zona Euro, el aumento de los precios del petróleo y los alimentos, y los enormes flujos de capital que siguen arribando a los mercados emergentes.

Este último punto desató la mayor polémica durante el encuentro realizado en Washington a mediados de abril entre los principales líderes mundiales. Mientras para los países desarrollados estos grandes flujos se deben a la subvaloración de monedas como el yuan, para los países en desarrollo son causados por las políticas monetarias ultraexpansivas de Estados Unidos y Europa y, por tanto, defienden su autonomía y derecho a utilizar medidas como los controles de capitales.

Sin embargo, en esta ocasión, los emergentes contaron con un aliado de lujo: Stanley Fischer, afamado economista de 66 años y uno de los más prestigiosos del planeta. Aunque Fischer es actualmente el presidente del Banco Central de Israel (cargo que ejerce desde mayo de 2005) su voz tiene una enorme influencia sobre la comunidad financiera internacional. Al fin y al cabo, fue el primer subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional en los años noventa y vicepresidente del Citigroup, entre otros importantes cargos.

Durante el evento, Fischer defendió los controles de capital al decir que "ante el aumento de los diferenciales de tasas entre países desarrollados y emergentes como Israel, estos últimos se han visto obligados a imponer restricciones que, aunque poco ortodoxas, son vitales en este momento de la historia".

Si algo ha caracterizado a Stanley Fischer es su capacidad para salirse del libreto. De hecho, fue distinguido el año pasado por la revista Euromoney como el mejor director de banco central del mundo, tras haber tomado agresivas medidas.En 2008 realizó una compra masiva de reservas para debilitar el shekel (moneda de Israel) frente al dólar, sin recoger a cambio el exceso de efectivo ni esterilizar. Y, en septiembre de 2009, fue el primer banco central en elevar las tasas de interés tras la crisis financiera internacional.

Durante el encuentro mundial, Fischer también se mostró en contra de la idea de tener tasas de interés diferenciadas en la eurozona, entre los países fuertes como Alemania y las economías débiles como Grecia, y expresó su confianza en la sobrevivencia del euro.

Fischer -quien fue asesor de tesis de Ben Bernanke, actual presidente de la Reserva Federal- consideró equivocada la decisión de su pupilo de mantener el programa de estímulo monetario que viene aplicando desde hace dos años. Y dijo estar muy preocupado con el bajo crecimiento de Estados Unidos y su enorme déficit fiscal pues puede frenar la recuperación global. "Es imposible tener constantemente el enorme déficit que hemos visto en los últimos dos años", afirmó el ex profesor de MIT.

Durante la reunión quedó claro que la recuperación a dos velocidades -6,5% para los emergentes y 2,5% para los desarrollados- plantea un enorme desafío que requerirá de mucho ingenio y que obligará a las autoridades económicas a salirse de las recetas tradicionales para lograr el equilibrio financiero mundial.

Ojalá en Colombia oigan sus palabras.