COMERCIO
¡Los chinos vienen por más!: estos son sus nuevos planes
China anuncia su estrategia para ampliar las relaciones políticas, económicas y culturales con Colombia. Detalles.
Los empresarios chinos cerraron más contratos en los últimos cuatro meses en Colombia que en los 40 años de relaciones entre los dos países.
Un momento histórico viven estas dos naciones tan alejadas entre sí por la geografía y por profundas diferencias culturales que impidieron que sus relaciones prosperaran a mayor velocidad.
Esta tendencia cambió en junio de 2019 cuando el presidente Iván Duque visitó a su homólogo chino, Xi Jinping. “Fue un encuentro histórico y hubo mucha química”, dijo a Dinero el embajador de China en Colombia, Lan Hu.
Algunos interpretaron esa “buena química” entre los mandatarios como el relanzamiento de las relaciones. Muchos empresarios locales lo pedían a gritos luego del estancamiento de la economía en Europa, el colapso del comercio con Venezuela y los timonazos impredecibles del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Después del encuentro Xi-Duque comenzaron a llegar los resultados concretos. Así, entre octubre y diciembre de 2019 empresarios chinos y colombianos concretaton negocios por unos $20 billones.
El primero se definió el 17 de octubre cuando un consorcio liderado por China Harbour Engineering Company ganó el contrato para construir la primera línea de metro de Bogotá.
Luego, el 21 del mismo mes, la compañía Trina se quedó con tres contratos para la construcción de tres campos de energía solar.
La inversión de empresarios de ese país continuó el 3 de diciembre, al conocerse que la compañía Zijin Mining Group compraba la mina de oro de Buriticá, Antioquia, en una transacción que se acercó a $3,7 billones. Por último, el 23 del mismo mes, un consorcio de ese país ganó la licitación para construir y operar el sistema Regiotram, un tren eléctrico entre Bogotá y Zipaquirá.
Sin duda, la infraestructura de energía y transporte es la cabeza de playa del desembarco chino en Colombia. Como dijo Lan, “un informe de la Cepal concluye que los países de la Región deben invertir cerca de 6% del PIB en infraestructura para cerrar el déficit del sector. Vemos que en el mejor de los casos se está invirtiendo cerca de 3%, hay mucho por hacer”.
Y algunos mandatarios locales le dan la razón al diplomático. Claudia López, alcaldesa de Bogotá, anunció el interés de ampliar la primera línea de metro desde la calle 72 hasta la calle 100, en donde conectaría con la Troncal de TransMilenio de la Avenida 68, recientemente adjudicada. También dejará en el Plan de Desarrollo (2020- 2024), definida la estructuración técnica y financiera para una segunda línea de metro hasta Engativá y Suba.
Dinero supo que hay contactos entre funcionarios del Distrito con los representantes de los consorcios ganadores para evaluar la extensión de los contratos suscritos, algo que tendrá que pasar por el cedazo de los órganos de control.
Como era de esperar, este acercamiento inédito entre Colombia y China no parece tener muy cómodo a Estados Unidos, principal socio comercial de Colombia desde hace décadas.
Tan es así, que luego de la cascada de licitaciones y negocios que obtuvieron los chinos en Colombia, llegó al país el 16 de enero Adam Boehler, director general de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos. Esta entidad, que tendrá disponibles US$60.000 millones, nació hace apenas un par de meses en una clara respuesta al aumento de la influencia de China en la región.
"El presidente (Iván Duque) y yo nos reunimos hace menos de un mes, y hablamos de cómo podíamos aumentar la relación entre Colombia y Estados Unidos", dijo Boehler en su visita de enero.
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También ha habido acercamientos de algunos funcionarios ese país con asesores de gobiernos locales para evaluar proyectos que podrían financiar los norteamericanos. Una primera obra podría ser la planta de tratamiento de aguas residuales Canoas, que estructura el Acueducto de Bogotá por $4,5 billones.
La Nueva Ruta de la Seda prevé financiar grandes proyectos de infraestructura para mejorar la conectividad de los países beneficiados con China.
Los nuevos planes
Pero el dragón viene por más. El país responsable de 18% del PIB mundial, con una economía de US$14,4 billones, que tiene unos 400 millones de nuevos ciudadanos en la clase media, hace pensar en el nuevo ‘sueño chino’. Un sueño que hoy parece pesadilla por cuenta del coronavirus y sus efectos a corto plazo en la economía y confianza de inversión.
Con todo y los cerca de 3.000 muertos que deja a finales de febrero esta epidemia, los miles de afectados y el gran ruido generado a escala mundial, será difícil frenar la muy bien aceitada maquinaria industrial China en el mundo. “Quiero decirles que ya están volviendo los trabajadores a las plantas de producción y la situación comienza a normalizarse”, dijo el embajador en un claro intento para tranquilizar la situación.
Lan también anunció el interés de ampliar las relaciones y vínculos con el Congreso de la República, alcaldes, gobernadores y jueces de la República, una estrategia a la que el embajador llama “nuevos impulsos”.
El plan de trabajo de su embajada en Colombia también incluye el componente cultural, un asunto que va mucho más allá de dar a conocer la comida, las costumbres o el idioma. “Queremos construir un centro cultural en Bogotá con dinero chino. Allí habría exposiciones, muestras culturales y todo tipo de actividades”, anticipó el diplomático.
Con este tipo de infraestructura busca atraer un mayor número de residentes chinos en Colombia, una situación que facilitaría ejecutar los contratos y los proyectos obtenidos.
De hecho, otros países de la región tienen ventaja en ese tema: en Perú habría 2 millones de chinos, en Panamá unos 200.000, mientras que en el país solo hay 20.000.
Sin embargo, la relación sinocolombiana en otro nivel dejará sus mayores efectos con la eventual entrada del país a la Nueva Ruta de la Seda, de la que ya participan 19 países de América Latina y más de 100 en el mundo.
Así se llama un gran acuerdo político suscrito entre China y el resto de países, que facilita la inversión y la financiación de grandes proyectos, sobre todo de infraestructura.
En el caso colombiano, Lu habla de un borrador que está listo, pero al que le falta "más concertación".
Pero sí está claro que el ingreso de Colombia a la nueva Ruta, presentada al mundo hace 7 años por el propio Xi Jinping, representará nuevas oportunidades para la infraestructura, la agricultura y los negocios entre los dos países.
Se trata de una opción mucho más viable que un TLC del que se habla mucho, pero que está frenado por la falta de consenso político.
Algunos países advierten que la Ruta es la estrategia geopolítica de China para hacerle contrapeso a Estados Unidos; algo que descartan, como era de suponerse, los diplomáticos chinos.
La firma del ingreso de Colombia a la Ruta de la Seda se podría materializar este año durante una visita oficial de Xi Jinping, que se traduciría en un nuevo punto de avance en la relación de los dos países.
El embajador chino busca formalizar el acceso de Colombia a la Ruta de la Seda y construir un centro cultural en Bogotá.
A derribar la muralla
Según un dicho popular , mientras alguien llora, otros hacen pañuelos. En este caso, significa que hay que sacar provecho de crisis como la guerra comercial, el coronavirus y demás líos presentes en el contexto mundial.
En ese sentido, Martín Gustavo Ibarra, presidente de la firma consultora Araujo Ibarra, aseguró hace unos días que China redujo en US$92.000 millones las exportaciones a Estados Unidos en 2019, como consecuencia de la guerra comercial.
Resultaro afectados sobre todo los sectores más afectados de electrodomésticos, maquinaria, muebles, vehículos, químicos y cueros, entre otros.
En medio de esa tormenta entre las dos principales potencias del mundo, otros países resultaron beneficiados al aumentar sus ventas a Estados Unidos. Vietnam, por ejemplo exportó US$18.000 millones adicionales, México US$12.000 millones, Taiwán US$9.000 millones, mientras que Colombia aumentó en US$400 millones. Ningún país de Suramérica aprovechó más la crisis. “También debemos ver cómo importamos exportadores, es decir, atraemos a grandes empresas para que produzcan acá y vendan a Estados Unidos. Un producto con 65% de componentes chinos y 35% de obra de mano local puede llegar a Estados Unidos con cero arancel, lo que abre muchas oportunidades.”, dijo Ibarra. Pero antes de frotarse las manos hay que eliminar barreras que dificultan el comercio, algunas impuestas por el gobierno colombiano.
La primera tiene que ver con el turismo. Antes de la epidemia del coronavirus, salían de China cada año unos 500 millones de turistas, solo 15.000 llegaron a Colombia.
Falta mucho
En el encuentro entre Xi y Duque mencionaron la posibilidad de crear un vuelo entre los dos países, un gran impulso para ampliar los vínculos comerciales entre China y Colombia. Sin embargo, no está claro si Air China podría habilitar en el corto plazo una ruta de estas características, teniendo en cuenta que ambos países exigen visa a sus ciudadanos. Ana Lian, gerente general de Pandalatina, una agencia de viajes especializada en viajeros entre los dos países, cree que se debe aumentar el esfuerzo político debido a que los chinos les encanta los atractivos de Colombia como el avistamiento de aves, el Eje Cafetero, caño Cristales, las minas de esmeraldas, Cartagena y el propio Amazonas. “Es necesario trabajar muchas cosas; por ejemplo, no hay un solo hotel en Colombia especializadoen público chino”, dijo Lian. Tanto en intercambio como en inversión y conocimiento de la cultura Perú y Chile llevan gran ventaja. De hecho, este último país fue el primero en la región en abrir una embajada en China (1970), en suscribir acuerdo de libre comercio y en aceptar a China en la OMC.